El boom de las imágenes con IA: ¿Qué riesgos implican?

La línea entre edición y creación es cada vez más difusa. Si borrar una persona de una foto con IA es tan fácil como generarla desde cero, ¿dónde trazamos el límite?

Por Kiara Belich (*) 

Si tus redes sociales están llenas de imágenes al estilo Ghibli o Pixar, es porque OpenAI ha impulsado esta nueva tendencia. Una de las últimas novedades en inteligencia artificial (IA) es la posibilidad de generar contenido visual dentro de ChatGPT-4o. Lo que antes requería conocimientos de diseño y edición, hoy se logra con solo describir lo que querés ver, y el modelo lo genera en segundos. ¿Lo mejor? Es gratis y cualquiera puede probarlo. 

¿Cómo generar una imagen con IA? 

Solo tenés que ingresar a ChatGPT y escribir un prompt, es decir, describir la escena que querés crear. Por ejemplo: “Quiero una ilustración de Messi en el universo Pixar, leyendo el diario”. ChatGPT se encargará de transformar esa descripción en una imagen única. También es posible pedirle ajustes, como “Quiero que agregues un mate”. El sistema hará el cambio manteniendo la calidad y el detalle. 

Otra función destacada es la posibilidad de subir una foto y pedirle a la IA que la reinterprete en distintos estilos, como Muppets, Los Simpson o Disney. Esta herramienta se volvió viral en redes sociales por su impresionante capacidad para transformar imágenes en distintos estilos, llegando incluso a saturar el sistema por la demanda. Personas de todo el mundo comparten sus creaciones, y hasta celebridades y grandes marcas se sumaron a este fenómeno. El impacto ha sido tan grande que incluso el CEO de OpenAI, Sam Altman, cambió su foto de perfil en X (antes Twitter) por una ilustración generada con esta herramienta. 


Imágenes con IA: el proceso detrás  


Aunque la función de crear imágenes con tecnología avanzada no es nueva, su evolución ha sido notable. Antes, ChatGPT generaba el texto y luego lo enviaba a modelos como DALL•E. Ahora, todo ocurre en la misma plataforma, lo que permite obtener resultados más precisos y detallados 

Gracias a su versatilidad, esta herramienta se está usando en múltiples áreas, desde ilustración artística hasta contenido visual para marketing y educación.  


La polémica con Ghibli 


El uso de IA en el arte ha generado un debate sobre la apropiación de estilos sin consentimiento de los creadores. Un caso emblemático es el de Studio Ghibli.  

Hayao Miyazaki, cofundador de Studio Ghibli, ha sido un fuerte crítico de la animación creada por modelos automatizados. En un video que resurgió recientemente, expresó su rechazo: “Nunca desearía utilizar esta tecnología en mi trabajo en absoluto. Creo que esto es un insulto a la vida misma”. 

El dilema ético radica en la falta de transparencia sobre cómo se entrenan estos modelos. OpenAI no ha confirmado si utilizó ilustraciones de Ghibli sin autorización, y el estudio japonés no ha hecho declaraciones al respecto.  


Etiqueta de IA 


Con los avances tecnológicos, cada vez es más difícil diferenciar una imagen real de una creada con IA. Para evitar la desinformación, plataformas como Instagram han implementado un aviso en la parte superior de los contenidos generados con esta tecnología: “Información de IA”. Pero ¿hasta dónde llega esta etiqueta? Hoy, sistemas avanzados permiten editar fotos de forma sencilla y rápida. Acciones que antes requerían programas como Photoshop y conocimientos técnicos, como borrar personas de un fondo o mejorar la iluminación, ahora pueden hacerse en segundos y sin experiencia previa. 

Entonces, ¿deberían llevar la misma etiqueta las imágenes completamente generadas por IA y aquellas que solo han sido retocadas con ella? La línea entre edición y creación es cada vez más difusa. Si borrar una persona de una foto con IA es tan fácil como generarla desde cero, ¿dónde trazamos el límite? 


La protección de datos: ¿Qué estás compartiendo? 


Subir fotografías a plataformas de IA no es un simple juego. Aunque parezca inofensivo, cada foto puede contener datos personales, que muchas veces pasan desapercibidos. 

Según la política de privacidad de OpenAI, al aceptar las condiciones de uso, el usuario autoriza el procesamiento de estos datos, lo que puede implicar su utilización para mejorar la tecnología e incluso entrenar futuros modelos de IA. 

En Argentina, la Ley 25.326 de Protección de Datos Personales tiene por objetivo la protección integral de los datos personales, pero aún necesita actualizarse para abordar estos nuevos escenarios. Por eso, es clave que los usuarios lean los términos y condiciones y comprendan qué comparten, con quién y con qué fin. La responsabilidad de resguardar nuestra privacidad también recae en nosotros. 


El costo oculto de la IA 


El debate no es solo legal, sino también cultural. ¿Somos realmente conscientes de lo que implica dar nuestro consentimiento digital? No solo se trata de los datos que compartimos, sino también del costo ambiental que conlleva, como el consumo de agua en la generación de imágenes con IA. ¿Estamos informados sobre estos impactos o simplemente aceptamos sin cuestionar? Entender las implicancias de nuestras decisiones no solo nos permite usarlas de manera responsable, sino también exigir mayor transparencia y regulación. 

(*) Miembro del Instituto de Derecho e I.A del Colegio de Abogados y Procuradores de Neuquén dirigido por la Dra. Vanesa Ruiz. 


Por Kiara Belich (*) 

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