Milei y un relato para los tiempos de crisis

El fracaso de la ley Ómnibus desnuda la incapacidad del Gobierno para afianzar los lazos políticos con un sector que está muy dispuesto a colaborar con él. El presidente pareciera tener fuertes argumentos para avanzar con su ajuste. En Río Negro, Weretilneck usará fondos propios para reemplazar subsidios al transporte que perdió.


Así como durante los años de Cristina, en cada crisis política surgían novedades contra el Grupo Clarín o cuando en los años de Macri en cada tormenta también aparecían novedades judiciales contra ex funcionarios de Cristina Kirchner, ahora Javier Milei decidió reforzar el discurso anticasta, que predominó en la campaña, pero con una sobreactuación de la intransigencia, como el martes pasado en la fallida sesión por la “la Ley Ómnibus”. Cuando el tema naufragó el Gobierno buscó capitalizar la discusión diciendo que “la ley era para el pueblo y no para el Gobierno”. En esta discusión de buenos y malos, Milei intenta mostrarse como el héroe que quiere liberar al pueblo y los villanos son los gobernadores que no dejaron sacar la ley.

A pesar de haber quedado de manifiesto la debilidad política de Milei en el Congreso, el fracaso de la ley no pareciera ser clave en el plan económico del Gobierno. Por ejemplo, el capítulo de hidrocarburos de la ley no modificaba de manera sustancial la producción que ya tiene Vaca Muerta, que crece a pasos agigantados con el marco legal actual. La ley era más bien una declaración de principios que una reforma imprescindible para la gestión y la baja de la inflación.

El fracaso de la ley desnuda más bien otra cosa: la incapacidad del Gobierno para afianzar los lazos políticos con un sector que está dispuesto a colaborar con él. A la luz de los hechos, el Gobierno está solo dispuesto a recibir con los brazos abiertos a aquellos que solo se sumen para ser incondicionales a la causa de “la reconstrucción de la Argentina”. No está dispuesto a incentivar la construcción de una alianza. Su posición es la inversa: aquellos que quieran aliarse a él serán bienvenidos.

Milei aún tiene margen para estos movimientos, porque aún goza de una alta imagen positiva, sumada al desconcierto de la oposición amigable, que tiene en su base electoral un componente de expectativa en que el presidente tenga éxito. Lo mismo sucede con los gobernadores: Milei arrasó en el interior, por lo que el enojo por la caída del poder adquisitivo estará repartido entre el gobierno local y el nacional. Incluso, las provincias que ya tienen atrasos salariales crónicos, ¿cómo se presentarán este año ante la falta de recursos para afrontar sus gastos? La paritaria docente de marzo será una primera prueba de fuego par los gobernadores.

Lo que más lamentan el Gobierno y los aliados fue que haya sido el gobernador de Córdoba quien trabó la discusión por la coparticipación del impuesto país, porque el distrito más beneficiado es la Provincia de Buenos Aires. El gobernador Axel Kicillof encontró en el enojo de Llaryora un servicio invaluable a la defensa de sus intereses. Lo mismo pasa en La Rioja, Formosa o Santiago del Estero que dependen en un 80% de los ingresos que le llegan de Nación. Esto no es solo coparticipación, sino también transferencias del tesoro y subsidios. Es decir que el panorama para los gobernadores para los próximos meses es de alerta máxima. Milei, provocador, desde Roma le mandó un mensaje al gobernador cordobés. “Está llorando por 20 mil millones de pesos y gasta 27 mil millones en pauta oficial”.

Frente a ese discurso, Milei pareciera tener fuertes argumentos para avanzar con su ajuste. En el caso de Río Negro, Alberto Weretilneck ya dijo que iba a reemplazar los subsidios al transporte que le quitaron con fondos provinciales. Cada uno buscará su propia receta.

El ritmo vertiginoso actual hace pensar que las elecciones de medio término del año próximo están muy lejos, pero en este contexto se convierten en un norte de corto plazo que obliga al Gobierno a organizarse para robustecer un oficialismo que hoy es muy débil. El presidente ya dijo en Israel que aspira a ganar las elecciones del 2025, porque “la sociedad volverá a darle la espalda a ‘la casta’” y allí podrá avanzar con más reformas. Si Milei se sigue consolidando como un líder popular, es probable que se termine construyendo una nueva alianza junto con el sector del PRO más alineado con Mauricio Macri, con Miguel Ángel Pichetto y tal vez con el radicalismo de Rodrigo De Loredo. El estilo Milei ya está reconfigurando la vida de los partidos políticos.


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