Pobreza en Neuquén: los indicadores mejoran, pero la realidad cuenta otra historia
Una de las principales limitaciones de la medición de la pobreza por ingresos es que toma en cuenta solo una dimensión, dejando de lado el carácter multidimensional y su dinámica de producción, así como su carácter estructural .

Según los datos publicados recientemente por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), correspondientes al primer semestre de 2025, el conglomerado Neuquén-Plottier se posiciona como una de las áreas geográficas del país con mayor reducción interanual de los índices de pobreza e indigencia. Las estadísticas, a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), indican que la pobreza alcanza al 26,0 % de las personas y la indigencia al 4,6 %.
Si bien estos porcentajes son inferiores al promedio nacional y a los registrados en el mismo período del año anterior, la percepción en las calles y en los hogares neuquinos muestra una realidad distinta, marcada por los altos costos de vida y la creciente dificultad para cubrir necesidades básicas.
La inflación en Neuquén durante el mes de agosto fue del 2,8 %, superando al promedio nacional (1,9%), según las estadísticas oficiales. Entre las divisiones que más contribuyeron al aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC), se destaca el rubro vivienda, agua, electricidad y otros combustibles, que encabezó el impacto inflacionario del mes, impulsado principalmente por aumentos en alquileres, electricidad y gas natural por red. Es un dato que no deja de ser paradójico: en pleno corazón de Vaca Muerta, donde se ubica la mayor reserva de gas no convencional del país y una de las más importantes del mundo (la segunda después de China), y donde nace el gasoducto Néstor Kirchner, hay familias que no tienen acceso a una vivienda, no tienen acceso al gas o enfrentan subas en las tarifas.
Un dato no menor es que la pérdida del poder adquisitivo y de la capacidad de consumo de la población está empujando a un porcentaje significativo de los sectores de clase media baja hacia la pobreza, o hacia una situación de “pobreza intermitente”, caracterizada por entradas y salidas constantes de los umbrales económicos que definen esta condición. Se trata de familias que aún conservan rasgos propios de los sectores medios de la sociedad, como el acceso a ciertos bienes y/o servicios, pero que, mes a mes, se sienten pobres en función de su capacidad, cada vez más limitada, de llegar a fin de mes. Esta realidad, en la que los salarios pierden valor frente a la inflación, impulsa el pluriempleo, que surge como una alternativa frente a la pérdida sostenida del poder adquisitivo.
Resulta difícil de entender: a pesar de que los índices de pobreza e indigencia se encuentran en descenso en el conglomerado Neuquén-Plottier, e incluso por debajo de la media nacional, el pluriempleo se consolida como una condición cada vez más extendida para muchas familias. Sin dudas, esto obliga a repensar qué tan representativos son algunos indicadores a la hora de reflejar las reales condiciones de vida de la población. Allí se revela una de las principales limitaciones de la medición de la pobreza por ingresos: toma en cuenta solo una dimensión y lo convierte en un indicador meramente descriptivo, dejando de lado el carácter multidimensional y su dinámica de producción, así como su carácter estructural y las dinámicas complejas que la generan y reproducen.
Las diversas formas de nombrar la pobreza e intervenir sobre ella, en tanto fenómeno social y político, condensan no solo modos de significarla, sino también de actuar sobre ella. Por ello, su vinculación con la definición de lo político, con las políticas públicas y con los procesos de toma de decisiones resulta fundamental.
Jacqueline Beaujeu-Garnier, geógrafa francesa, lo decía con claridad: la producción de datos sociodemográficos es fundamental, pero su verdadero valor radica en cómo se interpretan y contextualizan. Quizás ahí esté la clave: entender que detrás de cada número hay historias, territorios y desigualdades que no siempre aparecen en los indicadores, pero que definen la vida cotidiana de miles.
* Docente e investigador del Departamento de Geografía, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Comahue.

Según los datos publicados recientemente por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), correspondientes al primer semestre de 2025, el conglomerado Neuquén-Plottier se posiciona como una de las áreas geográficas del país con mayor reducción interanual de los índices de pobreza e indigencia. Las estadísticas, a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), indican que la pobreza alcanza al 26,0 % de las personas y la indigencia al 4,6 %.
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