Responsabilidad intergeneracional y políticas

Marcelo Medrano*


En el debate democrático, resultará interesante presenciar las tensiones y discusiones acerca de por qué determinada ordenanza, ley o política pública piensa solo el hoy o realmente a las generaciones que nos siguen.


La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, teniendo en cuenta diversos antecedentes, muchos de ellos vinculados al medio ambiente (pero no exclusivamente), proclamaron en el año 1997 la Declaración sobre las Responsabilidades de las Generaciones Actuales para con las Generaciones Futuras.

Una de las motivaciones esenciales de la Declaración, es que no se comprometan las necesidades ni los intereses de las generaciones futuras y legar a éstas un mundo mejor.

Solo la cuestión referida a las significaciones de responsabilidad y mundo mejor nos interpela profundamente. Invito a la reflexión.

Sí es importante hacer notar que el legado que se pretende refiere a mejor mundo, no peor, ni siquiera igual.

Desde esta perspectiva tan clara, hay un contexto determinante que no puede omitirse, el orden neoliberal, constituye en realidad, no un proyecto económico, si no una racionalidad, discursos, prácticas, normas, relaciones y subjetividades. A la razón neoliberal le resulta inocua la explicación, porque en realidad es ella la que nos explica el mundo.

Parte de esta razón, compleja, por cierto, elabora matrices de presente permanente, las inequidades, desigualdades insostenibles y destrucción a escala (por ejemplo, del medio ambiente), absolutamente absurdas y extremadamente difíciles de explicar solo tienen cierto sostén por esta incapacidad general de mirar hacia adelante.

Ahí funciona parte de la racionalidad explicativa.

Todo es presente, y el futuro veremos…

Esta manera de comprender y actuar nuestro mundo nos hace parte de un imaginario que básicamente sostiene, intentar generar la mayor capacidad económica posible para que nuestra familia, hijas e hijos, puedan “salvarse”.

Desde una visión pragmática, no estaría funcionando pues los índices de pobreza y desigualdad expresan lo contrario.

Desde una visión ético/política/social, tampoco: no hay sociedades decentes donde la matriz relacional se sostenga con privilegios de parte de la población sin tener en cuenta a quienes no logran pisos mínimos de dignidad. No es necesario historizar este punto para comprenderlo.

Por último, no existen políticas públicas neutrales, las políticas públicas se enmarcan en una racionalidad, en un diseño institucional, en esquemas interrelacionados, proyectos y fines.

Desmontar la razón actual que nos vincula, y las estructuras que nos condicionan, resulta una tarea sumamente dificultosa, a mediano plazo y desde ya indispensable. Sería la causa de causas, sin dudas.

En medio, camino a tal real utopía, podemos ir pensando algo, tal vez sencillo, pero importante en el trayecto.

Justificar cada norma y política pública desde la visión intergeneracional.

Lo legal normativo, que generalmente es lo de menos, tiene en tanto Tratados, Convenciones, Constituciones, y Cartas Orgánicas bases de consenso que regulan el futuro. Cantidad de normas y todos los ordenamientos protegen los futuros.

El problema es el poder real, destructor de ingenuos, lo sabemos.

Pero al menos, que nos exijamos, ahora que todas y todos vivimos las campañas electorales, justificar cada impulso y política en términos de garantizar que será para mejorar el mundo que dejamos, no solo constituye un excelente correctivo si no una obligación personal y funcional. Por eso también lo de responsabilidad.

En el debate democrático, también resultará interesante presenciar las tensiones y discusiones acerca de por qué determinada ordenanza, ley o política pública piensa solo el hoy o realmente a las generaciones que nos siguen. Y en última instancia interpelarnos -una vez más-, y sin hipocresías poder exponer: no aprendemos del pasado, solo somos presente (triste y desigual presente), no nos interesa el futuro. Mirando a los jóvenes, niñas y niños a los ojos.

* Abogado neuquino.


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