Weretilneck-Pesatti, frente a un quiebre ignoto

El oficialismo, el gobierno, camina por un sendero desconocido y alterado.

Weretilneck decidió el plan electoral de JSRN y dejó afuera a su histórico vice, Pedro Pesatti. No lo eligió como candidato al Senado y lo hizo con la misma razón con la que inicialmente lo ubicó a su lado. Valoraba -entre otras condiciones- su pertenencia peronista pero, en esta ocasión, esa posición aggiornada en un anti-mileista, con intensa actividad, motivó su apartamiento.

Pesatti no encaja en su intención de que JSRN se ofrezca al electorado como propuesta intermedia, con mensaje provincialista, y destinada a lidiar con la polarización que proponen la fuerza libertaria y el frente opositor.

Las encuestas nada bueno señalan de la gestión. Solo el gobernador mantiene una alta consideración y, por eso, asumirá la elección y la campaña como propia, con candidatos -Facundo López, Andrea Confini y Juan Pablo Muena- de su creación y con garantía de fidelidad. Peligrosa apuesta, que además conserva el rasgo de centralismo y ratifica el ciclo endogámico.

A su diseño le añade una táctica territorial, centrada en el despliegue del aparato estatal provincial y lo que incorporen intendentes de JSRN y aliados. “Weretilneck y López -elegido también por sus hilos internos- pueden activar y mejorar el instrumento electoral” con los jefes comunales que están ansiosos por promesas para el 2027, describió un político retirado, pero un baqueano en la materia.

La reacción pública de su segundo sorprendió, especialmente al gobernador. No fue suficiente, esta vez, su persuasión. Fue una respuesta “defensiva”, explican al lado del vice.

“Pedro, solo es una candidatura”, le dijo Weretilneck frente al enfado de Pesatti. “Así, no puedo seguir en JSRN”, le había dicho el viedmense, sabiendo que la separación proyecta mucho más que quedar afuera de la pugna de octubre.

El cipoleño ordenó no hablar del tema y entiende que “el tiempo sanará”. Igual, la perplejidad continúa porque es un quiebre y un estado inexplorado.

El inusual desmarque de Pesatti generó un recelo en Casa de Gobierno, puntualmente el temor de que su decepción y su relación personal con Sergio Massa deriven en un acuerdo político-electoral. No sucederá eso ahora.

Pesatti calibra cada paso. Meditó su mensaje durante casi un día, lo publicó y se silenció. Espera. Hay ánimos osados en su entorno, pero en él prevale un orden oficial. “No voy a confrontar con Alberto, antes me voy a mi casa”, repitió ya en otros desengaños, por cierto menores.

De la Residencia, el viedmense se fue convencido -tal vez, con un relato del anfitrión- de que el “veto” se originó en un pedido libertario y, como contrapartida, Aníbal Tortoriello no tendría lugar en la lista de LLA.

El presente no convalida ese relato. Las intenciones y las negociaciones de mileistas y el diputado siguen intactas, a pesar de las discusiones por las ubicaciones. La cúpula provincial de LLA insiste con Tortoriello como segundo al Senado, detrás de Lorena Villaverde, y Damián Torres al frente para la Cámara Baja. El diputado pretende ese primer lugar y, para eso, confía en renovadas juras de los Menem, los armadores.

El jueves hubo un encuentro de Karina Milei con sus jerarcas provinciales, entre ellos, Villaverde. Existió una novedad: si no hay acuerdos en los distritos, los candidatos saldrán del mando central y serán presentados por apoderados nacionales. No habrá desvíos.

En el PJ remarcan que su nómina casi no tuvo reproches públicos, aun sus retractores, y que eso muestra el sólido alineamiento. Abrió la charla con socios de Fuerza Patria. Nada indica cambios.

El peronismo goza de los desvaríos ajenos. Tiene razón. La inestabilidad, en este momento, recae en sus adversarios.