Libro nuevo: ¿Cuál es el origen de los saqueos?

“La larga historia de los saqueos” es el resultado de un revelador trabajo de Gabriel Di Meglio y Sergio Serulnikov. En esta entrevista, los compiladores adelantan algunas de las hipótesis que surcan este texto coral sobre una práctica en tiempos de crisis y no tanto.

Los saqueos persisten en el imaginario como una forma de protesta asociada a los picos de conflictividad social de los últimos veinte años, aunque su origen remite a las luchas por la Independencia y se extiende a los tiempos de consolidación democrática, según rastrea “La larga historia de los saqueos en la Argentina”, un texto coral sobre los disparadores de esta práctica que condensa la canalización de emociones y el rédito material.

Los saqueos están tan naturalizados en la agenda pública como los piquetes y los cacerolazos, pero su lógica y sus alcances son mucho menos asequibles que esos dos emergentes contemporáneos del malestar social.

“La larga historia de los saqueos en la Argentina”, un ensayo multidisciplinario compilado por Gabriel Di Meglio y Sergio Serulnikov, inscribe esta práctica en un proceso que involucra propósitos y actores sociales múltiples, desdibujando la mirada clásica que la vincula exclusivamente a sectores marginales en contextos de hiperinflación, desocupación o desamparo estatal.

En esa línea se leen los episodios perpetrados en 1930 y desde 1953 a 1955, que en el libro aparecen contextualizados como parte de las tensiones que acompañaron el surgimiento de los dos partidos políticos más significativos del siglo XX, el radicalismo y el peronismo.

“En su origen, fueron manifestaciones de violencia política vindicativa en un contexto donde las reglas básicas, elementales, del sistema político estaban en discusión”, destaca Di Meglio, investigador del Conicet y director del Museo Nacional del Cabildo.

“Los saqueos, a diferencia de formas institucionalizadas u organizadas de protesta como las huelgas o lo piquetes, son fenómenos híbridos, complejos, de significaciones múltiples. La protesta se actualiza en el mismo acto que se satisface una necesidad imperiosa”, afirma a Télam el historiador Serulnikov, doctorado por la State University de Nueva York y actual director de posgrado en Historia de la Universidad de San Andrés.

P- ¿En qué momento los saqueos se incorporaron a la agenda como una variable disponible para presionar a los gobiernos?

Sergio Serulnikov- Sin duda, 1989 es el punto de partida. Fue la primera vez en la Argentina contemporánea que surgen saqueos masivos a comercios por motivos económicos. Lo que hasta entonces conocíamos, limitándonos al siglo XX, eran los saqueos vinculados a la caída de los gobiernos radical y peronista en 1930 y 1955, es decir como expresiones de violencia política vindicativa. Por un lado, los episodios de 1989 marca la aparición de un actor social del que no se tenía hasta entonces un claro registro como fuerza política con peso propio, esto es, los nuevos pobres: trabajadores pauperizados, desempleados o precarizados. Una pobreza cuantitativa y cualitativamente distinta a lo que hasta entonces se reconocía como tal, que eran, en esencia, las villas miserias y los tradicionales bolsones de pobreza. Por otro lado, irrumpe una modalidad muy específica de acción colectiva que son los asaltos a comercios.

Gabriel Di Meglio- Es la época, y después también, se piensan los saqueos de 1989 como un episodio aislado, un subproducto de esa coyuntura excepcional que fue la hiperinflación de los últimos meses del gobierno de Alfonsín. Hoy sabemos que no fue así. Si es cierto que reaparecieron con el nuevo brote hiperinflacionario de los inicios del menemismo, comenzaron también a hacerlo en contextos muy distintos, como las puebladas del interior (como el Santiagueñazo en 1993) y por supuesto, en escala mucho mayor aún, en 2001, donde el problema no era la hiperinflación sino la brutal recesión, el desempleo de dos dígitos, el corralito y demás.

P- ¿Los saqueos se dan siempre en contextos de anomia social? ¿Cómo opera lo que sostiene el historiador Carlo Ginzburg acerca de que en la aplicación del derecho al saqueo afloran valores y tensiones latentes en períodos de normalidad?

G.D.M- No hay duda de que los saqueos tienden a aparecer en situaciones excepcionales, o momentos de extrema tensión social, como los hechos de violencia racial en EE. UU. También lo hacen por ejemplo en ocasiones donde se debilitan los mecanismos de control, por ejemplo el prolongado apagón de electricidad en Nueva York en 1977 o los saqueos ocurridos tras la coronación de los Chicago Bulls, el equipo de la NBA, en 1992. Ginzburg dice que este tipo de manifestaciones de violencia no significaron para nada la interrupción de los valores imperantes. Por el contrario, sacan a la superficie conflictos fundamentales que, por otros medios y de maneras más o menos socavadas, impregnan las relaciones entre distintos grupos sociales en momentos de normalidad. Son una suerte de megáfonos de conflictos subyacentes. Así mirado, los saqueos son lo opuesto de la ausencia de valores.

De Siglo XXI, a $ 350.

“En su origen, [los saqueos] fueron manifestaciones de violencia política vindicativa en un contexto donde las reglas básicas del sistema político estaban en discusión”,

define Gabriel Di Meglio.

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“En su origen, [los saqueos] fueron manifestaciones de violencia política vindicativa en un contexto donde las reglas básicas del sistema político estaban en discusión”,

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