Otro accidente con fourtrax en Las Grutas 

Esta vez un niño de 13 años que manejaba un cuatriciclo se accidentó en la playa al chocar con otro de la misma edad.

LAS GRUTAS Otra vez los cuatriciclos son noticia. Esta vez, dos niños de 13 años que conducían sendos vehículos chocaron entre sí y uno de ellos terminó lesionado e inconsciente sobre la arena. Luego fue trasladado al Centro de Salud de Las Grutas, donde se le realizaron las curaciones correspondientes.

El hecho volvió a avivar el fuego sobre estas controvertidas máquinas que más allá de ser muy entretenidas, útiles, potentes y de generar sensaciones extraordinarias, deben ser conducidas exclusivamente por mayores acreditados -al igual que cualquier otro vehículo motorizado-; no pueden circular por determinadas zonas según establece una ordenanza reciente y además, no pueden ser alquilados libremente sino que deben formar parte de una excursión con un guía responsable.

Acerca de este hecho concreto existe mínima información debido a que la Policía participó muy poco para determinar las circunstancias y no dio datos al respecto, esgrimiendo fundamentos de jurisdicción. En tanto, el propietario del local de alquiler Rocío Trax, donde había sido rentado el vehículo optó por insultar, perseguir y finalmente echar a piedrazos a los periodistas de este medio, impidiendo que se tomaran fotos en el lugar del accidente (ver aparte). Mientras, tendido en la arena, inconsciente, el chico esperaba asistencia.

El hecho ocurrió a 300 metros al sur de las Piedras Coloradas, varios kilómetros antes de El Sótano, sobre la playa. En ese lugar está expresamente prohibido circular en cuatriciclos tanto en la costa del mar como en los médanos.

Más claro es aún que un niño de 13 años no puede conducir esos vehículos que adquieren una velocidad impresionante gracias a su potente motor.

Sin dudas en estos sucesos existen responsabilidades compartidas. Principalmente por parte de los padres que imprudentemente autorizan a los menores a conducir. En segundo término las empresas de alquiler de estos vehículos que no terminan de evitar de una vez por todas que los clientes transiten por esa zona prohibida y que a mitad de camino cambien los conductores pasando a tomar el comando un chico de 13 años.

Y también existen carencias por parte de los entes de control. La Municipalidad, la Policía y la Provincia se tiran la pelota unos a otros. La ordenanza es clara y desde hace unos días comenzó a verse mayor firmeza por parte del Municipio para controlar esta cuestión.

Se les aseguró a los propietarios que va a haber sanciones. Sin embargo, al control los inspectores lo ejercen en la planta urbana y parte de los alrededores. Más allá, la Piedras Coloradas, El Buque y El Sótano son tierra de nadie. Los fourtrax circulan por donde quieren. La Provincia, en tanto, estableció que la Bahía San Antonio es un Area Natural Protegida, pero no puso un solo guardafaunas ni nadie que controle la preservación del lugar. Y la Policía se niega a ocuparse del Tránsito ya que no es su jurisdicción.  

La agresión producto de la intolerancia

El lector podrá notar que en esta nota faltan datos precisos sobre las circunstancias del accidente. Tampoco hay una foto ilustrativa de cómo quedó el cuatriciclo ni de cómo el pequeño fue trasladado al Centro de Salud en la ambulancia.

La obtención de estos registros fue impedida por la intolerancia, la pedrada impune y la brutalidad. El propietario de Rocío Trax, conocido como Antonio, fue quien, al momento en que los cronistas de “Río Negro” llegaron a unos 20 metros del accidente a cumplir con su función -luego de ayudar a desencajar la ambulancia que se había quedado en la arena-, optó por la violencia. La foto era información.

La pedrada duele pero se cura. Los equipos fotográficos afortunadamente no fueron dañados. Tampoco hubo lesiones graves. Pero, siempre que hay agresiones a la prensa los que pierden no son los periodistas, sino el lector que hoy se entera de los hechos a medias


Exit mobile version