Para el juez, «El Clavo» estuvo de campana y el asesino huyó en su bicicleta

Cree que el detenido iba a sacar al criminal de Cipolletti en el auto de Ariel Villa.

ROCA (AR).- Para el juez Juan Torres, las pruebas que incriminan a Orlando «El Clavo» Sandoval como partícipe primario en el triple homicidio del laboratorio, son contundentes.

El magistrado concluyó que el detenido realizó un «reconocimiento del terreno» en los días previos a la masacre. Pero además, ofició de «campana» mientras se cometía el asesinato de Mónica García, Carmen Marcovecchio y Alejandra Carbajales, mientras que Ketty Bilbao salvaba milagrosamente su vida.

Consideró que la bicicleta utilizada por el asesino para escapar, y con la que protagonizó una caída en Mengelle y O»Higgins donde se le rompió un frasco de ácido acético, es la de «El Clavo» Sandoval. Incluso, es el mismo rodado en el que se movilizaba el sospechoso, y que utilizó para regresar a la escena del crimen.

Para el juez, la identidad de el o los asesinos es conocida por Sandoval y por Ariel Villa, el otro imputado al que se le dictó la falta de mérito, pero que a pesar de recuperar la libertad, sigue ligado a la investigación.

«El Clavo» había declarado ante el juez que el jueves 23 de mayo pasado, entre las 17 y las 18, tomó mate con un vecino evangélico, y dijo que le había llevado ropa. Aseguró que la vuelta que daba en bicicleta para hacer gimnasia, le demandaba dos horas.

Luego manifestó que salió de su vivienda entre las 18.30 y las 19 para andar en bicicleta. Vio un amontonamiento de gente, se acercó a un policía y le preguntó qué pasaba. Luego se fue a una rotisería donde preguntó si tenían cambio y el precio de la docena de empanadas. Se fue sin comprar. Al cruzar el paso nivel, lo detuvieron.

También declaró que dos o tres días antes de ser apresado, fue a un taller a preguntar por su auto.

Sin embargo, el juez rebatió uno a uno sus dichos. «Es indudable que la versión que brinda Sandoval de lo realizado a partir de las 19, queda completamente desvirtuada», dijo Torres.

«No es cierto que entre las 17 y las 18 estuvo tomando mate con el vecino evangélico, y que le llevó ropa. Este dijo que tomó mate a las 15.30 y negó lo de las prendas», argumentó.

Según el magistrado, mintió sobre la visita al taller. El mecánico aseguró que Sandoval fue a ver su auto el jueves 23 «un poquito antes de las 20», a pesar de que ya le había dicho que lo tendría para el otro día.

También rebatió la versión de la rotisería. La empleada dijo que generalmente tenía cambio, y que los precios están en una pizarra en la vereda.

Según había declarado Sandoval, su vuelta en bicicleta le llevaba cerca de dos horas. «Si vemos el momento de su detención, a las 23.05, estuvo cuatro horas», señaló Torres.

Es así que concluyó que ese tiempo no estuvo andando en bicicleta, y que el rodado fue utilizado por el asesino.

En base a testimonios, los investigadores establecieron que a la hora en que «El Clavo» debería haber estado andando en bicicleta, estaba comprando una caja de vino tinto en una despensa. Desde allí, se fue a buscar su auto al taller, que tal como se lo había dicho el mecánico, no iba a estar terminado.

Con respecto a la bicicleta, señalaron que la que usó el asesino para huir es la que habitualmente utiliza Sandoval. Incluso se detectó ácido acético en la rueda delantera, ya que hasta allí llegaron los perros de la división canes de la Policía Neuquina.

Esto se habría producido, cuando el asesino se cayó con la botella de ácido.

Con respecto a la fuga de el o los asesinos, el juez consideró que «se tenía prevista de antemano la llegada a su domicilio y la asistencia necesaria para alejarlos del lugar. Se pensó en un primer momento que pudo haber utilizado el auto de la novia de Villa, pero el Renault 9 tenía problemas para arrancar. Sin embargo, no fue impedimento para lograr materializar la huida por otros medios».

Dos recorridos de los perros

ROCA (AR).- Dos grupos de perros adiestrados fueron utilizados por los uniformados durante las primeras horas de la investigación del caso. Uno fue de la Policía de Neuquén, y el otro del grupo Bora.

El primero siguió el rastro desde el laboratorio hasta el inquilinato de «El Clavo» Sandoval. Los perros del Bora rastrillaron desde el inquilinato a las cercanías del laboratorio, aunque por calles distintas a las que llegaron los perros neuquinos.

La hipótesis de los investigadores es que los canes de Neuquén siguieron el rastro del asesino, mientras que los del Bora, el olor que dejaba la bicicleta, que ya por ese entonces la tendría Sandoval, quien se dirigía al lugar de los hechos.

Para ello, fue determinante la caída que sufrió el desconocido asesino en la bicicleta, ya que allí se manchó con ácido la rueda delantera y el cuadro.

Según los pesquisas, Sandoval concurrió al lugar para asegurarse del resultado del ataque.

Cerca de 20 testigos pudieron aportar datos de la bicicleta, cuando cayó el asesino. Todos coinciden en que se trata de la misma que utilizaba habitualmente «El Clavo».

El grupo de la despensa

ROCA (AR).- El asesino de las tres mujeres en el laboratorio, había sido visto anteriormente en una despensa de Cipolletti, donde un grupo se juntaba a comer asados.

Así se desprende de los dichos de uno de los tantos testigos que lo vieron caer de la bicicleta. Esta persona lo conoce de vista, pero ignora su identidad.

El testigo aseguró que el asesino llevaba un portafolio debajo del brazo izquierdo cuando se le cayó también la botella de ácido acético.

Dijo que el sujeto se paró, se pasó las manos por la ropa -estarían impregnadas en ácido- y lo miró. Al caerse la capucha le pudo ver el cabello ondulado, negro hasta los hombros, cara bien flaca, barbudo y piel negra. Le llamó la atención los pelos bien largos de la cara.

Dijo que amagó como para bajarse, pero esta persona le hizo señas que estaba bien. Luego se pasó una mano por la boca y le señaló el camino, interpretando que le decía que se callara y que siguiera.

El detalle del portafolio también fue aportado por otro testigo. En este caso hizo referencia a que era una especie de sobre color azul.

Lo que se trata de establecer es si ese sobre fue sacado del laboratorio o lo llevaba el asesino.

No se descarta que allí haya llevado el arma de fuego o algún arma blanca, utilizada para ultimar a las tres mujeres y dejar gravemente herida a Ketty Bilbao, la única sobreviviente.

Una persona violenta

ROCA (AR).- «El Clavo» Sandoval no gozaba de buen concepto entre el vecindario. Al menos seis personas lo describieron como una persona violenta, que solía andar tomado o drogado, y lo acusaron de algunos abusos y que hacía alarde de ello.

Los nombres de quienes hacen estas afirmaciones figuran en el expediente, pero sus identidades se mantienen en reserva por una cuestión de seguridad. A continuación algunas frases que están en el expediente:

* «Casi todos los días andaba ido, como loco. Es una persona violenta, nerviosa, agresiva. Andaba como desorbitado. Parecía que quería demostrar que era una persona peligrosa».

* «La persona que vivía donde ahora lo hacía «El Clavo» se tuvo que ir porque Sandoval lo amenazó de muerte varias veces y lo golpeó. Se fue por miedo. Ebrio no lo vi, pero sí con los ojos humedecidos. Lo notaba un poco más alegre de lo normal».

* «Con un grupo de amigos me juntaban en una placita del barrio Arévalo a tomar un vino o una cerveza. Empezó a ir Sandoval y las cosas cambiaron. Nos fuimos a otro lugar porque llegaba borracho o falopeado, armado con un cuchillo y un revólver. Les pegó a dos de los muchachos del grupo y quiso violar a dos chicos».

* «Era medio loco, decía cualquier cosa. Andaban comentarios que era drogadicto y que robaba».

* «Era una persona agresiva. Un día entró violentamente a mi pieza, previo patearme la puerta. Me agarró del cuello, le pegó a mi hermano y le vendió las herramientas del taller».

«Se pudrió todo»

ROCA (AR).- Uno de los testigos que declaró ante el juez, aseguró que un conocido le comentó que «El Loco» Sandoval «le había contado a un «chavón» que un sobrino apareció con unos cables y tiró ácido. Supuestamente la bicicleta era de Sandoval. Desde allí -el inquilinato- lo llevarían a Neuquén y posteriormente a Roca».

El primer identikit que tuvo la causa fue confeccionado justamente en Roca. Y el apellido que se barajaba era Sandoval.

Varios testigos aseguraron que el asesino llegó a Roca en busca de refugio, pero que no lo recibieron en los lugares que esperaba.

Según se supo, el asesino pidió protección de parte de «El Clavo» Sandoval. El lugar se le negó, y se detectó que en su mano izquierda tenía una mancha. Además de mencionar al ahora detenido, le aseguró al dueño de casa que «en Cipolletti se había podrido todo».

Los tiempos coincidirían con el escape del criminal, ya que como anticipó «Río Negro», al aguantadero roquense llegó a las 17 del viernes, es decir, a 20 horas de cometido el triple crimen.

Además, coincidía la ropa con la que fue visto el sujeto cuando escapaba del laboratorio, ya que llevaba un cangurito con capucha. Además, lo describieron como una persona delgada.

A partir de ese momento, se perdió el rastro del sujeto.


ROCA (AR).- Para el juez Juan Torres, las pruebas que incriminan a Orlando "El Clavo" Sandoval como partícipe primario en el triple homicidio del laboratorio, son contundentes.

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