Para un comisario los sospechosos son otros

Alfredo Sosa involucró a otras personas como los presuntos autores del crimen. Su testimonio será elevado a la fiscalía de turno.

Caso atahualpa

El testimonio del comisario retirado Alfredo Sosa, quien señaló como sospechoso en esta causa a Leandro Mildenberger e involucró a policías rionegrinos como protagonistas de haber filtrado información sobre la investigación, será elevado a la fiscalía de turno. Así lo dispuso ayer el Tribunal del juicio por el homicidio de Atahualpa Martínez integrado por los camaristas Juan Bernardi, Eduardo Roumec y Rolando Gaitán.

Según informaron los jueces, una copia de la filmación del extenso testimonio del policía será enviado a consideración de la fiscalía de grado para que evalúe si esos dichos ameritan iniciar o no una investigación.

En el caso que el fiscal decida iniciar una causa, el Tribunal dejará sin efecto, por ejemplo, la citación como testigo del policía Hernán Toloy, uno de los mencionados por Sosa, quien estuvo a cargo de la Brigada de Investigaciones de la Policía en Viedma cuando ocurrió el homicidio en junio de 2008 y trabajó en esa investigación hasta fines del año siguiente junto a la fiscal Daniela Zágari

En el juicio, Sosa aseguró que la línea que conducía a Mildenberger se convirtió para él en la más sólida de todas las hipótesis que había trabajado tras chequear distintos datos y que actualmente “sigue vigente”.

Además vinculó a aquel presunto sospechoso con Toloy que entonces trabajaba en el área de Informaciones de la Policía. Dijo que pudo corrobar que ambos tuvieron contactos luego del homicidio y que pudo establecer que “el policía por alguna razón nos estaba embarrando la cancha y pedía información sobre pericias que habría trasmitido a Mildemberger, entre ellas, sobre las medidas de los neumáticos del auto que este último tenía y el cotejo con las huellas donde apareció el cuerpo de Atahualpa”.

No obstante, el comisario retirado desconoció en el juicio las razones por las cuales la fiscal Zágari finalmente imputó a los tres procesados Belén Barrientos, Carlos Morales Toledo y Felipe Carrasco. Cabe recordar que los tres llegaron a juicio luego que una prueba de ADN indicara que pertenecían a Atahualpa las manchas de sangre encontradas en una campera que era de Morales Toledo y que fue secuestrada en un allanamiento realizado a las pocos días del homicidio en la casa de Carrasco. En ese momento Barrientos y Morales Toledo eran pareja.

A esa prueba considerada irrefutable por la fiscal en su momento se le suman algunos testimonios y otros elementos que ubicarían a los tres imputados como los últimos que habrían visto con vida a Atahualpa.

En este juicio restan por escuchar más de 100 testigos, muchos de los cuales no se entiende para que fueron citados, la mayoría de ellos solicitados por las defensas. Algunos han sido desistidos por el Fiscal de Cámara, Fabricio Brogna López, pero sostenidos por algunos de los defensores de los imputados.

Por ejemplo, dos de las testigos de ayer nada sabían de la causa. Una de ellas, sólo recordó que aquella mañana salió a correr y pasó por el lugar donde fue encontrado sin vida el desafortunado joven horas después sin aportar nada sobre el hecho. Esta no es la primera vez que un testigo se sienta en el juicio para no sumar nada que pueda ser tenido en cuenta para el esclarecimiento de este grave hecho.

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