“Peaje de la Ruta 7: un cúmulo de desaciertos”

Es casi una constante en nuestra provincia y en nuestro país que los errores, las ineficiencias y los desaciertos de las autoridades los termine sufriendo y pagando el desprotegido y usado ciudadano, que el único pecado que cometió fue el de vivir en nuestro suelo. Si bien no es el único desacierto, el típico ejemplo de lo comentado es el remanido tema del peaje de la Ruta 7 en Centenario. El broche de oro de este tema es un desopilante y escandaloso contrato mediante el cual el actual gobierno provincial pretende transferir y cargar al ciudadano común, usuario del corredor, todo un rosario de gruesos errores cometidos y responsabilidades no asumidas desde su mismo inicio. ¿Cuáles son?: a) Tomada la decisión política de aportar financiamiento al proyecto, ninguno de los funcionarios intervinientes tomó los recaudos necesarios para exigir, antes de su otorgamiento, la constitución de las garantías necesarias y suficientes para asegurar el recupero del crédito. b) Dejar hacer y dejar pasar a la empresa durante tantos años en lugar de suplir los errores cometidos en su otorgamiento, con una gestión firme, eficiente e inteligente tendiente al recupero del crédito y al cumplimiento de sus obligaciones. c) Inacción de la autoridad de aplicación durante toda la vigencia de la concesión, ya que se debió exigir permanentemente a la empresa concesionaria el adecuado mantenimiento del corredor. Con eso se hubiese evitado caer en un estado deplorable como el que presenta, situación que, increíblemente, hoy es uno de los argumentos que esgrime el gobierno para justificar lo injustificable. Utilizan una grave falta propia para justificar un nuevo contrato injustificable. No sé dónde están los responsables de los errores, inacciones y desaciertos. Tampoco sé quiénes son. De lo que estoy absolutamente seguro es de que no somos todos simples ciudadanos que debemos transitar por el corredor y a los que, mediante un contrato llevado a cabo entre gallos y medianoche, se les endilga la culpa de todo y se los condena a pagar la fiesta de algunos y todos los platos rotos. Es una verdadera vergüenza, un desatino de quienes llevaron adelante la negociación en el más absoluto secreto, burlándose de la publicidad que debe primar en los actos de gobierno. Comprendo y comparto la preocupación de todos los empleados de la concesionaria y de sus familias, a todos nos ocurriría lo mismo, lo que no comprendo ni comparto es que el gobierno, con una bajeza indigna, pretenda utilizar este tema sensible a la sociedad para justificar un contrato que es un verdadero atropello y que por el mismo se nos condene a pagar los sueldos de todos ellos como si el particular concesionario y el gobierno fueran todos ajenos a las responsabilidades laborales. Con esa excusa o pretendida justificación tendremos peaje de por vida. Es todo un cúmulo de desaciertos del gobierno donde, como es ya costumbre, jamás aparece un responsable pero que no releva al Estado provincial para que ahora asuma la responsabilidad de sus funcionarios y por consiguiente sus costos. El nuevo contrato constituye una verdadera burla y un atropello a la sociedad y debe dejárselo sin efecto, mal que le pese al gobierno provincial. Daniel Paniccia DNI 7.572.129 – Neuquén


Es casi una constante en nuestra provincia y en nuestro país que los errores, las ineficiencias y los desaciertos de las autoridades los termine sufriendo y pagando el desprotegido y usado ciudadano, que el único pecado que cometió fue el de vivir en nuestro suelo. Si bien no es el único desacierto, el típico ejemplo de lo comentado es el remanido tema del peaje de la Ruta 7 en Centenario. El broche de oro de este tema es un desopilante y escandaloso contrato mediante el cual el actual gobierno provincial pretende transferir y cargar al ciudadano común, usuario del corredor, todo un rosario de gruesos errores cometidos y responsabilidades no asumidas desde su mismo inicio. ¿Cuáles son?: a) Tomada la decisión política de aportar financiamiento al proyecto, ninguno de los funcionarios intervinientes tomó los recaudos necesarios para exigir, antes de su otorgamiento, la constitución de las garantías necesarias y suficientes para asegurar el recupero del crédito. b) Dejar hacer y dejar pasar a la empresa durante tantos años en lugar de suplir los errores cometidos en su otorgamiento, con una gestión firme, eficiente e inteligente tendiente al recupero del crédito y al cumplimiento de sus obligaciones. c) Inacción de la autoridad de aplicación durante toda la vigencia de la concesión, ya que se debió exigir permanentemente a la empresa concesionaria el adecuado mantenimiento del corredor. Con eso se hubiese evitado caer en un estado deplorable como el que presenta, situación que, increíblemente, hoy es uno de los argumentos que esgrime el gobierno para justificar lo injustificable. Utilizan una grave falta propia para justificar un nuevo contrato injustificable. No sé dónde están los responsables de los errores, inacciones y desaciertos. Tampoco sé quiénes son. De lo que estoy absolutamente seguro es de que no somos todos simples ciudadanos que debemos transitar por el corredor y a los que, mediante un contrato llevado a cabo entre gallos y medianoche, se les endilga la culpa de todo y se los condena a pagar la fiesta de algunos y todos los platos rotos. Es una verdadera vergüenza, un desatino de quienes llevaron adelante la negociación en el más absoluto secreto, burlándose de la publicidad que debe primar en los actos de gobierno. Comprendo y comparto la preocupación de todos los empleados de la concesionaria y de sus familias, a todos nos ocurriría lo mismo, lo que no comprendo ni comparto es que el gobierno, con una bajeza indigna, pretenda utilizar este tema sensible a la sociedad para justificar un contrato que es un verdadero atropello y que por el mismo se nos condene a pagar los sueldos de todos ellos como si el particular concesionario y el gobierno fueran todos ajenos a las responsabilidades laborales. Con esa excusa o pretendida justificación tendremos peaje de por vida. Es todo un cúmulo de desaciertos del gobierno donde, como es ya costumbre, jamás aparece un responsable pero que no releva al Estado provincial para que ahora asuma la responsabilidad de sus funcionarios y por consiguiente sus costos. El nuevo contrato constituye una verdadera burla y un atropello a la sociedad y debe dejárselo sin efecto, mal que le pese al gobierno provincial. Daniel Paniccia DNI 7.572.129 - Neuquén

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