Periodismo galés en la Patagonia
Por Héctor Pérez Morando
Hacía más de ochenta años que los hispanos que llegaron con de la Piedra, Viedma y Villarino se habían afincado en el fuerte o establecimiento del Carmen casi en la desembocadura del río Negro, cuando el velero “Mimosa” -tras dos meses de navegación desde Liverpool- depositó en Golfo Nuevo (Puerto Madryn, Chubut) ciento y pico de extraños y asombrados hombres, mujeres y niños. Eran galeses, orgullosos de su sangre celta y casi huidos de los ingleses, con quienes no andaban nada bien en las británicas islas. La esperanza era “Una nueva Gales en la Patagonia”. Y caso raro: en la desierta costa los esperaban dos connacionales con elementos varios, semillas y animales para afrontar los primeros tiempos de la colonia. Eran Lewis Jones y Elwin C. Roberts (28 de julio 1865), quienes varios meses antes habían reconocido el lugar hasta el río Chubut. El propósito colonizador no había tenido el visto bueno del Parlamento argentino, pero el presidente Mitre y su ministro Rawson apoyaron la radicación. Son conocidos los distintos aspectos de la colonización galesa en Chubut y la actuación de algunos de ellos en el Valle Medio rionegrino.
Está probado -y en la actualidad trascienden apellidos y formas de vida- cómo impusieron características propias a la tierra elegida en la nueva patria. Unos pocos blancos, funcionarios del gobierno nacional y los vecinos tehuelches fueron la única compañía humana por varios años. Y naves que en largos períodos de ausencia acercaban abastecimientos y noticias. Por supuesto, tenían un estilo de vida muy distinto de los españoles del Carmen. Y en medio del desierto, más agreste, más lejano… Carpinteros, herreros, marinos, mineros, comerciantes, ladrillero, zapatero, sastre, cantero, chacarero y otros oficios. Médico y pastores de cultos no romanos. La mayoría muy religiosos. Mayores de edad, jóvenes y niños. Familias. Por la situación tirante con los ingleses, otros grupos se habían asentado en Australia y Estados Unidos. Tenían fama de trabajadores, fuertes, tercos, astutos, prácticos y puritanos en religión. Sangre de antiguos celtas andaba por aquellas venas.
Canto y música, más el diario culto religioso, continuaron siendo compañeros inseparables de la diaria labor a orillas del río Chubut, punto elegido. En los hoy Rawson, Trelew, Gaiman, con la imborrable impronta galesa desde entonces.
Y no pasó mucho tiempo sin que -tal vez como algo necesario- se mostraran diferentes. Carecían de imprenta y Ricardo S. Berwin (1868) tomó la iniciativa y la dirección de “Y Brut” (La Crónica), un periódico manuscrito circulante de 25 páginas. Tuvo la particularidad que cada uno escribía lo que le parecía. Muy original. El primer periódico patagónico, pero en galés. Pero el inquieto Lewis Jones, considerado el fundador de la colonia y el “Relaciones públicas” de la misma, representante ante el gobierno nacional y asiduo viajero marítimo, única forma de traslado, no olvidaba su condición de tipógrafo, oficio que antiguamente casi siempre estuvo ligado al escribir. Después apareció “Ein Breiniad” (Nuestros Derechos) (1878) también en galés, imprenta de Lewis Jones, quien posiblemente fue su director. No circuló mucho tiempo. Se habían presentado varios problemas en la colonia, como ser el abandono del lugar por algunos, relaciones con el gobierno nacional, educación, forma de gobierno local, desarrollo, etc., cuando Lewis Jones de visita a su “País de Gales” adquiere una imprenta y contrata como tipógrafo e impresor a Edward Davies y le pone tinta y papel a “Y Draford” (El Mentor) el 17 de enero de 1891. Se cumplieron 110 años. Fue en su chacra (Plas Hedd) cerca de Rawson. Por supuesto, también en galés. Era gobernador del territorio chubutense el teniente coronel Luis Jorge Fontana. Tipografía letra a letra, componedor, “burros”, plana, papel y tinta asoman formalmente como imprenta para hacer hablar a la nueva expresión periodística que, por su larga existencia, se constituyó en decano de la prensa patagónica. En el primer número expresaba: “Al fundar este primer periódico en la Colonia nos sentimos anhelosos de que cumpla dignamente su misión de civilizar y refinar las costumbres, que es principal trabajo de la prensa. No se puede esperar que deje conforme a todos ni que pueda hacerlo todo de inmediato”. Admitía que la circulación y el tamaño serían reducidos, pero que el propósito principal “será derramar la influencia de la lectura y de la meditación en ésta nuestra comunidad colonial”. Y agregaba más adelante: “Sin duda, nuestros asuntos políticos requerirán ser debatidos con frecuencia. En ello hace falta enseñar mucho a nuestra gente, no sólo en lo relativo a nuestro sentir político como parte integrante de la República Argentina, sino también en las distintas fases de nuestra vida local; municipio, cooperativas y comercio”. Y en otro artículo, titulado “El credo colonial”, se expresa que “la existencia de la Colonia significa algo superior. Ojalá sean muchas ya en el valle las familias que comprendan cuál fue la visión que dio vida a la Colonia y puedan vivir para enseñar… Este sentimiento se ha arraigado y extendido por el territorio del Chubut, convirtiéndolo en el lugar más acogedor del mundo para los galeses”. Esas palabras de Lewis Jones eran prueba del cariño que le había tomado a la nueva tierra, justificativo además de denodada lucha por la permanencia de sus compatriotas en el lugar elegido, el valle inferior del río Chubut (Chupat).
Poco después de la aparición de “Y Draford”, una enfermedad lo obligó a viajar a Buenos Aires, sustituyéndolo su hija Eluned Morgan, nacida en altamar durante la travesía del “Mimosa”. Dejó de aparecer un tiempo y luego se hizo cargo de la publicación una “Sociedad Impresora”. Estuvo bajo la dirección de varias mujeres y hasta de uno de sus pastores.
Bibliografía principal: A. Austral, t.3. Hughes, W. M. A orillas. Jones, L. Una nueva Gales. Varios autores, Cuadernos de historia del Chubut. Zampini, V. Breve historia. Martínez Ruiz, B. La colonización galesa. Pérez Morando, H. Varias notas. Matthews, A. Crónica. Roberts, T. Camwy. Strasser, M.P.L. Chubut. Y otros.
Hacía más de ochenta años que los hispanos que llegaron con de la Piedra, Viedma y Villarino se habían afincado en el fuerte o establecimiento del Carmen casi en la desembocadura del río Negro, cuando el velero “Mimosa” -tras dos meses de navegación desde Liverpool- depositó en Golfo Nuevo (Puerto Madryn, Chubut) ciento y pico de extraños y asombrados hombres, mujeres y niños. Eran galeses, orgullosos de su sangre celta y casi huidos de los ingleses, con quienes no andaban nada bien en las británicas islas. La esperanza era “Una nueva Gales en la Patagonia”. Y caso raro: en la desierta costa los esperaban dos connacionales con elementos varios, semillas y animales para afrontar los primeros tiempos de la colonia. Eran Lewis Jones y Elwin C. Roberts (28 de julio 1865), quienes varios meses antes habían reconocido el lugar hasta el río Chubut. El propósito colonizador no había tenido el visto bueno del Parlamento argentino, pero el presidente Mitre y su ministro Rawson apoyaron la radicación. Son conocidos los distintos aspectos de la colonización galesa en Chubut y la actuación de algunos de ellos en el Valle Medio rionegrino.
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