Pidieron hasta 10 años para los barrabravas

BUENOS AIRES (DyN).- El fiscal del juicio oral contra los barrabravas de Boca Juniors, Diego Nicholson, pidió ayer la pena de diez años de cárcel para el presunto jefe de ese grupo, Rafael Di Zeo, y ocho años para su hermano Fernando. El fiscal reclamó penas que van de los cinco años y diez meses hasta los diez años para los 13 supuestos barras bravas, imputados todos por los delitos de «robo en poblado y en banda, lesiones y coacción agravada».

El representante del Ministerio Público describió el funcionamiento de la barra brava con un orden jerárquico, en el que los Di Zeo fungían como virtuales jefes, y decidían los cursos de acción y qué papel desarrollaría cada uno de sus integrantes. Así, varió las penas reclamadas para cada uno: para Alejandro Falcigno, José Luis Fernández y Huberto Zalazar, cinco años y diez meses; para Leonardo Chávez, seis años; para Juan Carlos «Tucumano» Alejo y Roberto «Tyson» Ibáñez, seis años y medio. Para Diego Rodríguez, el fiscal pidió siete años; para Armando «Oso» Pereyra, ocho, y para Juan Antonio Castro, nueve.

En el caso de Víctor Crocce, el fiscal reclamó una pena por este juicio de seis años y cuatro meses de prisión, pero recordó que está en libertad condicional porque tiene una condena previa, por lo que finalmente peticionó una pena única de diez años.

El largo alegato fiscal fue presenciado a sala llena en el mismo recinto donde en 1985 fueron juzgados los comandantes de la última dictadura. Poco antes del alegato de Nicholson, el abogado de la querella, es decir de una de las víctimas de la agresión sufrida por simpatizantes de Chacarita durante un «amistoso» en La Bombonera, en 1999, había reclamado para los imputados una pena leve.

El abogado José Novello, quien representa a Daniel «Pajarito» Benedetti, reclamó la «pena máxima» que contempla el Código Penal para el delito de «lesiones leves», esto es dos años de prisión, generalmente de cumplimiento condicional.

Los supuestos aficionados violentos de Boca llegaron a esta instancia ante el tribunal por los disturbios durante un «amistoso» entre ese equipo y Chacarita, a puertas cerradas, en La Bombonera, el 3 de marzo de 1990.