Pintando de colores un barrio de Viedma

Mi estilo es muy urbano porque todo lo que sé lo aprendí de la calle. Y por eso todo lo que sé se lo doy a la calle

VIEDMA (AV).- El barrio Guido empezó a llenarse de color y arte en parte de su geografía. De la mano de un dibujante y muralista, esa barriada cambió su triste aspecto por una avalancha de colores y dibujos. Juan Martín Kunisch dibuja desde muy pequeño. A través de los años, la práctica y la búsqueda por mejorar, logró pulir un oficio en el que hoy vuelca toda su energía. Reside en Bahía Blanca, pero la inquietud le nació en un viaje para visitar a su familia. Gestó el deseo de darle a su lugar de origen un poco de lo que él es. “Vi al barrio tan triste, a Viedma tan triste, que lo que se me ocurrió fue embellecerlo con dibujos y colores. Porque los colores son los que dan la alegría. Convocan y sorprenden a quien está frente a ellos”, comenta Martín. Fue así que surgió un proyecto que en el tiempo permitió a su barrio a vestirse de colores y dibujos por todos lados. Y es que este dibujante, secundado por jóvenes discípulos, han cambiado una faceta de lo que los rodea. Martín y un nutrido grupo de chicos del barrio, pintaron almacenes, kioscos, garitas, veredas, paredes, techos y hasta la junta vecinal. Todo empezó en septiembre pasado. “Lo primero fue realizar un mural para organizar una jornada. Así que hicimos todo un día de trabajo con los chicos del barrio en donde pintamos el primer mural, que se llama “El principio de un nuevo fin”. Desde la mañana hubo batucadas, construimos el mural y almorzamos todos juntos. Se trabajó hasta las 18, en jornada extendida, y no faltó la música y colaciones para los jóvenes artistas callejeros”. “Al ver toda la repercusión, desde chicos hasta adultos, se me ocurrió que podría funcionar y que estaría bueno pintar todo el barrio. O sea, que quede todo adentro del barrio, como un minimuseo, ¿no?”, dice el dibujante a “Río Negro”. Por todos lados Desde ese primer mural, las pintadas y murales se fueron sucediendo y ocuparon diversos espacios, con la participación colectiva de los talentos lugareños. “Los chicos del barrio se juntaban y me venían a buscar para ver qué es lo que podríamos hacer. Les enseñaba un poco a dibujar. De esos encuentros surgían ideas para pintar en todos lados”, relata. Este arte escapó a los límites del barrio. Los chicos del Guido hicieron murales también en la costanera de Viedma. El proyecto implicaba otros propósitos. “La idea también fue que los chicos descubran cosas nuevas. No solamente con la pintura, sino con la música. Hay muchas cosas que uno puede explotar y desarrollar en un barrio para poder hacer una actividad”, explica. Y tal es así, que luego de terminar con el mural de la Junta Vecinal, este dibujante retornará a Bahía Blanca pero su plan continuará de la mano de “La Casita del Nehuén”. Esta institución trabaja con jóvenes y adolescentes en su contención y desarrolla diversos talleres. Será este organismo el que continuará con la obra de Kunisch y mantendrá viva la llama que prendió en muchos de los pequeños artistas que colaboraron en cada mural y pintada en el Guido. Con el hiperrealismo, los colores vivos y explosivos sorprenden a los transeúntes y vecinos del barrio. “Mi estilo es muy urbano porque todo lo que sé lo aprendí de la calle. Y por eso todo lo que sé se lo doy a la calle”, declara Martín Kunisch.

Evangelina Martínez

Juan Martín Kunisch Muralista y dibujante

“El principio de un nuevo fin”, el primero de los murales. Arriba, otros dos ejemplos del trabajo de un artista al que muchos vecinos acompañan en la tarea.


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