Podrás tocar la batería desde tu celu

MÚSICA DEL FUTURO

Para tocar la batería no hace falta tener una batería en casa. Un teléfono móvil también sirve. Porque, provisto de la aplicación apropiada, se convierte en estudio de sonido en formato de bolsillo. Pero ¿es algo más que un juguete técnico?

El grupo pop Gorillaz lo ha demostrado, produciendo su álbum “The Fall” para el iPad. Cualquiera puede leer en su página web los 20 apps que representan sus instrumentos y probarlos a su vez, como si fuera un músico consumado. Un novato no puede esperar sacar de allí de inmediato una obra de arte, pero disfrutará mucho haciendo música sobre la pantalla táctil. Y estos apps de música tampoco cuestan demasiado.

La buena noticia es que para hacer música con apps no hay que saber solfeo ni dominar la técnica, y se puede comenzar de inmediato. Aplicaciones como Garageband o FL Studio Mobile convierten accesorios iOS en un estudio de música completo en formato de bolsillo. Y para usarlos tampoco se necesita ser ingeniero de sonido. Estas aplicaciones han sido diseñadas especialmente para novatos, que en poco tiempo pueden obtener resultados dignos de ser escuchados, dice Dieter Kahlen, de la asociación alemana de técnicos de sonido.

Esto también se debe a que hay muestras ya preparadas y funciones tales como acompañamiento automático. Basta elegir un ritmo, una línea de bajos y un rasgueo de guitarra, y cantar “Yeah, yeah, yeah” para tener ya lista la primera canción. A un músico profesional esto le parecerá artificial, puesto que “no es verdaderamente creativo”, señala Kahlen. Pero también hay otras formas: hay un app, por ejemplo, con el cual se puede hacer que un smartphone reproduzca el sonido de un órgano a través de un teclado conectado a él, dice Nico Jurran, de la revista alemana “c’t”.

Otra posibilidad es “usar la tableta como atril”, apunta Jurran. Aplicaciones como la gratuita Tonara pasan automáticamente la página y muestran en qué lugar de la partitura uno se encuentra. Programas como estos son prácticos también para ejercitarse. Avid Scorch reproduce pacientemente una y otra vez la voz de una partitura, incluso más lentamente si se le pide. Por su parte, Amplitube sirve de amplificador de guitarra. Basta con conectar la guitarra mediante un adaptador para obtener un sonido de rock como en una sala de ensayos.

Para Jurran, “esto es mucho más que un juego”, y la diversión tampoco cuesta demasiado. Garageband, por ejemplo, cuesta 4 euros, mientras por 12 euros se puede comprar mini estudios como FL Studio Mobile o Music Studio. Máquinas de ritmo como Xenon Groove Synthesizer (4 euros) o Korg iElectribe (16 euros) también están al alcance de todos los bolsillos.

El repertorio de apps es enorme, aunque en su mayoría están dedicados al sistema operativo iOS de Apple. En este terreno, Android toca claramente el segundo violín, aunque con ejemplos honorables como sus apps Pocket Band, Caustic o Reloop. Y, para complicarlo todo aún más, la mayoría de estos apps son para quien entienda inglés, el idioma “oficial” de Internet.

Si bien las soluciones móviles no llegan a reemplazar una computadora de sistema equipada con software apto para producir música, representan claramente un buen complemento, señala Constantin Köhncke, de Native Instruments. Con el app iMaschine en el iPad se pueden crear ritmos, proveyéndolos de acompañamiento y canto. Esto sirve, por ejemplo, para guardar ideas musicales surgidas en el camino y trabajarlas después en la computadora. Para ello, se puede traspasar los archivos al PC o guardarlos “en la nube” en Internet y compartirlos con otros usuarios.

Los músicos aficionados también pueden usar una tableta como dispositivo de control remoto para software de música, cosa que para el experto Kahlen “tiene un gran futuro”. Una solución de este tipo ofrece la firma Steinberg con Cubase iC, una aplicación gratuita apropiada para proyectos unipersonales, según describe su portavoz Stefan Trowbridge. Este programa facilita el manejo del PC cuando, por ejemplo, el músico está lejos, ante el micrófono, y desea grabar un pasaje. “Para ello no necesita correr a la computadora y pulsar la tecla ‘grabar’”, dice.

El especialista reconoce que el servicio mediante pantalla táctil carece de precisión y es “un poco complicado”. Y esto queda claro cuando se quiere usar un app de música en la diminuta pantalla táctil de un smartphone. Con el ratón resulta mucho más fácil, comenta Kahlen.

En todo caso, los aficionados no pueden hacerse demasiadas esperanzas. El app que produzca la canción perfecta con sólo tocar un botón no se ha inventado todavía, dice Jurran. Trowbridge tampoco cree que el ejemplo de Gorillaz haga escuela y permita grabar discos sólo con el iPad. “Esto suena a música del futuro”, dice.


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