Policía mató a su exesposa en escuela de sus hijos

La pareja tenía antecedentes de violencia.

VIEDMA (AV).- La cabo de la policía rionegrina Yanina de Yuliis no imaginó ayer que al ir a dejar a sus hijos como siempre al colegio Paulo VI, iba a encontrar la muerte a manos de quien, hasta hace algo más de un año, había sido su marido. El ruido ensordecedor de los siete disparos que retumbaron en el vacío pasillo de la escuela provocó la conmoción y el terror de los casi cuatrocientos alumnos y del equipo de docentes en pleno que, por fortuna, en ese momento, compartían el espacio comunitario que en cada jornada desarrollan para iniciar las actividades.

El cabo primero Cristian Cóseres, de unos 40 años, la había estado esperando desde temprano, pero Yanina y los nenes, de 10 y 6 años, alumnos de sexto y primero respectivamente, llegaron pasadas las 13.30, unos 15 minutos después del horario de ingreso.

Antes, una maestra del lugar había visto al uniformado caminando junto a su moto en el patio interno de la escuela y por eso se acercó a preguntarle si necesitaba algo. Fue en ese momento que le pareció ver que el arma estaba desenfundada, pero no le dio mayor trascendencia. ¿Quién podría imaginar que esperaba a su ex mujer para matarla en pleno hall de acceso?.

Yanina, de 33 años, estacionó su Peugeot 504 entre los árboles situados cruzando la calle colectora, paralela a la ruta 3, a unos 15 metros de la puerta del colegio. Allí quedó, con sus vidrios bajos, los cigarrillos en su interior y papeles tirados. Como siempre, mientras su propietaria cumplía la tarea cotidiana de dejar a los chicos y volver por la más pequeña, de un año y medio, que esperaba en su casa para ser llevada a la guardería.

Pero esta vez nada de eso pasó. Yanina fue ultimada con más de media docena de tiros por la espalda. Su marido sólo dejó una bala en la recámara. Al resto las disparó a corta distancia sobre su ex mujer, que murió en el instante.

Casi 700 kilómetros

Cóseres había llegado desde Catriel, uniformado y en su moto Gilera 110 cc. chopera, en la cual recorrió los casi 700 kilómetros que separan un extremo del otro de Río Negro. Seguramente debió parar a cargar a nafta, debió detenerse a comer algo.

Sin embargo, si es que había salido con la decisión fatal, nada se la hizo cambiar.

Esperó nervioso que ella ingresara, que dejara a sus chicos y antes de que saliera la ultimó a quemarropa. Tal vez Yanina haya intentado huir porque, a pesar de que ella debía ir saliendo, los disparos le dieron en la espalda. Cuentan en la escuela que, previamente, al encontrarse cara a cara, el matrimonio intercambió algunos insultos a viva voz, que habrían obligado a que un empleado del lugar pidiera que bajaran el tono de la discusión porque se escuchaba desde el salón de usos múltiples.

De las palabras a los hechos hubo apenas segundos. Cóseres apuntó con su 9 mm reglamentaria y la acribilló. En el interior del amplio salón donde estaban los niños –entre ellos sus propios hijos– y los docentes cundió el terror, el espanto y la intriga.

Un padre que ingresaba al establecimiento, también efectivo policial, observó cuando Cóseres bajaba el arma, la dejaba en el piso, la tocaba apenas con su pie y decía, “ya está, ya la maté, no llamen la ambulancia”. Cerraron la puerta con llave y sin más violencia se aguardó que arribaran los uniformados, que varios minutos después lo trasladaron detenido a la Comisaría Primera. El crimen ya se había perpetrado.

Yanina de Yuliis, la mujer asesinada.

POLICIALES


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios