Vio el asesinato de su mamá y lo contó al jurado

Para la fiscalía, fue un femicidio el de Mónica Huircaleo. Es el primer juicio popular por ese delito en Neuquén.

Leonardo Petricio

NEUQUÉN (AN).- Mónica Huircaleo tenía 33 años. El 18 de abril de 2013 fue asesinada de un tiro en la cara. Tenía cuatro hijos y la más grande estaba a su lado. Ayer la jovencita contó, llorando, cómo fueron esos últimos minutos. A. H. tenía en ese momento 14 años y un bebé de pocos meses que había hecho abuela a Mónica. Esa noche presenció todo y fue ella misma quien llevó a su madre malherida al hospital desde su casa del Loteo Social de Maronese. “Él apuntó y disparó”, dijo la hija en referencia al único acusado, Lautaro González (20). “Cerré los ojos porque pensé que me iba a pegar y cuando los abrí vi a mi mamá en el piso y a él salir corriendo”, relató. Entre el llanto indescriptible de una hija que vio el momento en el que quedó huérfana, agregó que “la vi a mi mamá caer al piso al lado de la puerta y que le empezó a salir un montón de sangre de la cara. Entonces vino una vecina y le tapó el agujero con un pulóver y con otro vecino y el novio la llevamos al hospital”. Tanto ella como el entonces novio de Mónica coincidieron ayer en sus versiones. Desde la tarde González, exnovio de Mónica, había estado en la casa de los vecinos con un arma en su poder. Pero el choque se produjo pasada la medianoche cuando el nuevo novio de Mónica quiso ponerle fin a los insultos que, según contó, González le profería a la mujer. “Yo lo invité a pelear y él se metió para adentro de la casa. Pensé que iba a traer un cuchillo o un palo, pero sacó un arma y empezó a tirar tiros”, contó el joven. Para el fiscal Rómulo Patti no se trata de un crimen común sino de un femicidio, el primero en ser juzgado en Neuquén desde la puesta en vigencia del nuevo código procesal penal y, con ello, ante un jurado popular. Y mientras el defensor de González, Gustavo Palmieri, advirtió ayer que su cliente no quiso dispararle a Mónica, ayer varios testigos revelaron que el joven había mantenido una relación de pareja meses antes con la víctima y que finalizado ese vínculo la insultaba cada vez que la veía. Según contaron ayer los testigos, al momento del tiroteo había seis personas en la casa: Mónica y su hija, su novio y un amigo, y González y una vecina. Todos coincidieron en que luego del primer disparo el novio y el amigo se escondieron y en la puerta de la casa sólo quedaron Mónica y su hija mayor. “Mi mamá y yo le decíamos a Lautaro que la cortara, que estaban los chicos adentro, pero él apuntó y disparó”, indicó la hija y detalló que “no estaba a más de tres metros de donde estaba mi mamá”.

En aquel momento tenía 14 años


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