La baja en la fecundidad redefine el mapa demográfico en Neuquén y alivia la matrícula en escuelas infantiles
Neuquén redujo su natalidad un 43% en la última década, en un contexto nacional de caída generalizada de la fecundidad. La provincia enfrenta un escenario demográfico más envejecido, con impacto directo en la planificación educativa, económica y territorial.
El último dosier del INDEC sobre proyecciones 2022-2040 confirmó un descenso acelerado de la fecundidad en Argentina, que pasó de 2,4 hijos por mujer en 2015 a 1,4 en 2022, por debajo del nivel de reemplazo.
La mayoría de las jurisdicciones, incluso aquellas tradicionalmente con tasas más altas, se ubicaron bajo ese umbral.
La transformación se asocia a mayor acceso a métodos anticonceptivos, postergación de la maternidad y disminución de los nacimientos en mujeres jóvenes, un proceso similar al de Chile, Uruguay y Brasil, aunque más veloz en los últimos años.
Neuquén redujo su natalidad un 43% en diez años
Neuquén refleja con claridad esa dinámica. Según la asesora técnica del Ministerio de Educación, Laura Ancherleguis, la provincia redujo su tasa de natalidad un 43% entre 2015 y 2024.
En 2015 se registraron 11.838 nacimientos, mientras que en 2024 la cifra descendió a 6.698, lo que permite contar con vacantes suficientes en el Nivel Inicial incluso con el sostenido incremento migratorio.
La funcionaria explicó que la caída de los nacimientos “garantiza disponibilidad de matrículas”, un aspecto central en la planificación educativa ante el crecimiento urbano y el dinamismo demográfico que caracteriza a la provincia.
Envejecimiento poblacional y nuevas tensiones para el desarrollo
El fenómeno tiene implicancias más amplias. Con menos nacimientos y una población que envejece, Neuquén ajusta su estructura social hacia una mayor proporción de adultos y adultos mayores, al tiempo que mantiene su expansión económica impulsada por Vaca Muerta.
La combinación de fuerte inversión, infraestructura en crecimiento y baja natalidad configura una nueva paradoja demográfica.
A nivel nacional, el INDEC proyectó que para 2040 la población infantil representará 14,3% del total, frente al 25,5% de 2010.
Esta transición abre oportunidades para reorientar recursos educativos y sociales, aunque también plantea desafíos vinculados a la sostenibilidad poblacional y las políticas de cuidado.
Crecimiento urbano sin correlato en nacimientos
En Neuquén, la caída de la fecundidad no frenó la expansión urbana.
Los municipios del corredor petrolero y las ciudades del norte provincial sostienen una alta demanda de vivienda y servicios debido a la migración interna asociada al empleo energético.
Sin embargo, ese crecimiento no deriva en más nacimientos, sino en la llegada de población económicamente activa, que no necesariamente proyecta conformar una familia a corto plazo.
Impacto económico: menos presión en servicios, más riesgo de falta de mano de obra
Desde el punto de vista económico, la baja natalidad genera un doble efecto. Por un lado, reduce la presión sobre los sistemas educativos y de salud infantil.
Por otro, anticipa una posible escasez de mano de obra joven, especialmente en sectores vinculados a la energía y los servicios especializados.
La provincia enfrenta así el reto de atraer y retener población joven calificada, para sostener su modelo de crecimiento en las próximas dos décadas.
Una ventana de oportunidad antes del envejecimiento masivo
Según el INDEC, la Argentina ingresó en una etapa de “ventana de oportunidad demográfica”, en la que la población activa crece en relación con la dependiente. Neuquén podría capitalizar esta fase si canaliza su bonanza energética en inversión sostenida en capital humano.
La mejora de los indicadores educativos y la estabilidad del empleo privado aparecen como factores decisivos para reforzar esa ventaja antes del envejecimiento acelerado previsto para 2040.
Un desafío estructural para la planificación provincial
La necesidad de una planificación anticipatoria se vuelve central. Neuquén debe equilibrar su fortaleza fiscal con políticas que contemplen la caída de la natalidad, la migración interna y el envejecimiento.
El descenso demográfico no implica declive, pero obliga a repensar el modelo de desarrollo para adecuarlo al nuevo perfil poblacional.
Educación, salud, infraestructura y vivienda deberán articularse con un panorama donde la provincia se vuelve económicamente robusta pero demográficamente más madura.
El último dosier del INDEC sobre proyecciones 2022-2040 confirmó un descenso acelerado de la fecundidad en Argentina, que pasó de 2,4 hijos por mujer en 2015 a 1,4 en 2022, por debajo del nivel de reemplazo.
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