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La política reconfigurada y la inquietud rionegrina

El resultado obtura inicialmente el apadrinamiento nacional de la Provincia. La significativa victoria de Milei en Río Negro representa también la derrota conjunta para JSRN -desde Weretilneck hasta la gobernadora-  y para el peronismo, incluyendo a los Soria.

El significativo triunfo de Javier Milei obtura -inicialmente- expectativas y apadrinamiento nacional que el futuro gobierno de Alberto Weretilneck preveía para Río Negro con el ascenso presidencial de Sergio Massa.

Un viraje notable. Ahora, el oficialismo se sumergió, como la mayoría de la sociedad, en la inquietud de lo que vendrá.

Además, se cumplió el plazo autoimpuesto y Weretilneck deberá resolver finalmente su equipo gobierno. Siempre supeditó esas definiciones centrales a la conclusión de la elección nacional. Eso ya está, aunque no sea como él creía.

Con este contexto, a partir del 10 de diciembre, en 20 días, el cipoleño asumirá la administración provincial y lo hará con muchos apremios estatales. Basta mencionar algunos, como es la regularización de los servicios y obras que se advierten afectadas por las deudas recientemente acumuladas y, además, el próximo pago de las obligaciones salariales, incluyendo el aguinaldo.

Urge concretar las autorizaciones de Nación para la emisión de los instrumentos financieros que posibiliten disponer de esos fondos que permitan cerrar el 2023 y también arrancar el año próximo.

No son las únicas, pero son las urgencias inmediatas que Weretilneck conoce y, por eso, no podrá permitirse demasiado tiempo de turbación.

La victoria de Milei en la Provincia es significativa. Ganó el balotaje con el 54%, captando siete de cada diez electores que debieron reorientar sus votos después de quedarse sin candidatos. En los números, Juntos por el Cambio tenía más de 80.000 votos en las Generales y el libertario creció ayer unos 85.000 votos.

El triunfo de Milei significó además una curiosa derrota conjunta para JSRN -desde su líder hasta la gobernadora Carreras- y también para el sector peronista disidente, liderado esencialmente por Martín y María Emilia Soria.

El exintendente roquense y hoy ministro de Justicia de Nación fue electo diputado nacional en octubre con la boleta de Massa aunque, en realidad, su campaña fue exigua. Todo se animó cuando irrumpió su oponente. Después de las Generales, cuando JSRN perdió a su diputado en juego, Weretilneck fue Weretilneck y se abrazó al destino de Massa.

Desde anoche, la política se ha reconfigurado. Eso ya trastocará esquemas previos en Río Negro, empezando por el Gran Acuerdo que aún no se “materializado” por parte del gobernador electo según lo expuesto públicamente por su aliado peronista, Martín Doñate, otro derrotado de la víspera. La UCR, adherente al Gran Acuerdo y Massa, quedó igualmente del lado de los vencidos. Semejante estructura -conjuntamente con el peronismo disidente- no empujó para nada.

La marea de cambio fue imparable, más allá de la evidente desmovilización de ayer de quienes ya habían jugados anteriormente sus partidas electorales.

Massa perdió en casi la totalidad de los municipios, con un ajustado conteo en Bariloche, y entre los pocos ganados figuran Jacobacci y Sierra Grande.

La orfandad dirigencial libertaria no importó. El año pasado, esa fuerza asomó en Río Negro con Ariel Rivero, el único intendente alineado a Milei, quien ayer logró el 60% en Campo Grande.

La representación de LLA se fue alterando, sin perder conflictividad, y recae hoy en la diputada electa Lorena Villaverde.

Con otros dirigentes libertarios, la diputada electa Villaverde. Foto Gentileza.

En línea con el acuerdo nacional Milei-Macri, una parte del PRO liderada por el legislador Juan Martín adhirió y colaboró con la fiscalización libertaria. Así, el macrismo se queda con parte de la victoria.

“Nadie me llamó, pero voy a estar disponible para colaborar”, decía Villaverde ayer a la tarde, en viaje a Buenos Aires, cuando aún no se sabía de la voluntad electoral.

Weretilneck no desecha nunca nada, pero sabe que hay buenos conocidos suyos, enrollados en el PRO, que quedaron cercanos a Milei, entre ellos, los bonaerenses Sebastián García De Luca y Diego Santilli. Serán vínculos que bien servirán si ocurre, como se especula, que exfuncionarios de Macri se integrarán a la gestión que viene.

Entre otras conclusiones, el oficialismo entiende que la derrota, la lejanía con el ganador y las dificultades financieras constituyen un común denominador entre los gobernantes provinciales. Se impondrá -conjeturan- el diálogo político.

Todo queda en un cuadro de excepcionalidad, producto de este notable giro impuesto por la sociedad que clamó por otra cosa.


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