Las penurias de un barrio de Bariloche donde viven 50 familias sin ningún servicio

Obligados por la crisis habitacional, se instalaron en sus nuevas viviendas, construidas con esfuerzo, pero no consiguen acceder al agua ni la luz. El desarrolador fue eximido de esas obligaciones y el municipio no brinda solución.

La crisis habitacional de Bariloche empujó a numerosas familias a adquirir lotes en un barrio apartado, camino al valle del Challhuaco ,como una apuesta a futuro, pero debieron mudarse antes de lo previsto y viven en condiciones extremas, sin agua, sin gas ni servicio eléctrico.

Las gestiones para lograr esas prestaciones hasta ahora no avanzaron, debido al costo de las obras y las trabas burocráticas, por ejemplo, la necesidad de constituir la junta vecinal o algún otro de figura jurídica que les permita una representatividad colectiva.

El barrio Mirador del Challhuaco está ubicado en el camino de acceso al refugio Neumeyer, a unos 300 metros hacia el oeste de la Ruta de Circunvalación. Los puntos más cercanos con servicios son el barrio Dos Valles o las plantas de empresas constructoras y de logístistica ubicadas del otro lado de la Circunvalación.

Llevar desde allí la electricidad en tendido de media tensión, con la subestación necesaria y el posteado cuesta alrededor de 4.000 dólares por familia, según presupuestó la CEB.

David Barrios, uno de los vecinos que actúa como vocero del “grupo de trabajo” provisorio, mientras no tengan junta vecinal, explicó que la forma de vida que deben enfrentar es muy hostil pero no les queda otra.

Dependen de la leña para calefaccionarse (a un costo que puede superar los 400 mil pesos por mes), de paneles solares y grupos electrógenos para tener la electricidad mínima de un hogar y el agua la reciben por una red informal, con su bombeo y cisterna, y con toma en el arroyo Ñireco, ubicado a unos 700 metros.

La falta de opciones accesibles en el mercado inmobiliario y el alto costo de los alquileres derivó en los últimos años en la consolidación de varias tomas de tierra, pero también hay un sector amplio de la población, de ingresos medios, que se agrupa en barrios improvisados, con carencias severas.

Barrios dijo que todos son compradores legítimos y pagan impuestos, pero no consiguen avanzar en el acceso a los servicios. Dijo que el propietario original del loteo es Cristian Makuc y que en un principio actuó como intermediaria la cooperativa Rucas del Sur, que luego no pudo pagar y se retiró del desarrollo.

Los compradores lograron escriturar y muchos se fueron a vivir al lugar, a partir de 2021, con la expectativa de resolver las necesidades básicas de servicios en el corto plazo, lo cual no ocurrió.

Todo el proyecto tiene un defecto original, ya que por normativa la obligación de los propietarios para dotar de servicios básicos (agua, luz y calles) a todo nuevo desarrollo urbano, en este caso fue dejada sin efecto por una excepción municipal. Las consecuencias de esa decisión persisten hasta hoy.

Las peripecias para conseguir lo básico

Barrios aseguró que “todo es muy difícil” a la hora de tramitar el agua y la energía eléctrica, que se impusieron como prioridad. “Acá ya viven unas 120 personas y en el verano se van a agregar más. Hay unas 20 casas más en construcción. La gente se radica igual porque no tiene otra opción, o le aumentaron mucho el alquiler -explicó-. Pero las condiciones son muy complicadas”.

El barrio completo tiene 253 lotes y se encamina a estar completamente habitado en el corto tiempo.

Para sortear la carencia de servicios Barrios colocó ocho paneles solares en el techo de su vivienda, con una inversión superior a los 8.000 dólares, pero debe reforzarlos con un grupo electrógeno, porque en días nublados no le alcanzan siquiera para mantener enchufada la heladera.

Además, gasta mucha leña porque hace “home office”, algo que no necesitan aquellos que trabajan todo el día afuera del barrio. La perspectiva de tener gas natural es muy lejana, como ocurre en todo Bariloche por las limitaciones irresueltas del gasoducto cordillerano.

“En invierno procurarnos esos servicios con alternativas nos cuesta unos 700 mil pesos por mes, en verano se abarata porque hay más sol y baja la necesidad de leña”, afirmó.

El barrio intenta organizarse y un pequeño primer logro fue tener hace unos meses el nombre de las calles. Según Barrios, no es un detalle menor, porque sin eso los vecinos no podían hacer el cambio de domicilio, y sin esa condición es imposible constituir la junta vecinal. Este último trámite ya tiene también proyecto presentado en el municipio y depende de una decisión del Concejo.

Para conseguir el agua realizaron gestiones en ARSA, pero no tuvieron solución hasta ahora, porque “en todo el Alto de Bariloche hay una carencia de agua muy grande, hasta que se construya el nuevo acueducto desde el lago Gutiérrez”. Para el barrio de Challhuaco hará falta además una conexión de 3 kilómetros, más la red interna. En otros casos esa obra la paga el desarrollador, y está incluida en el precio de los lotes, subrayó el vecino, pero en su barrio nada de esto ocurrió y dependen “del esfuerzo propio”.

Para conectar la luz están en el trámite de hacer los planos de la obra como les exige la CEB, porque las condiciones cambiaron y “los planos originales ya no sirven”. Esa infraestructura también tendrá un alto costo, asumen los vecinos, y no tienen un plazo cierto.

Mientras tanto, deben arreglarse con generación por fuente solar o con equipos electrógenos que demandan mucho dinero en combustible y “apenas alcanzan para lo básico, una heladera y la iluminación”. Deben olvidarse de usar planchas, pavas eléctricas o cualquier otro equipo de alto consumo.

“El problema más grave es que no tenemos junta vecinal y eso es lo que nos frena todo en el municipio, porque obtener las factibilidades y( los servicios es un esfuerzo enorme, y sin ayuda del Estado no se puede”, sostuvo Barrios.


La crisis habitacional de Bariloche empujó a numerosas familias a adquirir lotes en un barrio apartado, camino al valle del Challhuaco ,como una apuesta a futuro, pero debieron mudarse antes de lo previsto y viven en condiciones extremas, sin agua, sin gas ni servicio eléctrico.

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