Qué pasó con la amenaza de sanción a Vignaroli por abandonar una audiencia a los gritos
Fue un escándalo que marcó otro hito en la extensa y controvertida investigación de la estafa con planes sociales en Neuquén. El juez le dio 48 horas al fiscal jefe para que haga su descargo bajo amenaza de sanción. ¿Cómo siguió?
«El abandono abrupto de la audiencia constituye una conducta susceptible de una sanción». Lo dijo el juez Marco Lúpica Cristo el día que el fiscal jefe Pablo Vignaroli se fue a los gritos de la sala, enojado por una decisión del magistrado. Le dio 48 horas para que presente un descargo y pidió que la Oficina Judicial informe si registra antecedentes disciplinarios.
De acuerdo con lo que pudo reconstruir diario RÍO NEGRO, Vignaroli no presentó el descargo y Lúpica Cristo no le aplicó ninguna sanción.
El fiscal jefe dijo a este medio que no respondió porque nunca lo notificaron, pero el juez aseguró por escrito que se notificó el 14 de noviembre, y al 19 no había respondido.
Discrepancia y enojo
La discrepancia se produjo porque el magistrado entendió que no correspondía darle la palabra nuevamente a Vignaroli durante una audiencia vinculada con la estafa con planes sociales.

«Dejo planteado que usted viola el principio de contradictorio, está afectando seriamente el derecho de la acusación. No me deja hacer mi trabajo», dijo Vignaroli. «Si a usted le parece que estas son las reglas, absolutamente rompe la igualdad de las partes». «No lo puedo tolerar, la manera en que inclina la balanza en favor de la defensa. Me voy a retirar de esta audiencia desastrosa», fueron otras de sus expresiones. Y abandonó la sala.
El juez no intentó disuadirlo. Al contrario, lo provocó: «váyase, doctor».
Giro en la historia
La audiencia se reanudó una hora después sin la presencia del fiscal. Lúpica Cristo dijo al respecto: «La ausencia injustificada, que no había visto jamás, ese retiro abrupto, enojado, constituye una falta grave, una causal de mal desempeño«.
Abrió el incidente disciplinario y esperó el descargo que nunca llegó. Lo que sucedió en cambio fue que el Tribunal de Impugnación dictó un fallo en el que le dio la razón a Vignaroli, no en las formas, sino en el fondo: le correspondía el uso de la palabra cuando el juez se la negó.
Lúpica Cristo dictó luego una resolución en la que expresó que «los cuestionamientos y controversias que dieron origen al malestar del fiscal y al intercambio ocurrido en sala corresponden estrictamente al ámbito jurisdiccional, y han sido objeto de revisión por el órgano competente (el Tribunal de Impugnación) a través de los remedios procesales previstos por la ley».
Bajar un cambio
«Conforme ello, cualquier análisis de mérito respecto de la decisión que generó la disconformidad del fiscal no corresponde ser reabierto ni valorado en este incidente disciplinario, ya que las decisiones jurisdiccionales se revisan por los cauces impugnativos establecidos, sin que sea función de este procedimiento disciplinario evaluar su acierto o desacierto», agregó.
La declaración de nulidad dictada por Impugnación «torna innecesario escalar el conflicto mediante una sanción disciplinaria formal, en tanto el sistema ya ha reencauzado la discusión por las vías institucionales correspondientes», señaló el magistrado.
«El respeto no es optativo»
De todos modos, «corresponde dejar claramente establecido que: el respeto hacia el tribunal y las partes no es optativo; la discrepancia con una resolución no habilita expresiones descalificadoras; el retiro anticipado sin autorización del juez es contrario al orden procesal; la vía adecuada para canalizar disconformidades es la impugnación, no la protesta en audiencia o en medios de comunicación».
En consecuencia, resolvió «declarar decaído el derecho a descargo del fiscal jefe por vencimiento del plazo conferido; no imponer sanción disciplinaria, en atención al carácter excepcional del contexto, a la inexistencia de antecedentes y a la declaración de nulidad dictada por el Tribunal de Impugnación, que reencauza el proceso y evita duplicar respuestas institucionales».
Finalmente, «atento al desinterés evidenciado por la fiscalía al no contestar en tiempo la vista conferida y considerando que no se impondrá sanción alguna, corresponde disponer el archivo de las presentes actuaciones en la Oficina Judicial, a los solos fines de su registro interno».
Contrafáctico

En una audiencia, la defensora pública de Circunscripción, Laura Giuliani, dijo en voz alta: «Si yo hago lo mismo que Vignaroli termino con un jury, por ser defensora y por ser mujer». Uno de los que la escucharon fue el fiscal jefe, con el que ha tenido ásperos cruces.
La Oficina Judicial, en tanto, informó que Vignaroli no registra sanciones. Hace 15 años estuvo a punto de ir a un Jurado de Enjuiciamiento pero se salvó por un voto.
"El abandono abrupto de la audiencia constituye una conducta susceptible de una sanción". Lo dijo el juez Marco Lúpica Cristo el día que el fiscal jefe Pablo Vignaroli se fue a los gritos de la sala, enojado por una decisión del magistrado. Le dio 48 horas para que presente un descargo y pidió que la Oficina Judicial informe si registra antecedentes disciplinarios.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios