Por tierra y mar huyen de Maduro los perseguidos en Venezuela

Antonio Marval, vicepresidente del Tribunal Supremo de Justicia designado por el Parlamento de mayoría opositora, fue uno de los que escapó de Caracas con otros jueces tras enterarse de que eran buscados por el servicio de inteligencia del Estado.

La fuga del alcalde opositor venezolano Antonio Ledezma, que cruzó la frontera con Colombia tras burlar su arresto domiciliario en Caracas, no es la única acción de película en la Venezuela de Nicolás Maduro.

El juez Antonio Marval no quiere decir de dónde partió, ni quién piloteó la lancha de pescadores con la que abandonó la costa de Falcón, en el noroeste venezolano, la madrugada del 31 de julio. Pero nunca olvidará cómo comenzó su exilio en medio de un Caribe embravecido.

“Fueron seis horas y media, llegamos a Curazao y todos estábamos muy mareados”.

Marval, vicepresidente del Tribunal Supremo de Justicia designado por el parlamento de mayoría opositora, huyó de Caracas con otros magistrados de esa corte tras enterarse de que “grupos de la policía política del gobierno” querían su captura.

“Salimos a juramentarnos (el 21 de julio) y más nunca volvimos a nuestra casa. Terminamos aquí en Miami”, cuenta, sin dar los nombres de sus colegas “para no comprometerlos”.

Diez días estuvieron escondidos porque temían ser rastreados. De los 33 jueces, tres fueron detenidos. El resto escapó.

Como Marval, otros están en Estados Unidos. “Nos fuimos comunicando con los que están en Chile, Colombia y Panamá y comenzamos la organización del Tribunal Supremo en el exilio”.

Cinco alcaldes destituidos están en Venezuela, dos presos. Los otros siete se exiliaron.

Cuando Carlos Vecchio abrazó a su esposa en Nueva York, el 5 de junio de 2014, hacía cuatro meses que habían dejado su casa en Caracas. Lo habían acusado de incitar a la violencia durante las protestas antigubernamentales que dejaron 43 muertos ese año.

“No fue fácil huir. Estuve tres meses escondido en varios sitios. Había que cuidar las comunicaciones, las entradas, las salidas. No podíamos usar los teléfonos. Tuvimos que montar un sistema de comunicación”, rememora.

“Tenía un grupo de avanzada y siempre alguien iba conmigo. Fue una operación riesgosa”.

Pero lo peor fue vivir todo eso con su esposa embarazada de su hijo Sebastián, que finalmente nació en Estados Unidos.

Unos 33 jueces huyeron de Caracas a mitad de año al saber que la policía política los buscaba. Sólo tres fueron atrapados.

Tres generaciones que saben de exilios

David Smolansky sabe de exilios: de la ex URSS salió su abuelo en 1927; de Cuba, su padre en 1970; él ahora de Venezuela.

“Tres generaciones hemos tenido que huir por dictaduras”, dice el destituido alcalde de El Hatillo, un municipio de Caracas, condenado a 15 meses de prisión por no impedir los bloqueos de vías durante las protestas antigubernamentales que dejaron 125 muertos entre abril y julio.

Apenas supo de esa sentencia “inapelable”, pasó a la clandestinidad. En las noches no dormía, “porque sabía que si venían por mí, sería en esa hora”. Nadie en su familia sabía dónde estaba. Hasta que viajó 1.300 km hasta Brasil.

Datos

Unos 33 jueces huyeron de Caracas a mitad de año al saber que la policía política los buscaba. Sólo tres fueron atrapados.

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