Prisión perpetua por asesinar a su esposa en Plottier

La antesala del crimen fue una historia de violencia y hostigamiento.

Archivo

Rodríguez Gómez y Fernández, dos de los autores del fallo

NEUQUÉN (AN)- La justicia condenó ayer a prisión perpetua a un hombre que mató de dos puñaladas en el corazón a su esposa, a la cual sorprendió indefensa cuando salía de la casa en Plottier. El fallo tuvo en cuenta que “el clima ordinario en el grupo familiar” eran “la violencia, la tensión, la hostigación (sic), el reclamo, la queja permanente y desgastante” todo “provocado por el imputado”. La condena recayó sobre Luis Leonardo Yevenes Hermosilla, de 53 años. La víctima fue su esposa Martina Gladis Epulef, de 51. Ambos estaban tramitando el divorcio, el hombre vivía en una pieza en el fondo de la casa donde moraban su esposa con sus dos hijos. La sentencia de la Cámara Primera conocida ayer señala que el 23 de diciembre de 2009, a las 21:30, Yevenes interceptó a su esposa en Santiago del Estero 645 del barrio Los Canales de Plottier. Con un cuchillo de 16 centímetros de hoja le clavó dos puñaladas, una de las cuales alcanzó el músculo cardíaco de la víctima. La muerte fue inmediata. El imputado intentó aliviar su situación: dijo que la víctima “se le abalanzó” y que nunca tuvo intención de matarla. A través de testigos y pericias no quedaron dudas sobre la autoría, de modo que la principal discusión se dio en torno de la calificación legal del hecho. Para la fiscalía fue “homicidio calificado por el vínculo”, que tiene como pena única la prisión perpetua. En cambio la defensa admitió el hecho pero señaló que existieron circunstancias extraordinarias de atenuación. También remarcó que víctima y autor estaban separados de hecho, por lo que no correspondía aplicar el agravante del vínculo. Pidió 8 años de prisión. El camarista Mario Rodríguez Gómez, con la adhesión de sus pares Luis María Fernández y Héctor Rimaro (subrogante) señaló en su voto que Yevenes “no admitía la ruptura” del vínculo matrimonial y “permanentemente acosaba a todo el grupo familiar. Hostigaba a Martina Epulef en las reuniones, en su casa y en la calle”. Sus propios hijos, al declarar en el juicio oral, dijeron que “tenía conductas violentas”. Según el juez, en el juicio “no se evidenció arrepentimiento” por parte del imputado, quien “pretendió responsabilizar a la víctima del hecho”. Al imponer la pena, tuvo en cuenta como agravantes “la permanente persecución a la víctima anterior al hecho, las graves consecuencias que el suceso traumático produce en sus hijos” así como “la situación de indefensión de la víctima, una mujer sorprendida a metros de su casa cuando salía a hacer las compras, sin esperar ni prevenir la agresión”.


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