Primavera con ritmos latinos
La nueva estación llegaa la región con banda sonora: este fin de semana sonarán el ska, la cumbia, el rock y el reggae de la mano de Karamelo Santo, La Zimbabwe y Sinsemina, entre otras bandas que proponen fiesta.
PAULA GINGINS
pgingins@rionegro.com.ar
El grupo cuyano Karamelo Santo comenzó a sonar en los escenarios porteños hace más de una década, trascendió las fronteras y participó en diversos festivales europeos y latinoamericanos, sumó nueve materiales a su discografía y decidió continuar y reinventarse luego del alejamiento del grupo del exlíder Goy Ogalde.
En diálogo con “Río Negro”, Gody Corominas, uno de los “veteranos” integrantes de la banda, afirmó: “Siempre que estemos juntos habrá diferencias, pero entendemos que la música es lo más importante”.
–¿Cómo encararon la nueva etapa sin Goy?
–Volviendo de la gira 2010 nos enteramos por las redes sociales de que Goy se bajaba de la banda y nos dejaba el nombre si queríamos seguir usándolo. Ahí decidimos tomarnos un tiempo para saber si queríamos continuar o no. Los últimos tiempos no estaban tan buenos, así que en ese período de reencuentro vimos que queríamos seguir, fuimos probando música y sentimos que dábamos para más si cambiábamos las reglas de juego. Quisimos transformarnos en una banda que consensuara las cosas y laburara de manera más cooperativa. Empezaron a brillar temas, nos conectamos con Pablo Guyot y Alfredo Toth (sí, de Guyot, Iturri y Toth: GIT) y laburamos todo el 2011. Sacamos en noviembre un disco que se llama “Karamelo Santo”, como una reafirmación, con el nombre que mucha gente del mundo ha adoptado como propio (afirma con evidente acento cuyano, a pesar de que hace varios años que vive en Capital): ésa es una energía muy grande que trasciende a cualquier músico y estamos orgullosos de haber seguido para adelante.
–Con el tiempo tuvieron diversas formaciones. ¿Cómo se integra hoy la banda?
–Pedro Piro Rosafa en voz y percusión, Gody Corominas en voz y percusión, Lucas Villafañe en teclado y acordeón, Diego Aput en bajo, Martín Ponce en guitarra, Mariano Ponce de León en batería, Pablo Clavijo en saxo, Juan Peláez en trompeta, Alejandro Pozo en trombón y Alejandro Flores como DJ y scratch.
–¿Qué es diferente ahora, pensando en géneros y letras?
–Si bien Goy fue el fundador, se reunió con gente con la que se sintió identificado. La diferencia no es tan extraordinaria. Digamos que el concepto lo hemos manejado entre todos. Como él era el fundador y el más antiguo miembro, se le respetaba su visión. Lo que cambió ahora es que junto con la productora Benditas Producciones (creada especialmente para trabajar con Karamelo Santo) somos un gran grupo de 20 personas sin un líder que están trabajando para el proyecto. Tratamos de consensuar todo y es muy difícil lo que estamos haciendo, pero los resultados son cada vez más lindos. Nos lleva tiempo aceitar ese trabajo, que es una cooperativa. En cuanto a la parte social, tenemos la suerte de poder canalizar en la música todo eso que vemos y sentimos cuando vamos a las provincias o a otros países. En cuanto a la parte humana, estamos haciendo algo que realmente nos gusta hacer a todos.
–Han recorrido diversos espacios. ¿Hasta qué punto los enriquece el intercambio cultural, artístico, humano?
–A muchos niveles. Calculá que en épocas de mucha continuidad de shows tenemos dos meses de gira por Europa. Dos meses lejos de la familia, la mitad del año estando juntos arriba de un bondi y sobre un escenario. Eso produce un feeling impresionante y, si se traslada a lo musical, mucho más. Compartir escenario con Nine Inch Nails, The Strokes o Totó la Momposina es ver de cerca cómo trabajan las bandas que has escuchado desde siempre. Es poder compartir un trago con ellos, ver cómo se preparan o tocan tal instrumento, preguntarles todo eso que querías preguntar. Es como una especie de conservatorio musical de la vida real.
–Al ser una banda de provincia, ¿es un poco cumplir el sueño del pibe?
–Fijate cómo pensamos los provincianos, que un amigo, el Fito Fader de Mendoza, me dijo: “A mí no me importa que hayas ido a Alemania, Suiza… ¡tocaste en Badía!”. A veces eso de tocar en República Checa no lo puede dimensionar, pero si te ven tocar con Badía, un genio que nos dejó su recuerdo, así es como se miden las cosas en provincia. Tenemos objetivos muy humildes y lo que nos pasa hoy es un regalo de la vida. No nos paran los problemas, no nos para el hambre –ya lo pasamos–, no nos para nada. Tenemos mucha pasión y ganas de ir para ade- lante.
–¿Cómo definen el corte del disco? ¿Por qué “Absent” y no “Estribillo”?
–“Estribillo” fue el que sugirieron los productores, pero nosotros perdemos un poco la lógica y para nosotros los trece temas son cortes (hay que decir que el disco tiene, además, dos bonus tracks en vivo de versiones de Sumo y The Clash). Pensamos que tal vez nos acerque a un público que no tiene tanto que ver con la idiosincrasia de Karamelo. Es un tema que nos abre un nuevo espectro, un nuevo color. Aunque “Estribillo” será el que le sigue, seguramente (risas).
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