¿Qué hará ahora Berlusconi?

por PEER MEINERT

DPA

Incluso para los italianos, acostrumbrados a las fallas de organización y al caos en su país, las idas y vueltas por el resultado de las recientes elecciones resultó demasiado.

Durante más de una semana los ciudadanos de ese país nadaron en la incertidumbre y los políticos discutieron como nunca, mientras en el extranjero las cabezas se sacudían en un gesto de desaprobación.

Anoche el Tribunal Supremo de ese país confirmó la victoria del líder opositor Romano Prodi, sellando el final inminente de la era del actual primer ministro, el controvertido magnate de los medios Silvio Berlusconi. Sin embargo, en Roma está claro que los verdaderos problemas recién empiezan. Con sus acusaciones de fraude electoral, Berlusconi sumió al país en un estado de parálisis.

El ministro del Interior, Giuseppe Pisanu, quien le había otorgado a Prodi tras los comicios del 9 y 10 de abril una ajustada mayoría, desapareció durante toda la semana. «Parecía haber un vacío de poder», comentó un romano indignado. «¿Qué pensarán de nosotros en el extranjero?», se quejó. Pero la felicidad en el seno de la alianza centroizquierdista de Prodi «L'Unione» parece algo ensombrecida y la victoria conseguida con tanto esfuerzo resulta insípida.

Con una mayoría de apenas dos bancas en el Senado, incluso los optimistas más empedernidos en las filas de Prodi saben que esta diferencia es sumamente escasa. Por añadidura, el Senado en Italia tiene mayor importancia que en los Parlamentos de otros países, ya que –a diferencia de éstos– no decide sólo en las cuestiones más importantes y necesitadas de consenso, sino en todas y cada una de las leyes.

Entretanto, la alianza centroderechista «Casa de las Libertades» ya se prepara para una oposición total. Un gobierno de Prodi sólo sobrevivirá «unos pocos días», amenazaron miembros de ese frente. Se estima que los perdedores se concentrarán ahora en sacar del medio a algunos políticos incluidos dentro del heterogéneo grupo que conforma la coalición convocada detrás de Prodi.

El ex jefe de gobierno ya tiene una mala experiencia con la fractura de una mayoría parlamentaria: en 1998, tras dos años en el gobierno, el líder de los comunistas Fausto Bertinotti le retiró su apoyo y provocó su caída.

El propio Bertinotti figura ahora nuevamente en las filas de Prodi, con lo cual, según sostienen muchos analistas en Roma, las disputas parecen ser sólo una cuestión de tiempo.

Los primeros problemas se vislumbran ya antes de que se inicie la formación del gobierno. A mediados de mayo deberá elegirse al sucesor del presidente Carlo Azeglio Ciampi, un proceso en el que normalmente ambas facciones cooperarían. Pero tras el clima enrarecido de estas elecciones, se evidencian signos de confrontación. Tampoco los grandes problemas económicos, los desafíos de la globalización y el endeudamiento del país podrán ser abordados con éxito sin una mayoría legislativa estable.

Berlusconi propuso una gran coalición según el modelo alemán, idea a la que Prodi apenas le dedicó una fría negativa. «Es la primera regla de la democracia que el ganador tiene el derecho y la obligación de gobernar», sentenció. ¿Y qué hará ahora Berlusconi?

Algunos analistas creen que su estrategia de discutir el resultado de los comicios tiene en realidad por objetivo negociar una salida honorable tras cinco años en el poder.

Antes de las elecciones, el multimillonario de 69 años había dicho con ironía que podría viajar con su yate a Tahití. Pero hoy un portavoz suyo ofreció inesperadamente una nueva idea: si Prodi es designado primer ministro, Berlusconi podría convertirse en presidente. «O al revés», agregó el vocero centroderechista Sandro Bondi.


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