Quedó en libertad un acusado de un doble homicidio 

El hecho se produjo en julio, en El Bolsón.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- El fiscal Enrique Sánchez Gavier consideró que Víctor Andrés Tejeda no comprendió la criminalidad del acto cuando mató a puñaladas a Car-los Cerda y a Román Rocha, y que había obrado en defensa pro-pia ante una agresión ilegítima.

Después de evaluar las circunstancias que rodearon el hecho, el fiscal solicitó la absolución del imputado y los jueces de la Cámara Segunda del Crimen ordenaron su libertad en forma inmediata por haber quedado privados de jurisdicción.

Cuando Tejeda estaba por retirarse de los tribunales fue agredido por familiares de las víctimas y debió ser protegido por los policías que lo custodiaron cuando todavía era imputado.

El hecho debatido fue uno de los más sangrientos registrados en El Bolsón en los últimos años y se produjo en la madrugada de un frío domingo de invierno, el 4 de julio pasado, durante un asado del que participaron al menos siete personas.

Los comensales habrían bebido cerveza y vino en abundan-cia hasta que pasadas las tres de la mañana se produjo una discusión entre Tejeda y el dueño de casa, Juan Carlos Rivero.

Según los testimonios ofrecidos en el debate, a esa hora lle-gó a la casa un vecino que le pi-dió a Rivero un trozo de asado, pero tras recibirlo lo rechazó porque estaba crudo. Eso puso de mal humor a Rivero, quien comenzó a insultarlo y a rociarlo con vino para provocarlo.

En ese momento terció Tejeda, quien se despojó de su cuchillo e invitó a pelear a Rivero «a mano limpia». El dueño de casa aceptó el desafío, pero recibió a Tejeda con una piedra que impactó en su cabeza, y después le propinó otros golpes con un sifón.

Tejeda declaró que «en ese momento noté que el sauce que estaba en el patio me comenzaba a dar vueltas, caí arriba de una mesa y sentí que los otros me estaban acuadrillado».

Cerda y Rocha, que también participaban del asado, se interpusieron entre ambos contendientes, al parecer con ánimo de separarlos, pero Tejeda, enceguecido, los hirió con su cuchillo que había alcanzado a recuperar. Dijo que sólo había tirado un golpe, pero al primero le ocasionó cuatro cortes en el abdomen, y consecuentemente una fuerte hemorragia que le produjo la muerte horas después, cuando era operado en el hospital local.

Rocha, por su parte, sufrió un profundo corte en el hemitórax izquierdo, que le afectó un pulmón y el corazón, a consecuencia de lo cual murió a los pocos minutos.

Después del altercado, Tejeda se presentó en la comisaría, entregó el cuchillo de 22,5 centímetros de hoja que había utilizado, y declaró que lo había usado porque lo habían «acuadrillado».

Sánchez Gavier argumentó que «Tejeda pudo haber confundido la intención de Rocha y Cer-da y se consideró agredido. Las condiciones justifican la forma en que actuó», concluyó, para pedir la absolución del imputado.

Después de escuchar los alegatos y por resultar decisiva la solicitud del fiscal, los jueces Miguel Angel Lara, César Lanfranchi y Alejandro Ramos Mejía ordenaron la inmediata libertad de Tejeda.

La viuda de Rocha y las hermanas de Cerda, que presenciaron la audiencia, estallaron en llantos e insultos contra el imputado y la justicia, y amenazaron a Tejeda con tomarse venganza por sus propias manos.

Minutos después, cuando el imputado fue liberado formalmente, las mujeres se abalanzaron sobre él y la policía debió protegerlo de la furia de las familiares de las víctimas.  


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