“¿Quién le pone el cascabel al gato?”
El significado de la famosa expresión “ponerle el cascabel al gato” tiene su origen en una antigua fábula escrita en el siglo XIII en “El libro de los gatos”, escrito por Odo de Sherington. En este libro cuenta cómo un grupo de ratones intenta buscar una solución ante el elevado número de muertes producidas por el ataque de un enorme gato gris. Los ratoncitos llegan a la conclusión de que la mejor forma de acabar con esta tragedia sería ponerle un cascabel al gato, de manera que cuando el gato se mueva puedan sentirlo acercarse, para que ya no les pueda atacar por sorpresa. Todos los ratones se pusieron de acuerdo en que ésta sería la mejor solución para el tremendo problema pero, cuando llega el momento de elegir al ratón que lo lleve a cabo, cada ratón comienza a poner diferentes excusas para evitar realizar una acción tan peligrosa. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Hoy en día este dicho se continúa usando y se refiere a tener el valor de enfrentarse a una situación difícil o peligrosa. Mi opinión publicada en la edición del día domingo 8 sobre el estado lamentable de mi querido pueblo General Enrique Godoy ha generado un clima bastante tenso en aquellas personas mencionadas, como lo son Ivancich y Garrone. Ahora, señores, ¿cuál es el problema? ¿Qué? ¿Acaso nadie puede opinar? Tal parece que tengo que volver a recordar, o mejor dicho, enseñar, lo que dice el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos acerca de que toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. El hecho de ser empleado del municipio hace más fácil conocer lo que piensan sobre mi persona –y que no es nada bueno–. Ahora también tengo que decir que de ninguna manera tengo miedo a ningún tipo de amenaza hacia mí; eso sí, me preocupa mi familia. ¿Por qué digo esto? Porque si existiera en los próximos días alguna amenaza persecutoria, hostigamiento y descalificaciones –o cualquier otro tipo de represalias–, los responsables serían ustedes. Y lo vuelvo a reiterar, no tengo miedo. Eso sí, si algo ocurre, ustedes deberán dar cuenta a la Justicia, como corresponde. Es claro que cuando alguien piensa diferente, y más aun se atreve a publicar una opinión que de hecho es la pura verdad, se enfrentará a varias situaciones: por un lado están los que se enojan, los que se sienten ofendidos; y por otro, los que están de acuerdo, y esos son la mayoría. Creo que la Justicia debería tomar cartas en el asunto de la estafa a vecinos que pagaron $ 6.000 y cuotas para acceder a una vivienda, porque sólo están presos los responsables de la cooperativa. ¿Y los responsables políticos? Hasta ahora nadie ha dado respuestas a dicha situación. Para finalizar quiero agradecer a cada vecino que se acercó para decirme “te felicito por lo que hiciste”, a lo que respondo: yo sólo sé que alguien le tenía que poner el cascabel al gato. Ariel Alejandro Garabito, DNI 23.480.995 General Godoy
Ariel Alejandro Garabito, DNI 23.480.995 General Godoy
El significado de la famosa expresión “ponerle el cascabel al gato” tiene su origen en una antigua fábula escrita en el siglo XIII en “El libro de los gatos”, escrito por Odo de Sherington. En este libro cuenta cómo un grupo de ratones intenta buscar una solución ante el elevado número de muertes producidas por el ataque de un enorme gato gris. Los ratoncitos llegan a la conclusión de que la mejor forma de acabar con esta tragedia sería ponerle un cascabel al gato, de manera que cuando el gato se mueva puedan sentirlo acercarse, para que ya no les pueda atacar por sorpresa. Todos los ratones se pusieron de acuerdo en que ésta sería la mejor solución para el tremendo problema pero, cuando llega el momento de elegir al ratón que lo lleve a cabo, cada ratón comienza a poner diferentes excusas para evitar realizar una acción tan peligrosa. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Hoy en día este dicho se continúa usando y se refiere a tener el valor de enfrentarse a una situación difícil o peligrosa. Mi opinión publicada en la edición del día domingo 8 sobre el estado lamentable de mi querido pueblo General Enrique Godoy ha generado un clima bastante tenso en aquellas personas mencionadas, como lo son Ivancich y Garrone. Ahora, señores, ¿cuál es el problema? ¿Qué? ¿Acaso nadie puede opinar? Tal parece que tengo que volver a recordar, o mejor dicho, enseñar, lo que dice el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos acerca de que toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. El hecho de ser empleado del municipio hace más fácil conocer lo que piensan sobre mi persona –y que no es nada bueno–. Ahora también tengo que decir que de ninguna manera tengo miedo a ningún tipo de amenaza hacia mí; eso sí, me preocupa mi familia. ¿Por qué digo esto? Porque si existiera en los próximos días alguna amenaza persecutoria, hostigamiento y descalificaciones –o cualquier otro tipo de represalias–, los responsables serían ustedes. Y lo vuelvo a reiterar, no tengo miedo. Eso sí, si algo ocurre, ustedes deberán dar cuenta a la Justicia, como corresponde. Es claro que cuando alguien piensa diferente, y más aun se atreve a publicar una opinión que de hecho es la pura verdad, se enfrentará a varias situaciones: por un lado están los que se enojan, los que se sienten ofendidos; y por otro, los que están de acuerdo, y esos son la mayoría. Creo que la Justicia debería tomar cartas en el asunto de la estafa a vecinos que pagaron $ 6.000 y cuotas para acceder a una vivienda, porque sólo están presos los responsables de la cooperativa. ¿Y los responsables políticos? Hasta ahora nadie ha dado respuestas a dicha situación. Para finalizar quiero agradecer a cada vecino que se acercó para decirme “te felicito por lo que hiciste”, a lo que respondo: yo sólo sé que alguien le tenía que poner el cascabel al gato. Ariel Alejandro Garabito, DNI 23.480.995 General Godoy
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