Por qué el jabón blanco ya no es “neutro”: ¿Qué dicen los especialistas?
Durante generaciones se lo consideró un producto noble, económico y seguro para la piel. Pero hoy los expertos explican que su fórmula cambió y ya no cumple con las características que le dieron fama.
El jabón blanco fue, durante décadas, un clásico en las casas argentinas. Se lo valoraba por ser accesible, rendidor y multifuncional: servía tanto para lavar la ropa como para el cuidado personal. Su reputación de “neutro” lo convirtió en sinónimo de seguridad, especialmente para pieles sensibles y prendas delicadas.
Qué significa que un jabón sea neutro
En términos químicos, un producto es neutro cuando su pH está cercano a 7, lo que indica que no es ni ácido ni alcalino. Bajo esa condición, el jabón no irritaba la piel ni dañaba los tejidos. Esa era la razón por la cual el jabón blanco fue, durante años, recomendado para bebés y personas con piel sensible.
Lo que cambió con el paso del tiempo
Hoy, los análisis muestran otra realidad. La mayoría de los jabones blancos comerciales tienen un pH alcalino que oscila entre 9 y 11, muy lejos de la neutralidad. ¿La causa? La industrialización del producto: las recetas artesanales, que se hacían con grasa y soda cáustica en proporciones exactas, dieron paso a fórmulas modernas que incorporan blanqueadores, perfumes y otros aditivos químicos.
Los riesgos del exceso de alcalinidad
- En la piel: puede resecar, irritar e incluso alterar la barrera cutánea, sobre todo en bebés o personas con piel atópica.
- En la ropa: si bien limpia con eficacia, puede dañar fibras delicadas y acortar la vida útil de ciertos tejidos.
- En la salud: ya no se recomienda para la higiene personal ni para el uso en zonas sensibles.
Qué usar en su reemplazo
Los especialistas sugieren elegir jabones y detergentes líquidos con pH balanceado (alrededor de 5,5), que suelen estar etiquetados como “aptos para piel sensible” o “dermatológicamente testeados”. En el caso de la ropa de bebés, los detergentes hipoalergénicos son los más recomendados porque se enjuagan mejor y no dejan residuos.
El jabón blanco sigue siendo un aliado económico para la limpieza del hogar, pero ya no puede considerarse neutro. La evolución de su fórmula lo convirtió en un producto más agresivo de lo que se creía, y los expertos aconsejan limitar su uso a la limpieza general y no a la higiene personal.
El jabón blanco fue, durante décadas, un clásico en las casas argentinas. Se lo valoraba por ser accesible, rendidor y multifuncional: servía tanto para lavar la ropa como para el cuidado personal. Su reputación de “neutro” lo convirtió en sinónimo de seguridad, especialmente para pieles sensibles y prendas delicadas.
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