Se celebra hoy a Laura Vicuña, la beata que une a Argentina con Chile: Conocé su oración

Laura Vicuña es una popular beata, reconocida por entregar su vida a Dios en nombre de su madre. La niña nació en Chile pero, años después, se instaló en Junín de los Andes, donde tiene un altar de promesas y agradecimientos.

La Iglesia Católica conmemora cada 22 de enero a la beata Laura del Carmen Vicuña Pino, más conocida como Laurita Vicuña, a quien se celebra por la ejemplaridad de su corta vida y la manera en como alcanzó la santidad.

Es que Laurita Vicuña, tal como la llamaban quienes la conocieron en vida, se ofeció a sí misma por la conversión de su madre, en tiempos en los que, aseguran, esta se encontraba inmersa en una situación moral penosa.

Laura Vicuña nació en Santiago de Chile en 1891, hija de un padre que pertenecía a una familia aristocrática de gran influencia política y social y su madre, Mercedes, quien por el contrario provenía de un hogar humilde.

Según reconstruye el sitio ACI Prensa, el año en el que Laura nació estalló la guerra civil chilena, la Revolución de 1891, y su familia se vió obligada a huir de la capital y refugiarse a unos 500 km de Santiago.

El padre de Laura Vicuña murió en medio de esas aciagas circunstancias y su madre quedó en la indigencia a cargo de sus dos hijas; por esa razón, las tres mujeres tomaron rumbo a la Argentina, donde Mercedes decidió establecerse y donde conoció a un hombre llamado Manuel Mora, con el que convivió buen tiempo.

Años más tarde, Laura ingresó como interna al Colegio de las Hijas de María Auxiliadora, en Junín de los Andes, Neuquén. Poco tiempo después, en medio de la serenidad del internado, manifestó una profunda devoción al Señor y a soñar con ser religiosa. En ese contexto, Laura escuchó decir a una de sus maestras que a Dios le disgustan mucho los que conviven sin casarse, situación que la afectó singularmente: la pequeña recién tomaba conciencia de la falta en la que se encontraba su madre, Mercedes, y sintió mucho dolor porque Dios estaba siendo ofendido en su propio hogar.

Entonces, Laura Vicuña tomó una decisión poco común para una niña de su edad: ofrecer su vida a Dios por la salvación de Mercedes. Así, la beata le comunicó a su confesor, el sacerdote salesiano P. Crestanello, que deseaba hacer los méritos suficientes para que Dios se apiade de ella: Laura quería que Mercedes cambiara de vida y si debía sacrificarse, pues estaba dispuesta a hacerlo.

Luego de tomar su primera comunión, Laura Vicuña quedó a la merced de la pareja de su madre, quien intentó abusar de ella, pero la niña resistió la agresión. Entonces, el hombre la echó de su casa y la expuso a penurias propias de su época.

Las Hijas de María Auxiliadora concedieron a Laura amparo y sustento. En medio de sus penurias, llegó el invierno y las lluvias empezaron a arreciar en la región: se produjo una inundación en la escuela y el internado, y Laura ayudó a sus compañeras, con los pies en el agua helada durante horas, movilizando y poniendo a buen recaudo a las niñas más pequeñas.

Unos días después, Laura se enfermó gravemente. Mercedes, su madre, solicitó entonces permiso a las hermanas para llevársela consigo a casa, pero ni con todos los cuidados que le dio a la niña logró recuperarse. Una afección muy grave a los riñones se había desatado.

Al entrar en agonía, la beata le dice a Mercedes: «Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tú no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente«. Mercedes, llorando, exclamó: “¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida”.

El Papa San Juan Pablo II beatificó a Laura Vicuña en 1988. En aquella ocasión, el Papa Peregrino pronunció unas palabras que los devotos de Laura recuerdan con cariño: “La suave figura de la Beata Laura… a todos enseñe que, con la ayuda de la gracia, se puede triunfar sobre el mal”.

Oración para la beata Laura Vicuña


Si necesitás pedirle un milagro a la beata Laura Vicuña, esta oración puede ayudarte.

¡Oh Beata Laurita Vicuña!

Tú que seguiste heroicamente
el camino de Cristo,
acoge nuestra confiada plegaria.

Alcánzanos de Dios las gracias
que necesitamos…
Y ayúdanos a cumplir
con corazón puro y dócil
la voluntad del Padre.

Otorga a nuestras familias
la paz y la felicidad.
Haz que también en nuestra vida
como en la tuya
resplandezca una fe firme,
una pureza intrépida, y
la caridad atenta y solícita
para el bien de los hermanos

Amén.


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