Regalías: la historia “privada”

En Argentina, curiosamente, la primera en cobrar regalías petroleras fue una empresa privada. Según cuenta el historiador Nicolás Gadano en su libro “Historia del petróleo en la Argentina”, la empresa Challacó hizo un descubrimiento en la zona de Plaza Huincul y obtuvo, tal como reza el Código de Minería, una concesión a perpetuidad. Lo hizo en una zona lindera a las primeras exploraciones de YPF en el Octógono Fiscal, por lo que corrió un riesgo casi nulo. Luego vendió su participación a la Standard Oil a cambio de un pago inicial muy grande y una regalía del 12%, la primera aparición de una alícuota tipo royalty en Argentina. Fue recién en el año 1935, a partir de la sanción de la ley 12.161, que se estableció un régimen diferenciado para la explotación petrolera dentro del Código Minero. Allí nació la regalía tal cual se conoce hoy, y el país jamás cambió ese sistema de captura de renta. Sí cambiaron sus destinatarios: a partir de la reforma del 94, fueron excluyentemente las provincias quienes cobraron ese dinero al quedarse con el manejo de los yacimientos, salvo en el caso de la plataforma marina. Más tarde, a partir de la sanción de la Ley Corta, incluso se generaron nuevos caminos para capturar renta como el cobro de un canon inicial o de puntos extra de alícuota en caso de que el barril de petróleo o el metro cúbico de gas subieran de precio. La última invención fueron las petroleras provinciales. En casi todos los casos se reservaron áreas a su nombre. De esta forma, los inversores se meten en el negocio a partir de la firma de un contrato y su socia vernácula participa de las ganancias a través de distintos esquemas. Uno de ellos es el de carry, tan criticado por estos días. Cómo capturar la mayor renta posible de Vaca Muerta es el desafío central por estas horas. No se trata tan sólo de ordeñar la vaca: las grandes inversiones necesarias y el alto riesgo agregan un nuevo factor a tener en cuenta y que podría motivar cambios.


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