Comunidad mapuche espera que la Cámara Nacional de Apelaciones confirme inédito fallo

Una jueza federal de primera instancia del fuero contencioso administrativo había ordenado al Estado nacional que otorgue el título de casi 200 hectáreas a la Lof Trypay Antu, que reclama desde hace 17 años. Pero apelaron la resolución.

Por resolución, el Estado debe entregarles el título de casi 200 hectáreas, que reclama desde hace 17 años.

Comunidad mapuche espera que la Cámara Nacional de Apelaciones confirme inédito fallo

Era una mañana fría. La helada recién comenzaba a levantarse y se sentía hasta los huesos. Luis Carleos salió con su rebaña de chivas a buscar pastura montaña arriba, cuando sonó el celular. El mensaje sorprendió a Luis. El abogado Manuel Aliaga le informó que una jueza federal había resuelto a favor de la comunidad, que lucha desde hace años para que el Estado nacional les entregue el título de propiedad comunitaria de las tierras, ubicadas a pocos kilómetros del centro de Bariloche.

El fallo se dictó el 21 de mayo pasado y el abogado se comunicó al día siguiente. Luis resolvió que había que darle la noticia a su madre y organizó una cena familiar.

Pero su madre lo tomó con absoluta tranquilidad. “Ya lo había soñado”, afirmó hoy domingo Clorinda Gualmes. La mujer tiene muchos años de lucha y de trabajo sobre las espaldas. Sufrió tres intentos de desalojo del Ejército, que la quiso expulsar de la tierra donde vive y nacieron sus hijos. “Nunca me soñé vencida”, sostuvo. Tiene 85 años y es la lonko de la comunidad mapuche Lof Trypay Antú, ubicada cerca de Virgen de las Nieves.

La jueza María José Sarmiento dictó un fallo donde hizo lugar al amparo por mora que el abogado de la comunidad había presentado en 2015 contra el Estado nacional, para obtener el título comunitario de casi 200 hectáreas. La demanda se promovió contra el Estado Nacional y el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). La jueza había dispuesto que en un plazo de 60 días entreguen el título a la comunidad. Pero la sentencia fue apelada. Y la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal analizará en los próximos días el recurso.

Pero Clorinda está tranquila. Está convencida de que el tiempo le dará la razón. “Cada cosa que me ha pasado la sueño antes”, explicó a “Río Negro”, mientras se tomaba un mate con una cucharada de azúcar, junto a una cocina a leña, en su nueva casa que le construyó su familia, a pocos metros de la casa que un incendio destruyó el invierno pasado.

Un fallo inédito

Si bien el fallo no está firme, Luis destacó esta tarde que es la primera vez que logran una resolución judicial después de golpear durante 16 años las puertas de organismos judiciales.

“En primer lugar como pueblo originario siempre es importante un fallo que reconozca derechos sobre la base del respeto hacia la gente”, explicó. “Siempre pacíficamente. Para eso están las leyes”, enfatizó. Luis destacó que tienen mensura y que el anhelo es acceder al título comunitario. La comunidad tiene 32 miembros. Todos familiares de Clorinda. Sus hijos, nietos y bisnietos.

Tienen de vecinos a la comunidad mapuche Millalonco-Ranquehue, al Ejército y al Centro Atómico. “Con ellos no me quiero meter ni tampoco que ellos se metan con nosotros (por el Ejército y el Centro Atómico)”, aclaró. “Lo único que queremos es que nos respeten nuestro pedazo de tierra”, afirmó.

Luis no se olvida del violento intento de desalojo que el 29 de junio de 1983 sufrió su familia a manos del Ejército. “Vi como mataban mi vaca, mis chanchos”, rememoró. Vinieron soldados en camiones con personas contratadas que destruyeron la vivienda de madera.

Clorinda y sus hijos no se fueron. Como pudieron hicieron una casilla precaria montaña arriba. “No nos dejaban ni sacar agua de la vertiente, siempre había militares custodiando”, rememoró Luis. Semanas después, regresaron a su espacio. Y volvieron a empezar.

Las tierras que la comunidad Trypay Antu reclama como parte de su territorio forman como una L. Llegan hasta la Ruta Provincial 82 y avanzan por las quebradas y el cerro Otto hasta cercanías de la confitería giratoria. Son tierras de una vegetación abundante.

La comunidad se dedica, sobre todo, a la cría de animales. Tienen chivas, corderos, unas 150 gallinas, caballos, patos y una gansos muy bulliciosos. Las viviendas están ubicadas a unos 2 kilómetros de la ruta y se accede por un camino angosto y serpenteante. Sólo tienen servicio de luz.

Un derecho constitucional

El abogado explicó a “Río Negro” que en 2001 interpusieron el primer reclamo administrativo ante el Estado nacional que tuvo un dictamen favorable.

Dijo que en 2015 presentaron un amparo por mora ante el juzgado contencioso administrativo federal 11 de la ciudad de Buenos Aires para obtener el título comunitario. Alegaron que el derecho constitucional que reconoce a las comunidades preexistentes, pero “hay que hacerlo operativo”.

Aseguró que la comunidad cuenta con un informe histórico antropológico y un expediente completo que acredita su reclamo. También una resolución del INAI, que aprobó el relevamiento técnico bajo el amparo de la ley de comunidades indígenas 26.160 y la mensura aprobada y registrada por Catastro del municipio de Bariloche.

“Este es un fallo que trae paz social”, afirmó Aliaga. “Es una buena oportunidad para que el Estado nacional acompañe esta reparación histórica -enfatizó-. Estaría bueno que reconozca y no haya que obligarlo”.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios