Karina Milei, entre la política y la Justicia

Karina Milei mantiene un perfil bajo que deberá abandonar si la decisión es, como planea, que el año que viene sea candidata a un puesto legislativo. Por ahora mantiene, con esa estrategia, la imagen de fortaleza que se le atribuye.

La Libertad Avanza ya comienza a perfilarse para las elecciones de medio término con miras a reforzar la presencia parlamentaria del gobierno. En esa tarea está enfocada Karina Milei que se puso al hombro el armado electoral en todos los distritos del país para inscribir a La Libertad Avanza como partido y prescindir de las estructuras prestadas que utilizó en los últimos años.

El acto más vistoso fue el que organizó en la Ciudad de Buenos Aires para afiliar militantes, pero también ya se iniciaron trámites en Buenos Aires, Córdoba y Río Negro, entre otras provincias.

Los referentes de estos distritos son: Sebastián Pareja en PBA, Gabriel Bornoroni en Córdoba y Lorena Villaverde en Río Negro. La pregunta más inmediata que surge es quién será el candidato fuerte para esta elección.

El año próximo se elegirán senadores para la Ciudad de Buenos Aires y diputados para la provincia de Buenos Aires y ya se especula que Karina Milei podría ser la principal candidata, para poder llevar el apellido Milei en la boleta. Aunque esto no está definido, sobre todo porque los Milei se vienen caracterizando por hacer todo lo contrario a lo que dicen los manuales de la política tradicional.

El inconveniente que surge con Karina es que, al igual que Posse, la hermana del presidente no es muy afecta a dar entrevistas y tampoco tiene experiencia para hablar en público y temen que la imagen todopoderosa que se creó sobre ella se vaya perdiendo a medida que se la empiece a escuchar.

Hoy Karina Milei tiene domicilio en CABA, pero reside en Vicente López, por lo que aún no está definido dónde irá como candidata. Si va por CABA, su lugar sería la cabeza de lista de senadores, donde también quiere ir Patricia Bullrich. Este tema deberá definirse con mucha cintura.

Por otro lado, un personaje con alto nivel de conocimiento en el Gobierno es el vocero presidencial Manuel Adorni, que todas las mañanas aparece en televisión con su habitual conferencia de prensa. A Adorni también lo sondearon para llevarlo como cabeza en la lista de diputados nacionales por la Provincia de Buenos Aires. Quienes están en los detalles de este armado son Martín y “Lule” Menem.

“Lule”, incluso, se hizo cargo de resolver hasta la operación judicial. Hoy es el encargado de conversar con todos los jueces electorales del país y hasta comparte junto con Karina Milei el diálogo con el mismísimo juez de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti, que está preocupado porque la candidatura de Ariel Lijo a la Corte no estaría llegando a buen puerto, sobre todo porque faltarían los avales de Cristina Kirchner y Mauricio Macri, quienes aún no se manifestaron sobre la cuestión, pero que en conversaciones privadas exasperaron su descontento por la nominación del magistrado de Comodoro Py.

La pregunta que se hacen es “¿por qué le haríamos a Lorenzetti el favor de equilibrar su peso en la Corte frente a Horacio Rosatti?” Sucede que en el caso de Cristina Kirchner, ella recuerda a Lorenzetti como el padrino del camarista Martín Irurzun y de Claudio Bonadio en la persecución judicial de la que denuncia haber sido víctima ella y todo el kirchnerismo. En ese mismo grupo coloca a Julián Ercolini y también al propio Lijo, que ordenó la detención de su vicepresidente Amado Boudou.

Cristina Kirchner prefiere un candidato del perfil de Alejandro Slokar o un jurista más afín al pensamiento kirchnerista, que un juez de la trayectoria de Lijo. Los conocedores de esta temática arriesgan a que la conversación podría llegar a derivar en una posible ampliación de la Corte y en ese escenario, el kirchnerismo sí podría considerar votar a Lijo, porque de esa manera podría proponer un candidato propio para el máximo tribunal.

La composición actual de la Corte no le gusta a ningún espacio político y la jubilación de Maqueda se convirtió en un problema urgente porque de quedar solo tres jueces, la Corte entraría en un estado de parálisis, en el que solo podrían salir acuerdos en los que la votación sea por unanimidad de 3 votos, porque en el máximo tribunal no se puede fallar 2 a 1, porque se considera el universo de 5 jueces, por lo que la única mayoría posible es con 3 votos. Y en este contexto será muy difícil que Rosatti y Carlos Rosenkrantz se ponga de acuerdo con Lorenzetti.


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