Relato de una batalla ganada al cáncer de mama

Carolina Magnalardo presentó en la Feria Internacional del Libro de Neuquén “La teta que tenía algo para decir”, libro en el que cuenta su historia alrededor de la enfermedad, que la tuvo en tratamiento oncológico durante dos años.

El cáncer de mama es una de las principales causas de muerte de mujeres en la Argentina y también en la provincia. El último censo de 2008-2012, realizado por Neuquén, arrojó que hay 65 casos por cada 100.000 habitantes neuquinos y que durante esos años hubo más de 900 casos .

La concientización y los estudios periódicos son elementales. Es que detectado a tiempo el cáncer de mama es posible de ser curado o controlado.

Esa es la experiencia de Carolina Magnalardo. En 2017 fue diagnosticada de cáncer de mamá y dos años después, ya habiendo dejado atrás lo peor, cuenta su experiencia en un libro con el objetivo de ayudar. “Este libro tiene dos objetivos. Uno es que las mujeres, y bueno los hombres también, sepan que con un simple control rutinario todos los días te podés detectar si tenés alguna irregularidad en la teta. Yo un día me estaba bañando y me sentí una pelota que el día anterior no me la había sentido. Hay que estar atenta y hacerte los chequeos para evitar ser una paciente oncológica”, contó Carolina sobre uno de los propósitos de “La teta que tenía algo para decir”.

“Y el otro objetivo es poder acompañar a las mujeres que estén pasando por esto. Yo sé que el camino no es fácil y que somos un montón, lamentablemente, las que pasamos por esto, entonces la idea es que sepan que no están solas. El camino es difícil, pero no es imposible y la recompensa es la vida. Por eso hay que enfocarse y poner toda la energía en sanar porque así va a ser”, agregó la periodista que escribió este libro durante sus dos años de tratamiento.

“La teta…” fue presentado en la séptima edición de la Feria Internacional del Libro de Neuquén y como sucedió en un encuentro anterior a ella asistieron muchas personas interesadas en obtener herramientas para ayudar o ayudarse.

“En el libro lo que repaso son los momentos de miedo, de tristeza, de soledad, de esperanza también, de hastío, de fe y cuento qué elementos usé yo para sanar. Desde la fe en Dios hasta el trabajo de mis energías para aprender a saber dónde poner las energías y el trabajo que hice con mi psicóloga que me ayudó mucho”, adelantó Carolina sobre lo que contienen esas páginas que a la vez le sirvieron de una especie de diario íntimo. “Cuento distintos momentos fuertes del tratamiento, por ejemplo cuando me dijeron que me podían llegar a sacar la mama. O cuando perdí el pelo, perdí todo el pelo, perdí las cejas, las pestañas. Ese es un momento difícil porque la mirada del otro es difícil. Yo sentía vergüenza, lo sentía como una debilidad”, agregó la autora de “La teta…”.

“Tengo la esperanza de que el libro pueda ser una herramienta de ayuda. Tuve la idea de escribirlo el día que me dieron el diagnóstico de cáncer de mama porque toda la vida había querido escribir un libro, de hecho había empezado a escribir otros libros pero nunca superaba las poquitas páginas iniciales y cuando tuve el diagnóstico lo sentí naturalmente, sentí que era una señal. Además me ayudó mucho escribirlo porque volcaba mucho angustia ahí, era muy catártico”, cerró la periodista.

El cuerpo habla: las señales a las que hay que prestar atención

“La teta que tenía algo para decir” es el título del libro de Carolina Magnalardo y surgió de forma automática, porque realmente la teta le habló y le sigue hablando. “En una de esas tardes de soledad, en las que no tenés ganas de ver a nadie, empecé a pensar por qué me estaba pasando eso a mi. Empecé a repasar momentos en los que el cuerpo me había querido hablar y yo no había prestado atención”, contó Carolina sobre el cómo surgió el título.

“Me acordé por ejemplo de una vez que en un enojo muy fuerte me quedó una secuela en el ojo izquierdo que cada vez que me enojo se me pone chiquito”, confió ella sobre una de esas señales que le dio su cuerpo y, en un principio, no supo leer.

Y agregó: “Empecé a repasar todos esos momentos y me di cuenta que el cuerpo ya no sabía cómo hablarme entonces la teta tomó la posta para decirme que no era la forma correcta de tomarme la vida y por eso el título del libro salió naturalmente”.

Y todavía hoy la teta le habla: “Cada vez que me empiezo a enojar, me da un pinchazo donde estaba el tumor, y ahí me calmo”.


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