Renunció Cruciani, el juez que encarceló a Fassi Lavalle

Aunque pensaba retirarse para ir de pesca, será candidato a diputado por un partido vecinal.

BUENOS AIRES (DyN).- Julio Cruciani, el juez que se hizo famoso por su habitual «moño» y sus polémicas críticas contra funcionarios y colegas, renunció a la justicia luego de 17 años de investigar desde el fuero penal económico contrabandos y evasiones millonarias.Así lo reveló el propio Cruciani, quien, a los 71 años, decidió dejar el Poder Judicial y se encuentra de licencia hasta que el Ministerio de Justicia tramite su dimisión.

«Estoy pasado de edad», le dijo a DyN el juez, aunque aclaró que no se irá a descansar a su casa. «Mi deseo era jubilarme y los últimos años irme a pescar. Siempre tuve la manía de comprarme un bote e irme por ahí con el auto, pero me voy a dedicar a la política. Seré candidato a diputado nacional por el partido Confederación de Vecinos de la Provincia de Buenos Aires», dijo.

Así, los tribunales federales de Retiro perderán a uno de sus integrantes más mediático, quien se hizo reconocible para la gente común como «el juez del moñito», por su habitual elección a la hora de rechazar las corbatas.

Cruciani fue el juez que en marzo de 1998 encarceló al ex secretario de Turismo menemista, Omar Fassi Lavalle, por liderar una presunta asociación ilícita que evadió impuestos, pero le perdonó la prisión a la esposa de éste, Liz Mazzini, por la situación en que se encontraban sus hijos.

Por sus manos pasaron causas como la sonada «Ope

ración Langostino» que investigó el envío de unos 600 kilos de cocaína, oculta en cajas con langostino congelado; la denuncia contra el grupo Yoma por supuesto cobro irregular de reintegros de exportaciones; y las sospechas sobre el empresario Eduardo Eurnekian por presunta evasión agravada.

 

«Paredón legal»

Pero la causa que siguió con más ímpetu fue la de la «Aduana Paralela», que lo llevó a enfrentarse con funcionarios de ese organismo por su supuesta ineficiencia para combatir el contrabando y llegó a pedir «paredón legal» para los evasores.

La historia de Cruciani no sólo pasó por los estrados oficiales: quiso ser médico pero siguió derecho porque era «más fácil», dice, aunque la abandonó varias veces hasta que se graduó a los 30 y pico. También fue tambero, corredor de autos, piloto de avión y hasta trabajó de doble en tres películas.

Su imagen, sin embargo, se impuso luego de convertirse en juez en lo penal económico porteño el 4 de agosto de 1988, cargo que le ofreció el entonces senador Ramón Saadi, con quien solía jugar al ajedrez.

En su despacho hay portarretratos del ex gobernador catamarqueño, de los ex presidentes Carlos Menem, Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde, y del socialista Alfredo Palacios, quien fue amigo de su padre, un médico que ayudó a fundar el Hogar Obrero. Desde los estrados judiciales, Cruciani se convirtió en un molesto crítico del fuero «penal cómico», según sus palabras.

Sus difundidas críticas lo llevaron incluso a denunciar a sus superiores por presunto mal desempeño, mientras se convirtió en uno de los integrantes del Poder Judicial más denunciados ante el Consejo de la Magistratura.


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