La empresa que crece a paso firme en Chimpay y seca los cerezos con un helicóptero
Emelka S.A. consolida su presente productivo a la vera del río Negro en Chimpay. Son 500 ha que combinan peras, manzanas, cerezas, nectarinas y ciruelas, con un volumen de cosecha de 25 millones de kilos, que se distribuyen entre exportación y mercado interno. Y una perlita en cerezas: el secado vía helicóptero.
La empresa frutícola y ganadera Emelka S.A. atraviesa un presente venturoso de la mano de una conducción estratégica, un crecimiento sostenido y gradual, y un legado familiar que sabe cómo es la fruticultura desde adentro.
Con una producción asentada principalmente en la zona de Chimpay, a la vera del río Negro, que suma galpón de empaque y cámaras frigoríficas, más un galpón de empaque y algunas hectáreas frutícolas en Villa Regina, la firma afianzó una variada oferta productiva que incluye peras, manzanas, cerezas, duraznos y ciruelas.
A ello se suma el ciclo ganadero completo, vivero propio y puestos en el Mercado Concentrador de Neuquén y en el Mercado Central de Buenos Aires.
Julio Dillon, gerente de producción de Emelka S.A., dialogó con Río Negro Rural y contó el trabajo que realiza la empresa, ubicada como la séptima exportadora de manzanas y peras de la región, con casi un 6% de participación en el mercado total de ventas al exterior de frutas de pepita.
“Los de Chimpay son dos campos grandes, este donde estamos ahora se compró a Miele en el 2020 y el otro más grande es el que venimos trabajando desde antes”.
Un poco de historia, el inicio de Emelka
Cuenta la historia que la familia Sabbag, con gran trayectoria frutícola en Chimpay, inicia Emelka y comienza a crecer productivamente.

Como parte de ese crecimiento, la firma incorpora la producción de Miele en 2020, una compra estratégica que suma a la empresa “un empaque, variedades muy fuertes como Abate Fetel que teníamos poco, Pink Lady que no teníamos, y cerezas”.
Otra decisión fundamental para sumar unidades de negocios fue cuando “ponen un puesto en el mercado de Neuquén y después abren otro en el Mercado Central, que potenciaron las ventas en el mercado interno, sobre todo en carozos”.
500 ha plantadas con frutas de pepita y carozo
Actualmente Emelka S.A. tiene en la zona de Chimpay unas 2.100 hectáreas. La chacra principal es de 1.400 hectáreas y la comprada a Miele posee una extensión de 700 hectáreas. En esta última se sumaron en los últimos años 120 hectáreas productivas y se llegó a las 150 hectáreas, mientras que en la otra chacra la superficie cultivada con frutales es de 350 hectáreas, lo que totaliza 500 hectáreas en producción.

Dice Dillon: “Miele había arrancado todo el durazno y los nectarines, quedaban unos cuadritos de ciruelas y nosotros fuimos plantando más ciruelas, cerezas y sacando algunas variedades más complicadas en el manejo”.
En la otra chacra, “que tenía un 70% de pera, crecimos en manzana y cereza, durazno y nectarines”.
Hoy en día el fuerte es la producción de manzanas y peras. “Seguimos en la línea de manzanas rojas estriadas, que es un poco la historia de la fruticultura argentina, y lo que demanda el mercado interno”, cuenta Dillon.
“Lo que potencia mucho también es que tenemos vivero con producción de porta injertos de manzanos y de perales, con lo cual tenés la opción de hacer tus plantas y vender excedentes, todo eso con la seguridad del material y cerrando todo el ciclo de producto”.
Julio Dillon, gerente de Producción de Emelka S.A.
“Lo que potencia mucho también es que tenemos vivero con producción de porta injertos de manzanos y de perales, con lo cual tenés la opción de hacer tus plantas y vender excedentes, todo eso con la seguridad del material y cerrando todo el ciclo de producto”, sostiene el gerente de Producción de Emelka. En el vivero se producen 100.000 plantas por año.
El objetivo es llegar a una producción de 50/50
En fruta de pepita la empresa está hoy en un 65% de pera y un 35 de manzana. “La idea es llegar a un 50/50 con lo que va entrando nuevo en producción”, dice Dillon.
Emelka es productora, embaladora y exportadora. “La fortaleza que tiene como empresa es que no quemó etapas. Ariel Sabbag vino acá a defender la helada y hoy es el gerente general y gerente comercial, eso es muy importante: que el dueño venda”, explicó el profesional.
“El secreto hoy más que nunca para mantenerse en fruticultura no es tanto el volumen sino tener un producto premium, esto es mucha calidad con buenos rendimientos”.
Julio Dillon ,gerente de Producción de Emelka S.A.
Toda la fruta que trabaja la empresa es de producción propia, “son más de 25 millones de kilos entre todas las especies: pera (15 millones de kilos), manzana (9 millones de kilos) y carozo (1 millón, de los cuales 500.000 son cereza y el resto duraznos, nectarines y ciruelos)”.
Apuntó que “el secreto hoy más que nunca para mantenerse en fruticultura no es tanto el volumen sino tener un producto premium, esto es mucha calidad con buenos rendimientos”.

Para ello es necesario ser eficiente productiva y financieramente. Esa alta productividad que se menciona se traduce en 50 toneladas por hectárea en promedio, “con gran parte de las plantaciones en etapa de inversión, que vienen creciendo al ritmo de cada especie y todavía no están a pleno”.
Un helicóptero para cerezos
De las 500 hectáreas frutícolas que tiene Emelka S.A. en Chimpay, 270 cuentan con malla antigranizo.
Un caso particular se da en la producción de cerezas, donde utilizan una malla de triple propósito, que protege a las variedades más tempranas del sol, la lluvia y el granizo.

La cereza es una fruta muy sensible a la humedad en la última etapa de crecimiento y es necesario secar la fruta y la planta lo más rápido posible después de una lluvia.
En Emelka gran parte de la producción de cerezas está protegida por la malla impermeable mencionada, pero los otros cuadros cuando se mojan se secan con las aspas de un helicóptero que sobrevuela a muy baja altura sobre la copa de los árboles. Un espectáculo que forma parte de una fruticultura a otro nivel.
Trayectoria en el Valle
Julio Dillon, gerente de producción de Emelka S.A. es de La Plata y estudió Agronomía en la Universidad del Centro, en Azul. Llegó al Valle en el 1986 y luego de unos meses en Neuquén entró a la firma Gasparri, donde estuvo hasta 1991.

“En ese momento exportaban en conjunto Gasparri, Moño Azul y Tres Ases, un grupo que se llamaba el Trío”, recuerda de aquella época sumamente enriquecedora para su formación profesional.
En el 91 fue el salto a Moño Azul, “otra empresa importantísima con fruta de carozo y casi todas las variedades de pera y manzanas”, donde estuvo hasta el 2008 y llegó a ser gerente de Producción.
El próximo paso fue en Salentein hasta que la empresa sale del mercado y se queda solamente con bodegas a nivel nacional y “ahí entro en Emelka en 2013”.
“Con ellos ya es una relación familiar, me considero parte de la familia”, afirmó Dillon.
La empresa frutícola y ganadera Emelka S.A. atraviesa un presente venturoso de la mano de una conducción estratégica, un crecimiento sostenido y gradual, y un legado familiar que sabe cómo es la fruticultura desde adentro.
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