La destilería que produce aguardiente de peras Williams en Río Negro para exportarlo a Europa
Una firma alemana se instaló en el Alto Valle en 1991, atraída por el aroma y sabor únicos de su variedad más emblemática. Desde hace 10 años, es un aliado valioso de decenas de pequeños productores, que proveen la materia prima con la que obtiene una bebida de nicho en el viejo continente.
En el norte de la Patagonia funciona una empresa singular: Pequeña Destilería Argentina SA (PDA). De capitales alemanes, genera empleo, valor agregado y un beneficio directo para decenas de pequeños productores frutícolas de la región. Su razón de ser está ligada a una fruta emblemática de la zona: la pera Williams, que aquí alcanza un nivel de aroma y sabor único en el mundo. Con esa materia prima elabora un aguardiente exclusivo que tiene un destino muy definido: el mercado europeo, donde existe un nicho tradicional de consumo.
Esa especialización explica también la elección del lugar. “Ningún lugar de Europa tiene el aroma y el sabor de la pera Williams del Alto Valle. Es único”, sintetiza Juan Bruner, presidente de la compañía. De esa combinación entre calidad frutícola y tecnología surgió una planta que, con 99% de su producción destinada a la exportación, se consolidó como un actor económico relevante y como un socio clave para los productores regionales.
La destilería en Río Negro que nació de una oportunidad
PDA nació en 1991 por iniciativa conjunta de dos empresas: la alemana Bimmerle KG, dedicada a destilados frutales, y la argentina Expofrut, que estaba orientada a la producción de fruta fresca. El proyecto se apoyó desde el inicio en la excelencia de la pera Williams local, ideal para elaborar un producto con gran demanda en el mercado europeo. El punto de partida fue la compra de un establecimiento vitivinícola en Allen que se adecuó a la nueva actividad y comenzó a trabajar con cuatro destiladores.
La evolución tuvo dos hitos clave. El primero fue la llegada de Juan Bruner en 2002. Ingeniero agrónomo, hijo de inmigrantes alemanes y con una larga trayectoria en el sector de agroquímicos, asumió la conducción de la planta tras atravesar un período difícil en 2002, cuando la Argentina estaba sumida en una histórica crisis económica. Su impronta se reflejó en mejoras tecnológicas, modernización de las instalaciones y un salto en los volúmenes procesados.

El segundo hito fue la salida de Expofrut como socia y el traspaso de la totalidad del paquete accionario a la familia Bimmerle. Esto marcó un antes y un después en la operación de la empresa e incluso para el sector frutícola del Alto Valle: PDA pasó de tener un único proveedor de peras a abastecerse de varios productores de reducida escala.
Hoy, la empresa es 100% propiedad de Bimmerle KG, una firma familiar alemana con amplia experiencia en destilados de frutas, gin y whisky. Sin embargo, en Argentina mantiene un único foco: el aguardiente de pera Williams del Alto Valle, un producto de nicho y reconocimiento en el mercado europeo.
Producción exclusiva con un sello patagónico inconfundible
El modelo productivo de PDA está completamente orientado a la pera Williams. La empresa no trabaja con otras variedades y selecciona fruta apta para consumo humano que no tiene destino de exportación en fresco, como lotes con daño por granizo, pero en perfecto estado interno. Desde mediados de enero hasta fines de marzo recibe cerca de 10 millones de kilos de peras por temporada, provenientes de unos 120 pequeños productores rionegrinos, desde Villa Regina hasta Barda del Medio.
El proceso comienza con la maduración de la fruta, continúa con su molienda hasta obtener un puré que fermenta durante varios días y finaliza con una destilación lenta y controlada, que separa el alcohol cargado de aromas del resto de los componentes.

De cada 20 a 22 kilos de fruta se obtiene un litro de producto terminado con una graduación de 80°. Ese aguardiente se exporta vía puerto de Buenos Aires a Alemania, donde se embotella para distribuirla con la marca Lorch, mientras que el 1% destinado al mercado interno se envasa en el mismo establecimiento de Allen bajo la marca Christallino, con 40° de alcohol.
El resultado final es una producción anual de alrededor de 400.000 litros de aguardiente y exportaciones millonarias. “Nos movemos en un nicho pequeño, pero con un estándar de calidad muy exigente. No buscamos crecer duplicando volúmenes, sino mantenernos en ese nivel y ser cada vez más eficientes”, explican desde la firma.
Impacto económico y social en el Alto Valle
El aporte de la destilería trasciende su producción. En temporada alta emplea a 20 personas en forma directa, cifra que se estabiliza en 14 durante el resto del año, y genera un flujo de ingresos significativo para los productores frutícolas. Al pagar bien y de manera muy rápida, se convierte en un aliado valioso para los pequeños chacareros.

La firma de capitales alemanes agrega valor en el Alto Valle del río Negro y se mide en divisas: el 99% de lo producido se exporta, por un valor estimado en 2,5 millones de dólares anuales. Pero, sobre todo, se percibe en el vínculo con la base productiva local. “Nos gusta trabajar con productores genuinos, porque eso asegura trazabilidad y calidad. Hoy todos los que nos abastecen son pequeños chacareros”, remarcó Bruner.
PDA es el único establecimiento del grupo Bimmerle en Argentina, y su única planta dedicada a la obtención de aguardiente de peras Williams. Esa condición la convierte en un eslabón exclusivo en la cadena global de la compañía y en un símbolo de lo que puede lograrse cuando se combinan recursos regionales con inversión y conocimiento externo.
El desafío de la empresa es seguir mejorando sin perder su esencia: un producto de nicho, de alta calidad, con una identidad asociada al Alto Valle del río Negro. “Nuestro objetivo es mantenernos eficientes, de élite en lo que hacemos, y sostener este vínculo virtuoso con quienes producen la mejor pera Williams del mundo”, concluyó el presidente de PDA.
En el norte de la Patagonia funciona una empresa singular: Pequeña Destilería Argentina SA (PDA). De capitales alemanes, genera empleo, valor agregado y un beneficio directo para decenas de pequeños productores frutícolas de la región. Su razón de ser está ligada a una fruta emblemática de la zona: la pera Williams, que aquí alcanza un nivel de aroma y sabor único en el mundo. Con esa materia prima elabora un aguardiente exclusivo que tiene un destino muy definido: el mercado europeo, donde existe un nicho tradicional de consumo.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios