San Antonio y su pesada herencia gris
Tras medio siglo de contaminación con metales tóxicos la ciudad resolverá mañana, con participación comunitaria, el destino final de los residuos dela ex-Geotécnica.
San Antonio Oeste es una de las tres ciudades del país que se encaminan a remediar próximamente su grave pasivo ambiental con ayuda internacional. Un enorme volumen de metales pesados afecta desde hace décadas tanto su patrimonio natural como la salud de sus pobladores. La localidad cuenta con esa posibilidad en virtud de haber sido incorporada al proyecto Geamin, que lleva adelante la Secretaría de Minería de la Nación y se financia con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo.
La inclusión de la ciudad rionegrina en el proyecto se logró luego de un importante movimiento comunitario que desarrolló reclamos e impulsó estudios que demostraron la nocividad de 24.600 m³ (miles de toneladas de suelo) de escoria minera que en el último medio siglo se depositaron a pocos kilómetros del casco urbano y, en parte, en medio de la zona habitada.
Esta larga lucha, que empezó con la acción silenciosa de referentes sociales en 1995 y que tuvo un punto de inflexión diez años después, cuando un estudio verificó que la contaminación afecta a los seres humanos y en particular a los niños, llegará mañana a una instancia de definiciones. Como todo en este proceso, no será fácil y no estará desprovista de debates y polémicas.
Implicará nuevamente discutir alternativas a menudo enfrentadas pero que no deberían demorar más la implementación de la mejor opción para un saneamiento que se ha postergado por años, a costa de más polución ambiental y, lo que es más grave, más personas afectadas por las consecuencias de la escoria que sigue allí por imprevisión y desidia de empresarios y gobiernos.
Mañana es el día. La comunidad se reunirá con autoridades para definir, en función de los estudios realizados, qué opción de las analizadas es la más conveniente para tratar los residuos.
La planta de Geotécnica funcionó en San Antonio Oeste desde la década del 50 hasta mediados de los 80. Extraía mineral en ese yacimiento ubicado hacia el sur, entre las sierras de Pailemán y Grande, donde se constituyó una población minera con varios cientos de familias residentes. La producción, que permitía la fundición de plomo, plata, zinc, cadmio, vanadio y otros minerales, se llevó adelante hasta que cuestiones económicas y –probablemente– la cada vez más notoria contaminación ambiental obligaron al cierre definitivo. Los dueños de Geotécnica se fueron sin dejar rastro. Pero quedó el residuo que aún afecta a los sanantonienses.
En septiembre del año pasado la sede argentina de la consultora URS, un gigante norteamericano con intereses en la industria bélica, la ingeniería a gran escala, la producción minera e hidrocarburífera y hasta en la NASA –según su página oficial–, presentó su primer informe, complementado a principios de este mes con las distintas posibilidades de disposición final de los residuos, las características del pasivo y otras especificaciones geológicas, químicas, hidrológicas y sociales obtenidas por acción propia y también con la recopilación de estudios preexistentes.
El informe de la URS establece dos áreas contaminadas. Una identificada como “Autódromo y Estanciera” –con cuatro pilas de escoria– y la otra como “Fundición y San Antonio Oeste”.
La primera se encuentra en el acceso a la ciudad, a dos kilómetros de la zona urbanizada –distancia cada vez menor a raíz de la extensión del área poblada– y a pocos metros de un pequeño grupo de casas habitado por una quincena de familias dedicadas a la cría de porcinos.
El otro sector es donde durante funcionó la antigua fundición de plomo y plata y el resto del área urbana que pudo haber sido objeto de la polución.
Para la remediación de esas dos zonas, URS planteó tres alternativas, acerca de las cuales la ciudad debatirá mañana. Luego, se propondrá una de las salidas, que posteriormente requerirá una audiencia pública para que –tal como lo establecen las normas vigentes– se pueda habilitar la intervención ambiental, con el respaldo de la ciudadanía. URS deberá hacer el proyecto de ejecución y tras una nueva licitación otra empresa hará los trabajos.
Las conclusiones de URS, aunque en algunos aspectos toman estudios ya convalidados acerca de las consecuencias de la polución en la salud humana, provocaron también inquietud en los integrantes del grupo multisectorial que desde el 2005 trabaja en procura de exigir la remediación de las escombreras, promover una investigación sobre sus efectos, difundir la problemática y concientizar acerca de la prevención. Aunque los referentes comunitarios valoran fuertemente que se haya llegado a esta instancia, tras tantos años de demora, reconocen cierta preocupación.
Según expresaron recientemente, las posibilidades previstas por la consultora están descriptas de manera tendenciosa, otorgándole mayores chances a una de las opciones sobre las otras. Al respecto, el grupo que integran biólogos, ingenieros, geólogos, médicos, comunicadores, autoridades, docentes y referentes sociales de diferentes ámbitos expresó que “el documento contiene errores y omisiones que estimulan la minimización del problema sobre la contaminación y sus efectos en la Fundición y en la Estanciera”.
Consideraron que “la alternativa 2 incluye sitios de disposición muy próximos a San Antonio –como por ejemplo bajo El Riñón– que la comisión técnica ya había rechazado expresamente meses atrás”. Ese cuerpo fue conformado por técnicos de Minería, Ambiente y Salud Pública de la Provincia y representantes de la Municipalidad de San Antonio Oeste y de la comisión multisectorial.
La comisión concluyó que de las opciones propuestas la más conveniente era el traslado de todo el material al lugar del que fue extraído hace 50 años, a 110 kilómetros de la ciudad. La cuestión mañana será fuertemente discutida.
Los integrantes del equipo multisectorial plantearán que “la opción de Mina Gonzalito es la única alternativa posible de las tres propuestas”. Así lo anticipó la ingeniera Patricia Llonch, quien como integrante de la Fundación Inalafquen, exfuncionaria municipal y provincial en Medio Ambiente y referente de ese equipo comunitario sostuvo que esperaban “que hubiera más posibilidades para elegir pero, de las tres, la primera no es viable porque es una zona muy próxima a la marea y, con la tendencia al aumento del nivel del mar, da pocas certezas de que a largo plazo siga siendo una alternativa segura”.
Además, en relación con la posibilidad de contener los residuos en el lugar, confinarlos y cubrir de suelo limpio el sitio, Llonch indicó que sería imposible ya que “implica restringir el uso del suelo, por lo cual la primera está eliminada porque sería una remediación parcial y a corto plazo”.
En cuanto a las restantes dos opciones, que involucran remover y trasladar el material contaminante, “la pregunta es dónde y en ello coincidimos en que la alternativa 2 presenta cuatro sitios en un radio de diez kilómetros de la ciudad”, sostuvo la especialista. Agregó que “si, como se plantea, hay materiales que pueden ser explotados en el futuro –como el indio– no podría darse en proximidades del pueblo”. Además, los sectores propuestos tienen conexión por napas con la costa, algunos son altamente salinos, por la presencia de los residuos de la empresa Alcalis de la Patagonia, y húmedos, lo que en contacto con los metales pesados agrava su peligrosidad. Frente a esta situación, para el grupo multisectorial la alternativa más viable es la remoción y el traslado a Mina Gonzalito, a 110 kilómetros de la ciudad, considerada por URS como la alternativa 3. La consultora estableció que ésa es una medida de alta eficacia pero con una posibilidad media de implementación y altos costos de ejecución. (Ver recuadro)
(Continúa en la página 28)
PEDRO CARAM
pcaram@rionegro.com.ar
La reunión buscará darle una solución definitiva a una contaminación que está afectando seriamente la salud de pobladores cercanos al lugar.
(Viene de la página 26)
Una asamblea de vecinos con autoridades analizará las opciones para remover residuos peligrosos.
San Antonio Oeste es una de las tres ciudades del país que se encaminan a remediar próximamente su grave pasivo ambiental con ayuda internacional. Un enorme volumen de metales pesados afecta desde hace décadas tanto su patrimonio natural como la salud de sus pobladores. La localidad cuenta con esa posibilidad en virtud de haber sido incorporada al proyecto Geamin, que lleva adelante la Secretaría de Minería de la Nación y se financia con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo.
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