San Luis y una unanimidad que daña la democracia

El ex presidente del Paraguay, el dictador Alfredo Stroessner, fue elegido siete veces durante 35 años. En todas las elecciones fue votado por más del 80% de la población. ¿Quién podía discutirle que su régimen no fuese democrático?

El reciente triunfo de Alberto Rodríguez Saá en la provincia de San Luis por el 84% me llevó a recordar al dictador paraguayo y a hacerme la misma pregunta: ¿quién puede discutirle a Rodríguez Saá que su régimen no es democrático?

Sin embargo, surge de ambas realidades el uso que esos regímenes hicieron y hacen del sistema democrático. Presentan su fachada y lo sabotean por dentro con toda suerte de abuso y autoritarismo. Se ufanan de la legalidad alcanzada con sus métodos, porque son los que después van a avalar las coartadas de sus delitos. Se burlan, finalmente, del contrato social en el que tiene depositada su confianza la sociedad para demostrarle ante sus propios ojos que pueden falsearlo, aparentando observar sus normas.

Lo bueno es que la democracia no termina en un grosero guarismo favorable. Allí, recién empieza y la virtual unanimidad, que se evidencia por los resultados de los comicios, no garantiza una legitimidad de gestión. En un gobierno de esas características, los organismos de control constitucional deben tener un rol preponderante y las fuerzas opositoras la posibilidad de integrarlos. Pero no hay de dónde sacar opositores. La Cámara de Senadores tiene un solo opositor y en la Cámara de Diputados la representación del oficialismo gana 34 a 9. Tienen quórum y mayorías agravadas propias; fruto de un régimen electoral concebido para dar lugar a mayorías hegemónicas, ya que al tener dividida la provincia por departamentos electorales prevalecerán siempre los oficialismos, a favor de una más fácil instalación del clientelismo en el interior.

¿Qué significa la vanagloria de Alberto Rodríguez Saá que dice que ha ganado en todas las mesas? Nada más que la de reflejar el desequilibrio retrógrado de un sistema político amañado por quienes detentan el poder desde hace 24 años. Aunque, conviene remarcar, que votó sólo el 60% del padrón y hubo un buen porcentaje de votos en blanco que no han sido computados en el cálculo de los porcentajes finales.

¿Qué significa que los gobernadores no pueden ser reelegidos más que una vez, si es que pueden aguardar un período y recuperar así la aptitud de ser otra vez candidatos a ese cargo? Significa que los hermanos Saá pretenden seguir represen- tando en exclusividad la alternancia que retuvieron hasta el cansancio en este cuarto de siglo, ahora auspiciados por la Constitución provincial. Con ello habrán logrado una legalidad que más responde a poner a salvo sus propios destinos personales y a separar prolijamente sus intereses que a mejorar la oferta democrática a su sociedad.

El único diario que circula en San Luis con llegada a toda la provincia es «El Diario de la República», cooptado por el poder político de los Rodríguez Saá. Lo mismo, otros medios de comunicación masiva.

Los miembros del Poder Judicial han sido adaptados al poder político, persiguiendo a quienes osen denunciar las maniobras de corrupción del gobierno, como lo ilustran varios sucesos que han sido frustrados por los mismos que debieron investigarlos. ¿De qué democracia están hablando, sin prensa ni Justicia independientes?

Jaime Emma, abogado, famoso ajedrecista y periodista, publicó en 1992 denuncias de corrupción del régimen, que luego presentó en un libro titulado «San Luis, la cárcel de los Rodríguez Saá». Terminó preso, perseguido por los sicarios del régimen hasta el límite de haberle destruido la casa en que vivía y todo su vecindario, expulsado de la provincia y vuelto a perseguir judicialmente cuando Adolfo fue fugazmente presidente.

Emma murió en setiembre del 2005, llevándose a la tumba un sacrificio que parece no haber sido de suficiente peso para el electorado puntano. Daría la impresión de que convivir con el miedo y el silencio en esas sociedades es todo lo que se puede hacer, si la única meta es sobrevivir.

¿Qué hecho habrá que esperar que ocurra en San Luis para desviar un curso histórico que parece inexorable?

Queremos creer que la sociedad provincial no tolerará por mucho tiempo más, un modo de decidir en base a una sola opinión ni la trampa que significa la ausencia de oposición en un régimen de libertades.

 

OSVALDO PELLIN (*)

Especial para «Río Negro»

(*) Médico y político. Miembro del Partido Socialista de Neuquén.


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