Sergio Caffarena, un pintor desde la cuna

Caffa, como lo conoce todo el mundo, es maestro de artes visuales. Expuso en distintos lugares del país, como el Centro Cultural Borges, hizo portadas de libros y revistas, y participa de congresos de cultura. Tiene 47 años, nació en Entre Ríos y durante muchos años se dedicó a la docencia. Desde 1994 vive en Cipolletti con su pareja y sus dos hijos. El fútbol: su otra pasión.

Sergio Caffarena hace tiempo abrió su taller y no para de crecer.

P- En 10 palabras (más o menos), ¿quién es Sergio Caffarena?

R- Soy Caffa, o Sergio Caffarena, maestro de Artes Visuales, artista plástico, padre, esposo, hijo, hermano, pero fundamentalmente alguien que ha tomado la firme decisión de ser feliz, de hacer todo lo que me lo genere y de no guardarme nada. De regirme por lo que dicta el corazón más que la razón y de intentar día a día ser un buen tipo.

P- ¿Cuándo fue que dijiste “es por acá”?

R- Desde muy pequeño, te diría que desde que tengo memoria. Cuenta mi madre que desde que era verdaderamente muy chico decía que quería ser pintor. En mi infancia, en Entre Ríos, en el medio del campo y sin haber visto una obra en vivo. Con lo que se podría decir que nací con esta hermosa vocación. A partir de los 12 años, y ya instalado en la ciudad de Gualeguay, comencé a estudiar en artes visuales, donde me recibí de maestro de Artes Visuales con la especialidad de pintura. Desde 1994 estoy radicado en la Patagonia, en Cipolletti, y he trabajado en la docencia formal en nivel primario y secundario durante 15 años y estos últimos diez años en mi propio taller-atelier con una gran cantidad de alumnos. Durante todo este tiempo he tenido continuidad con la producción pictórica y las exposiciones por diversos lugares del país. Siempre en busca de realizarme como artista y hacer lo que realmente me hace feliz.

P- Caffa, ¿qué fue lo que más te gustó hacer?

R- En verdad disfruto plenamente de todo lo que hago, pero si tuviera que elegir una obra en particular, que me gustó mucho hacer, fue pintar los jardines de Monet con su puente japonés y sus nenúfares por ser a quien admiro profundamente.

P- Seguro tenés miles de anécdotas con el arte

R- Una que siempre recuerdo con muchísima emoción, es el haberme encontrado con Tito, un personaje de la calle de Cipolletti, quien me autorizó a que lo pudiera retratar en una obra. Luego de un tiempo de pintarlo, estando en el balcón de mi taller, lo veo pasar a tranco lento con su bastón, e inmediatamente bajé corriendo las escaleras con el cuadro de grandes dimensiones al hombro para que él lo pudiera ver, para que se pudiera ver pintado. La alegría y emoción que sintió en ese momento es algo que cada vez que veo la foto que nos sacamos junto al cuadro me conmueve profundamente.

P- ¿Qué tiene de particular el ámbito de las artes plásticas en relación a las demás artes?

R- Lo que encuentro de particular a la pintura en relación a otras manifestaciones artísticas es que generalmente se desarrolla en un espacio privado, solitario; donde uno se encuentra en su propio mundo, su mundo paralelo; y donde se está conectado directamente con la obra a través de pensamientos, sentimientos, emociones y donde todo queda plasmado, registrado, en el cuadro y no hay manera de disimularlo. Y, a diferencia de otras, donde el resultado del acto creativo es algo más efímero, pasa en tiempo real en la pintura, el dibujo, la escultura, etc., la obra permanece y se pueden percibir continuamente sus defectos y virtudes.

P- ¿Cómo ves al escenario cultural por estos tiempos?

R- A mi criterio en épocas de crisis de diferentes índoles es cuando más aflora la creatividad. Si bien no es el escenario ideal por suerte sigue habiendo artistas que conmueven, que denuncian, que regalan belleza, te sacan una sonrisa o una lágrima. Creo, además, que en la región o me animaría a decir en el país no se valora tanto la labor artística como en otros lugares. Es muy difícil ponerle precio a nuestro trabajo. Todavía se mira de reojo al artista, a su profesión. Hay muy poco legislado y se carece de derechos que en otras profesiones ya fueron ganados. Quizás sea una falencia nuestra, no lo sé. Todavía cuesta un poco para un adolescente, decir a sus padres que va a seguir una carrera artística. Se lo relaciona inmediatamente con lo económico, pero por suerte cada vez menos

P- ¿En qué estuviste trabajando este último tiempo?

R- Lo último en lo que he estado trabajando, además de exposiciones a lo largo del año pasado en el Centro Cultural de Cipolletti y en el Museo Quirós de Gualeguay, en los meses de junio y de septiembre respectivamente; fue en dos obras de gran tamaño, pintadas al óleo con espátula para el nuevo Hotel Hilton Garden Inn de Neuquén, que está a días de inaugurar. Me alegra mucho poder estar con dos de mis obras en ese nuevo espacio.


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