Santoral del 8 de mayo 2025: por qué la Iglesia Católica celebra hoy a la Virgen de Luján
La Virgen de Luján es muy venerada en Argentina, especialmente en Luján, donde se encuentra su santuario. Según la tradición, la imagen de la Virgen fue encontrada en las cercanías del río Luján. Los detalles.
La Virgen de Luján es una advocación mariana muy venerada en Argentina, especialmente en la localidad de Luján, donde se encuentra su santuario. Según la tradición, la imagen de la Virgen fue encontrada en el siglo XVII en las cercanías del río Luján por un agricultor llamado Rosendo.
El santuario de la Virgen de Luján se convirtió en un importante lugar de peregrinación y devoción mariana en Argentina y en otros países de América Latina. La Virgen de Luján es considerada la patrona de Argentina desde 1630 y su fiesta se celebra el 8 de mayo.
Millones de fieles visitan cada año el santuario para venerar a la Virgen y pedirle su intercesión en diversas necesidades. La devoción a la Virgen de Luján es un símbolo de la identidad católica y cultural de Argentina y un recordatorio del amor maternal de María por todos sus hijos.
Oración a Nuestra Señora de Luján
Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. Nuestra Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria; hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia tí… Madre de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos…
Hoy te pedimos por Argentina, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús. Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos.
Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material en muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes. Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.
Te pedimos, madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión. Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.
Haz madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera. Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos más fuerte que nunca: ¡ARGENTINA! ¡ARGENTINA, CANTA Y CAMINA!
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