25N: Quiénes son las que responden las llamadas de las mujeres que sufren violencia de género en Neuquén
Las operadoras de la Línea 148 intervienen en la emergencia y en el seguimiento de los casos para darle continuidad a esa primera escucha. Trabajan muchas veces con el desborde y la angustia. Cosechan el reconocimiento de la que sabe que del otro lado hay una aliada.
Una mujer marca el 148. Mientras habla, la operadora escucha que el agresor hace un tercer intento por entrar a la casa. Le corta para comunicarse con la policía. «Pero recién estuvimos ahí», responde el agente. Vuelve el móvil y finalmente lo detienen.
Esta es una situación de emergencia que Valentina atendió el fin de semana pasado. Así explicó su trabajo: «Está el desborde, la angustia, el episodio ahí en el momento o reciente, donde no se entiende muy bien la situación. Se trata de despejar, ver de qué se trata, si es la primera vez que llamó, si hay antecedentes, si tiene medidas o no dispuestas, asegurarse de que el móvil policial si se pidió, vaya, de que la mujer esté un poco más tranquila».
No todos los llamados que atiende la línea involucran una urgencia. A veces se trata de contener y orientar una consulta. La Línea 148 es gratuita y confidencial. Funciona las 24 horas en Neuquén desde hace ocho años. Si bien está pensanda para atender las violencias que sufren niños, niñas, adolescentes, adultos mayores y personas con discapacidad, lo que prevalece son situaciones de violencia de género en el ámbito familiar (ver aparte).
En el último año, manifestó Valentina, notó un «recrudecimiento de los episodios». «A veces nos pasa que escuchamos cosas muy terribles, y no nos dejamos de sorprender nunca por los relatos y por la gravedad de ciertas situaciones. Hay como mucha crudeza en los episodios que nos relatan las mujeres del tipo de violencia, de cómo aconteció», afirmó.
Rocío forma parte del equipo de seguimiento. Integra el grupo de operadoras que no está en el box de atención telefónica, sino que se dedican a darle continuidad a ese primer llamado. Advirtió un incremento de las situaciones de violencia atravesadas por el consumo.
¿Qué cambió de aquella primera marcha por «Ni Una Menos» en 2015 hasta hoy? Para Rocío las mujeres ahora llaman ante los alertas, se anticipan cuando registran la violencia psicológica. No minimizan cuando en una relación la otra persona revisa el teléfono celular.
¿Sienten miedo?, ¿Pueden permitírselo? «Sentimos miedo, a veces desesperación, a veces impotencia, lo importante es siempre contener a la persona en ese momento», expresó Rocío. Miró a su compañera y agregó: «Vale ha atendido situaciones en las que yo realmente admiro. Vale busca la oportunidad de que la persona se resguarde, es como si estuviera con ella en la casa».
Mencionaron que cuando ocurre una situación angustiante cortan y lo conversan entre ellas, se levantan a prepararse un mate, pedirse consejos.
«Hablamos mucho entre nosotras, más las instancias de cuidado», repitió Rocío.
El seguimiento no siempre es una instancia de charla tranquila. A veces llaman y se encuentran con que está ocurriendo un episodio de violencia en ese momento, se transforma en una situación de emergencia, y se activa la guardia para priorizar el resguardo físico.
«Las profesionales que trabajamos con violencia entendemos que lo primero que tenemos que trabajar es la frustración profesional que genera que esa persona no salga de esa situación, pero entendemos eso. Que es complejo, que es cíclico, que requiere de acompañamiento no de una, sino de muchas instituciones, de que la persona va a probar una y otra vez hasta que lo logre, y creo que queda en evidencia en la cantidad de situaciones de riesgo de femicidio que no han sido un femicidio y de todas las situaciones de código A, que no han sido un femicidio», sostuvo Rocío.
La ruta crítica es el camino que recorre una mujer para pedir ayuda. Lejos de ser una trayectoria recta, tiene avances y retrocesos.
«Chicas, ahora puedo hablar por qué él no está»
La Línea ofrece un acompañamiento y articulación con otras áreas del Estado, a la que se puede recurrir con la garantía de que la persona no será señalada por su decisión.
“Ella siempre puede volver a llamar cuando quiera, aunque en ese momento no esté dispuesta a hablar de su situación o a trabajarla porque no puede. Puede volver a llamar a la Línea, puede volver a pedir esa ayuda en cualquier momento eso siempre lo dejamos claro”, enfatizó Valentina.
De ninguna manera volver con el agresor significa que no pueden recurrir nuevamente a la 148.
Rocío relató que arman estrategias de resguardo y eso favorece el recorrido por la ruta crítica. Si la mujer cuenta que va a seguir conviviendo con él, porque no se puede ir, le aconsejan poner en contacto de emergencia a su mejor amiga, a su vecina, o que escriban por WhatsApp a la Línea cuando estén seguras: “chicas ahora puedo hablar por qué él no está”.
“Las personas llaman acá sabiendo que no se las va a juzgar, que siempre que llamen van a tener la ayuda”, subrayó. Y por eso el vínculo se vuelve estrecho y muchas se comunican en esta época para desearles felices fiestas.
Tres veces al año revisan las situaciones graves. Llaman. «Chequeamos: «che, ¿cómo estas? Por qué no veo nada por acá».
De julio a octubre hubo un incremento de la demanda
Desde que asumió el gobierno de Rolando Figueroa, el 10 de diciembre de 2023, hasta el 10 de octubre pasado la Línea 148 atendió 4.762 situaciones. En el último trimestre hubo un aumento del 18,56%, respecto del período inmediatamente anterior (mayo-julio).
En el informe estadístico el equipo plantea una interpretación de los datos. Este incremento podría deberse a que se amplió el personal (y por ende la capacidad de respuesta del dispositivo), luego de que se hiciera público el vaciamiento que había sufrido. Además sumó otro factor: el empeoramiento de la situación económica.
«El primer lugar donde impactan estas dificultades que empieza a encontrar la gente para acceder al trabajo, para acceder a los alimentos, para acceder a sus derechos en general es en las familias. Se generan tensiones y es el primer lugar donde aparece la violencia hacia las mujeres y hacia los hijos», explicó Valeria Alessi, directora del 148 y del dispositivo de atención a varones que ejercen violencia (DAV).
El 74,04% de las que llamaron en este periodo fueron mujeres: representan la mayoría de las intervenciones de la Línea y revelan la preponderancia de la violencia de género, en este caso en el ámbito familiar.
«Esto no es como un call center donde sólo se atiende ese episodio, por eso también la especificidad que tenemos como dispositivo», aclaró la funcionaria. Señaló que no es un canal de denuncia, sino de acompañamiento.
El 43,63% de lo que entró en estos diez meses fueron hechos nuevos: 2.077 situaciones. Un promedio mensual de 208. El 56,37% restante fueron reingresos: por ejemplo, una mujer a la que el Poder Judicial le otorgó una medida cautelar de protección pero no se está cumpliendo («los rondines no pasan»).
Las trabajadoras de la Línea entienden que este alto porcentaje evidencia que la ruta crítica que recorren no es lineal: hay que superar obstáculos estructurales, sociales y emocionales. «Desde que expresan el episodio por primera vez hasta que logran o salir del ciclo de la violencia, o logran alguna autonomía hay un montón de intervenciones en el medio», agregó la directora del 148.
Dentro de la clasificación por riesgo, el grueso de los llamados (1.236 situaciones) son asesoramiento: contención, orientación, seguimiento preventivo.
«Es lo que en cierto punto va a evitar o va a prevenir situaciones de mayor riesgo. Ese siempre ha sido el gran fuerte de la Línea. Siempre tuvimos muchas situaciones que tienen que ver con esa primera escucha, con ese acompañamiento que después evita situaciones más graves», aseguró Alessi.
Las llamadas «código B» son las de bajo y mediano riesgo. En este recorte fueron 424 situaciones.
Las más graves son las «código A» -341-dentro de las cuales están las de riesgo de femicidio que fueron 60. Tienen indicadores específicos: el agresor porta armas, no registra los límites que le impone la justicia, o son situaciones con muchísimo recorrido institucional.
Para el equipo el análisis no debe perder de vista que, más allá del caso individual, la violencia actualmente está promovida «desde las esferas de poder, lo que contribuye a la normalización y perpetuación de prácticas».
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