Acciones solidarias del Teleférico Cerro Otto con las infancias y la juventud
Niños y niñas de tres merenderos recibieron juguetes en una acción solidaria del Teleférico Cerro Otto. Gentileza
La Fundación sara María Furman, propietaria del complejo turístico Teleférico Cerro Otto, sumó esta semana dos acciones solidarias con organizaciones intermedias de Bariloche.
Más de 600 chicos que concurren a distintos merenderos de Bariloche recibieron obsequios y una merienda especial con el aporte de la fundación, que tiene una política de responsabilidad social y cada año reparte sus dividendos con entidades sin fines de lucro.
Esta propuesta alcanzó a dos merenderos del barrio Vivero, “Fortaleza Infantil” y “Pan de Paz”, y otro del barrio Arrayanes, “Por una familia mejor” que vivieron una tarde especial el domingo pasado.
La Fundación Sara María Furman realizó una inversión de 500.000 pesos para la compra de juguetes, leche, azúcar, cacao y golosinas para los 600 chicos y chicas que compartieron la jornada con personal del complejo turístico.
También, la entidad que opera uno de los complejos turísticos más visitados de la ciudad, firmó un convenio de madrinazgo con la Fundación San José Obrero, que realiza un trabajo integral de formación y capacitación al que asisten cientos de jóvenes de los barrios más vulnerables.
El acuerdo, que firmaron el titular de la Fundación sara María Furman, Oscar Borrelli, y su par de de la Fundación San José Obrero, Fernando Fernández Herrero, consistente en un aporte económico mensual de la propietaria del Teleférico que colaborará de esta manera con la tarea educativa, laboral y familiar en los barrios populosos de Bariloche.
La solidaridad es uno d ellos preceptos que dejó el creador de la fundación Furman, Boris Furman, según destacó Borrelli que puso de ejemplo, entre las tantas obras que tiene en su haber la entidad, “la panificadora solidaria La Sarita que estuvo en Santa Fe durante muchos años y que en sus orígenes abastecía de 1200 kilos de pan diariamente a las familias más humildes del barrio Santa Rosa de Lima de esa provincia, y que luego se convirtió además en una escuela que capacitó en el oficio panaderil a personas privadas de su libertad en condiciones de salidas laborales”.
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