Adiós a Capriolo, el comerciante que supo innovar entre las chacras de Neuquén

Empezó vendiendo forrajes cuando el negocio aún estaba rodeado de vida rural, en un escenario completamente distinto al actual. Desde los años ‘70 Don Américo y su familia fueron creciendo fieles a un estilo y como recompensa, recibieron hasta la protección de sus vecinos.

A las 10 de la mañana de este miércoles se realizó en el Cementerio Central de la ciudad la despedida de quien fue Américo Luis Capriolo, fundador junto a su esposa del conocido supermercado neuquino que aún sigue activo después de casi medio siglo. En pie sobre calle Intendente Chaneton, entre José Fava y Bernardo O’Higgins, el negocio familiar fue reconocido como “Comercio Histórico” en 2022 por el Municipio, pero ante la partida de su iniciador se vuelve además legado y testimonio para una capital que creció rodeada de quintas y chacras

«En honor a quien fundó nuestra empresa desde sus cimientos, practicó valores inquebrantables y dedicó su vida, este jueves 20 el supermercado permanecerá cerrado durante la mañana. Agradecemos su comprensión en esta instancia tan especial para nuestra familia», fueron las palabras que compartió el equipo actual a cargo, en redes sociales. Se referían a ese antiguo poblador que ya tenía más de 80 años y que había arribado a la Patagonia junto a su compañera, María del Carmen Palmés, ambos oriundos de Villa Huidobro, Córdoba, en 1968.

Papá empezó con la venta de forrajes, porque esto era sector de chacras, donde había muchos animales, entonces lo que se hacía era molienda. Como eso funcionó bien, le fueron sumando otros productos de gran tamaño, aceite de cinco litros, harina de 25 y 50 kilos, se hizo como un ramos generales”, contó Ana, su hija, en diálogo con el equipo de prensa municipal, tras la colocación de la placa homenaje a la trayectoria. 

Foto: Gentileza Municipio.

En la búsqueda de nuevos horizontes, el matrimonio Capriolo – Palmés apostó por la modalidad “autoservicio” (1989), reflejo de la transformación de costumbres que registraba la región, hasta que con la incorporación de los sectores de panificación propia y carnicería, se convirtieron en el supermercado actual (1993). Mientras tanto, con cuatro camiones realizaban entregas de pedidos en el interior en la zona de Piedra del Águila, Picún Leufú y las represas, “tratando de cubrir una necesidad insatisfecha en esos tiempos y lugares”, se explicó en el repaso.

Criados entre las góndolas, sus descendientes pasaron con los años al frente de la actividad, aunque dicen los allegados que Don Américo nunca dejó de recorrer las instalaciones mientras pudo, para confirmar que todo estuviera en orden en ese sueño con el que supo darle trabajo a decenas de personas. 

Eso sí, como todo, lograr los resultados de este proyecto no fue tarea sencilla. Dicen los archivos, compartidos por el Municipio en su sección histórica, que para integrarse a la incipiente comunidad capitalina de hace 50 años, Américo empezó trabajando en una conocida casa de repuestos de Cipolletti, mientras que su mujer, docente, hizo lo propio en una mueblería.

Don Américo, tras el acto en reconocimiento al Comercio Histórico. Foto: Gentileza Municipio.

Más tarde, “luego de pasar por los depósitos de ‘Molinos Fénix’, se instalaron en el Barrio Limay”, señalan los registros, y dicen los memoriosos que allí fue cuando decidieron sumar a la oferta para su clientela, la posibilidad de conseguir los codiciados chivitos de Chos Malal. Leña, carbón y gas envasado completaban su lista de productos en ese tiempo, agregaron vecinos como Antonio Zapata y Esterlinda Ortiz, también radicados en esa sector, al sur de la Ruta 22, camino a la ribera.

Ya después de una vida de arraigo, en las trágicas jornadas que se vivieron en diciembre de 2001, el tesoro de Don Américo recibió quizás el mayor gesto de gratitud de parte del entorno que lo vio crecer. Cuenta el Archivo de Diario RÍO NEGRO, que el suyo fue uno de los supermercados que se salvó gracias a la acción de los vecinos. 

Gustavo, uno de los hijos del matrimonio, contó al cronista que en los días previos “la tensión se sentía”, pero nunca pensaron que iba a llegar a tanto. “Fueron momentos de mucha tensión y de tristeza por lo que estaba pasando en el país”, contó. En el local se enteraron de los saqueos por el alerta de vecinos, pero fueron ellos mismos quienes ayudaron a improvisar un cordón. “A Capriolo lo defiende el barrio, se plantaron, anticipando tal vez, el mejor de los homenajes, en vida.


A las 10 de la mañana de este miércoles se realizó en el Cementerio Central de la ciudad la despedida de quien fue Américo Luis Capriolo, fundador junto a su esposa del conocido supermercado neuquino que aún sigue activo después de casi medio siglo. En pie sobre calle Intendente Chaneton, entre José Fava y Bernardo O’Higgins, el negocio familiar fue reconocido como “Comercio Histórico” en 2022 por el Municipio, pero ante la partida de su iniciador se vuelve además legado y testimonio para una capital que creció rodeada de quintas y chacras

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