Aniversario de Allen: Un productor allense de pura cepa

De familia de productores, Ernesto Wolfschmidt, apuesta a la producción sustentable, ecológica y tecnológica.

Ernesto Wolfschmidt nació en Allen y viene de una familia de productores frutícolas que siempre apostaron al crecimiento de la localidad. El ingeniero agrónomo fue pionero en el cultivo agrícola y actualmente genera la mayor producción de plantines hortícolas de la zona que abastece a productores de todo el Alto Valle, Valle Medio y parte de Neuquén. La producción de cultivos e invernaderos en la chacra donde vivió desde pequeño lleva el nombre de Vivero VFW.

En sus inicios, Ernesto se especializaba en plantines para la industria tomatera, pero por la crisis económica debió dejar de hacerlo: solo quedó una empresa en la zona. “Había cuatro industrias tomateras importantes en Río Negro. Campagñola se fue, Maxi Consumo cerró y compró Molto, una de las industrias más grande el país, de Lavalle (Mendoza). Otra de Lamarque, la ex Canale, cerró; y quedó la ex Parlamat en Darwin y con nuevos dueños, pero solo está subsistiendo”, cuenta. En este contexto optó por dedicarse a producir plantines para los productores de verduras.

Nacimos y crecimos en esta comunidad y seguimos haciendo realidad el proyecto familiar de una producción sustentable, ecológica y tecnológica”.

Ernesto Wolfschmidt, productor e ingeniero agrónomo.

Las bandejas se llenan por línea con un sustrato a base de turba que no es cualquier turba, sino que se trata de tierra proveniente de Tierra del Fuego, la cual es procesada en Bahía Blanca y condicionada para la germinación y crecimiento de plantines.

A pocos meses de incorporar a la producción de plantines, una máquina para sembrar 300 bandejas por hora, la cual cuenta con cada bandeja 325 celdas destinadas al cultivo de lechugas y tomate de industria, aparte de la existencia de otro tipo de bandejas más grandes que cuentan con 200 y 128 celdas.

Se trata de una máquina sembradora italiana que cuenta con un cilindro con perforaciones, por donde se aspiran las semillas. Luego se hace un barrido con aire y se asegura que quede colocada una semilla por celda. Pero antes, la máquina llena las bandejas, línea por línea, con el sustrato previamente preparado y acondicionado, donde el sustrato reemplaza la tierra.

En plena tarea, Ernesto no descuida ni un solo detalle.

La turba da porosidad, aire y retención de agua, para que la planta crezca en buenas condiciones y se desarrolle sana. Una vez procesada la siembra en cada bandeja, se lleva a la cámara de germinación con los cuidados específicos para cada tipo de semilla. En el invernadero, en cada mesa entran 80 bandejas de 200 celdas. Así ofrecen una producción que varía según las épocas y los requerimientos de los productores.

“Festejamos con plenitud este cumpleaños de Allen y queremos ver la ciudad pujante. Nacimos y crecimos en esta comunidad y seguimos haciendo realidad el proyecto familiar de una producción sustentable, ecológica y tecnológica, innovación y creatividad. Agradecemos el reconocimiento a las instituciones públicas, empresas privadas, profesionales y personas allegadas”, manifestó Ernesto Wolfschmidt.


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