Aniversario de Viedma y Patagones: 244 años de Territorialidad

Nada ha apartado a Viedma de sus principios fundantes de aquel 22 de abril de 1779, sí ha debido defenderlos, sostenerlos y hacerlos prevalecer en el tiempo.

Allí en ésa esquina de Colón e Irigoyen donde tenía su despacho, el 4 de junio de 1879 el CR Álvaro Barros, entonces primer gobernador de la Patagonia, territorio al sur del Rio Colorado hasta el Cabo de Hornos, dicta el Decreto que cambiaría definitivamente el nombre de Mercedes de Patagones por el actual (Mercedes de) Viedma en homenaje al fundador andaluz.

El 9 de mayo de 1910 el Presidente Roca decreta que la ciudad de Viedma es capital del Territorio de Rio Negro. Atrás quedaron los aciagos días entre el 18 y 27 de julio de 1899, cuando el agua no pidió permiso y arraso la población Sur. El vapor Pomona y 24 embarcaciones llegarán en auxilio ante la inclemencia climática y la furia de un río que atravesaba sediento el desierto de entonces reclamando obras que le contengan y tardarían un tiempo en llegar. Muchos pobladores y vecinos del Carmen con sus botes ayudan en la evacuación, el gobernador Tello decide trasladar de manera provisoria la capital a la ciudad de Choele Choel.

Se dará el momento de volver y empezar de nuevo, llegan las construcciones para abrigar el Estado incipiente, los empleados públicos primeros, aquéllos que al igual que hoy “saben de los papeles”, la enjundia de los expedientes y trámites, los recovecos de la burocracia, las mañas de las firmas y las amansadoras.

El 9 de julio de 1916 se inaugura el edificio de la Casa de Gobierno que funcionaba como, “una gran Oficina Nacional que cristalizaba y legitimaba los intereses de un país alejado de cualquier concepto de rasgo federal“, al decir del profesor Pedro Oscar Pesatti en un interesante trabajo compilado por el periodista Carlos Espinosa (“Crónicas de la Casa de Gobierno de Río Negro”, página 7).

Todo nuevo en el poblado de entonces, todo desconocido para los habitantes del interior. Oleada de nuevos residentes, albañiles y constructores, escribas varios, gente con educación superior, investigadores, profesionales de varias disciplinas, aventureros también según jugosas anécdotas lugareñas.

Antigua Capital de la Patagonia, Capital Histórica del Territorio y definitivamente Capital de todos los rionegrinos por decisión de un gobierno y el voto unánime de los parlamentarios de entonces, el 20 de octubre de 1973 casi a las puertas del Siglo XXI.

Con el advenimiento de la democracia, será el Presidente Raúl Alfonsín quien acuñe la frase “Al sur, al mar, al frío” y lance en histórica jornada, el 16 de abril de 1986, desde los balcones del Ministerio de Economía el Proyecto de Traslado de la Capital del país a Viedma. Estratégico, oportuno y quizás necesario pero con la oposición de muchos intereses que lo hicieron imposible.

Sería largo detallar fechas, hechos y acciones que caracterizaron cada etapa del gobierno local y provincial y su influencia en la población. Distintas etapas migratorias de extranjeros, otros del interior del país y Buenos Aires también.

Todos con distintas motivaciones y actividades; desde los primeros colonos afincados en las islas, las chacras y las quintas, generalmente italianos hasta la populosa comunidad boliviana de hoy. Casi todas tienen sus Centros de Residentes y tres de ellas Consulados: las de España, Italia y Bolivia que concurren en apoyo de sus necesidades e inquietudes, agilización de trámites y documentos.

Desde el Colegio San Francisco de Sales en la Manzana Salesiana y el Colegio María Auxiliadora, la primera Escuela Normal Mixta de la Patagonia, la Escuela de Cadetes de Policía, el Instituto de Educación Física, el otrora Seminario Católico actual Colegio Pablo VI, los Colegios de la Obra de Don Bosco hasta los actuales asentamientos universitarios, las escuelas públicas e institutos privados laicos y otros de diferentes cultos; Viedma se proyecta a tono con el tiempo.

Distintas ONGs agrupan voluntades y esfuerzos intentando llegar a más personas y en algunos casos, atender situaciones especiales, canalizar proyectos como verdadera oferta ocupacional y de servicio. Las hay deportivas, sociales, culturales y religiosas menciono como destacada y diversificada en acciones a la Fundación Creando Futuro, idea y organización del hoy Párroco de la Catedral de Viedma el sacerdote español Luis García Rodríguez. Con su chacra, huerta, la planta Almería, los talleres de recuperación de jóvenes y adultos, talleres de costura, apoyo escolar, música y danzas folklóricas.
Un renglón especial merecen los apicultores y los productores de frutos secos y aceites reconocidos, como así también los productores de vinos, licores, encurtidos, dulces y alfajores. Siempre en el recuerdo Textiles Viedma, IDELEC, la Planta Procesadora de Tomates.

Camino y camino por las calles de Viedma y en eso me cruzo con Don Artémides Zatti, el Santo Patrono marchando en bicicleta por su hospital. El Dr. Humble debió hoy cruzar en bote a atender un paciente a la banda norte y regresa tarde, al anochecer, con tiempo para contarle a su esposa que hoy estuvo en su pequeño internado y de sorpresa, el Gobernador CR Álvaro Barros a ofrecerle integrar la primera Comisión Municipal y un hombre indio, que dicen es muy importante, vestía uniforme y se llama Namuncurá, había llegado de Buenos Aires en el Pomona , pasó a visitar un enfermo.

La Manzana Histórica de la capital rionegrina. Foto: Marcelo Ochoa.

Desde un aula de la Manzana Histórica Ceferino me sonríe, Monseñor Borgatti cruza el patio y los chicos corren a besar su anillo. Segovia repasa un disco y hace andar “la victrola” mientras el Ing. Casamiquela saca su punterito y con paciencia me explica lo de “Idoetas e Isohietas” en el Museo del Agua y del Suelo.

Salgo de allí y me cruzo con Don Cándido Campano nombrando las calles y la recomendación: “usted dígale a los turistas que aquí también hay naranjos” pero, parece que las papas queman y lo veo al Negro Livigni escribiendo una Proclama debajo del aguaribay en la esquina de Buenos Aires y Colón, suenan bandas militares y es Requeijo que va apurado a inaugurar una plaza y abrir una calle, rápido, ya.

Muchos en un popurrí de recuerdos hablan del Gobernador Castello, del padre Entraigas (y ese afán de escribir minuciosamente la historia que lo lleva al Archivo de Indias), de los Contín, de Don Salvador Gallo, de los médicos Sussini y Molinari, del Dr. Hildemann, de Don René Aguirre y los hermanos De Rege, del sargento Tello y el comisario Álvarez, de los músicos viedmenses Arró y Baffoni, de Nelly Estremador y Graciela Campano y tantos y muchos, los anónimos y etcéteras que ayudaron a forjar la trama y escribir la historia cotidiana.

En la banda norte, Biagetti sigue en la calle pintando rodeado de curiosos, el niño Luis Piedra Buena juega con un barco de papel y en el Fuerte las Damas Defensoras observan el barco de Fourmatin fondeado en el puerto.

En la banda sur, Viedma crece y crece hasta hoy. Cada tanto se despereza y desempolva viejos sueños y parece erguirse y de pie arremeter de nuevo, en pos de antiguos y nuevos proyectos, defendiendo su estatus, alegando derechos, uniendo voluntades.

Vio pasar también varios gobernadores, algunos personajes singulares que marcaron un tiempo y que a pesar de serlo de toda la provincia, dejaron recuerdos, historias, improntas y algunas imborrables anécdotas en Viedma entre sus seguidores y cuates.

Liliana Verbeke
Diplomada en Preservación del Patrimonio NyC (UBP)


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