Artémides Zatti: cuando el compromiso y la fe se juntan

*Por Liliana Verbeke

El servicio y la entrega al prójimo sin límites, la devoción y caridad orientada hacia los seres más desprotegidos, especialmente los enfermos parecen haberse corporizado en este Cristo viviente.

Sin lugar a dudas que los pobres de toda pobreza, los nadie e invisibles de la comunidad de ayer y quizás de hoy, se sintieron amparados y curados con el remedio que este “Enfermero Santo” propiciaba.

¿Qué es un pariente?. Un pariente verdadero es aquél que comparte sufrimiento y alegría con vos, es aquél que te alienta y ayuda, te corrige y acompaña, te alivia y sana con su amor. Es aquél que no tiene horarios. Es tu carne y es tu sangre.

Acaso Ceferino , el hijo de Manuel -el devenido en coronel del Ejército Nacional- nuestro joven beato y Santito Indio para muchos, ¿no sintió junto a otros niños pupilos en el Colegio San Francisco que Zatti era un verdadero pariente? Si hasta compartieron enfermedad.

Eso sentían los pobres y desvalidos junto a Zatti, por ello su más conspicuo y meticuloso biógrafo, el primero, el Padre (Dr.) Raúl Entraigas lo definió como “El pariente de todos los Pobres”.

Ahí va Artémides, el enfermero, el ayudante del Padre Dr. Evasio Garrone, el salesiano Coadjutor, el que se hacía un rato –como todos los que trabajan mucho- para jugar un partidito de bochas, allí frente a su casa en el Círculo Católico de Obreros.

Ahí va Artémides firme y tranquilo en su bicicleta, sonriente y seguido por todos sus devotos, confiados y llenos de gratitud como cuando fue injustamente apresado, ahí va camino a la Santidad.

Había que ser creyente y agradecido del favor de María Auxiliadora que cura su TBC, había que ser samaritano, ceder la propia cama y la comida si era necesario.

Había que hacer números, pelear el lugar y el presupuesto para su querido hospital. Había que pedir plata y enfrentar al gerente del banco también y desde allí arremangarse el guardapolvo y salir urgente para atender un enfermo.

Había que pisar el barro, el barro de la necesidad y del dolor de muchos, el barro de las calles de Viedma y el de las miserias humanas.

Había que hacer los remedios, acompañar a los muertos y soportar a los vivos.

Había que ser SANTO!!!

Bienvenido a los Altares Beato Artémides Zatti.

Los habitantes de los pueblos del Valle Inferior de Río Negro y de la Comarca Viedma-Patagones invocan su protección permanente.

* Diplomada en Preservación del Patrimonio NyC (UBP).


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