Bariloche volvió a tener su propia cosecha de trigo

Una experiencia que arrancó en la cuarentena fue exitosa durante un verano extremadamente seco y cálido. El cultivo remite a la historia de colonia agrícola que tuvo la ciudad antes de la llegada del tren y de la presencia del Estado nacional.

El barilochense Atuel Vidal demostró que en Bariloche es posible cultivar trigo. Días atrás, cosechó un kilo de esta planta gramínea en apenas un metro cuadrado.

Allá por septiembre del año pasado, inició varias pruebas con la siembra de 200 gramos de semillas en su casa del barrio Jardín Botánico. Arrojó un puñado en sectores con sombra y otro en un lugar más expuesto a la luz solar.

Los resultados llegaron cuatro meses después. La planta creció en la sombra pero no dio espiga; en el sol, en cambio, la cosecha superó las expectativas.

Ayudó el hecho de tener un verano bien cálido y seco. Por eso, me encargué de regarlo bastante. El calor y el agua son el secreto para tener una buena cosecha”, resaltó este joven de 26 años, responsable de la huerta Manos a la Tierra.

Bariloche tiene una vasta experiencia en el cultivo de trigo por parte de sus primeros pobladores y más adelante, hacia 1890, a partir del desembarco de la familia Goye proveniente del Cantón de Valais en Colonia Suiza.

Al igual que otros inmigrantes de la zona, se abocaron a las tareas agrícolas. Sembraban trigo, avena, frutales que canjeaban por otros productos que les costaba conseguir.

Premios


En 1910, Colonia Suiza llegó a recibir un premio internacional por su cosecha.

Los primeros diez años, luego de la fundación de Bariloche, fue el boom del cultivo de trigo en la producción ganadera y hortícola. Sucede que estábamos muy lejos de la Capital Federal, desde donde venían los productos y había que autoabastecerse”, enfatizó Vidal.

En ese momento -advirtió- Bariloche comercializaba madera, trigo y carnes.

“Había un montón de plantaciones de trigo en Colonia Suiza, Península San Pedro, Cerro Campanario y Melipal. En Circuito Chico, llegaron a quemar el bosque porque se necesitaba luz para plantar trigo”, añadió.

Con la llegada del tren a Bariloche en 1934, se perdió “la esencia como colonia agrícola ganadera” y comenzó a cambiar el perfil económico de un rincón de Argentina que estaba prácticamente aislado del resto del territorio.

“Bariloche comercializaba con Chile, pero cuando se fundó la ciudad, había que comercializar con Buenos Aires, donde estaban los grandes campos. Ya no éramos competencia y entonces, se dejó de sembrar trigo”, mencionó Vidal.

Los granos de este cereal que alguna vez fue expandido en la zona y que requirió de la construcción de molinos. Gentileza

Este joven se abocó al trabajo de huerta al comienzo de la pandemia, junto a su compañera, “por una necesidad económica”. Reconoció que la idea de sembrar trigo persistía desde hacía un par de años. “Me parece una planta interesante y es una linda experiencia para ver de dónde vienen los productos que compramos. Con un metro cuadrado de tierra, se puede obtener de uno a tres kilos de trigo”, detalló.

Durante la experiencia, Vidal arrojó alfalfa donde sembró trigo para preservar el suelo. “Es otra planta que fija nitrógeno en el suelo. Con la cosecha de trigo, guardé la semilla para plantarla de nuevo”, dijo y advirtió que en este momento, investigan la cosecha de plantas alternativas exóticas, como el maíz andino.

Hay mucha historia de la producción de trigo en la Patagonia. Pueblos como Trevelin, con fuerte impronta galesa, fue un poco en la zona cordillerana norte de la provincia de Chubut.

Me parece una planta interesante y es una linda experiencia para ver de dónde vienen los productos que compramos”.

Atuel Vidal, el barilochense que se animó a recrear el espíritu fundacional.

Un estudio que revela una producción de 600 toneladas

En un estudio para la Universidad Nacional de Río Negro, el técnico en Producción Vegetal Orgánica Luca Fidani indagó acerca de la producción histórica de trigo en la Comarca Andina.

A principios del siglo pasado, da cuenta el trabajo, la producción en la región rondaba las 600 toneladas de trigo en alrededor de 500 hectáreas. La harina procesada se distribuía a comercios de la zona.

En 1906 Jorge Hube y el alemán Otto Tipp instalaron el primer molino harinero de El Bolsón, al que siguieron otros cuatro molinos más.

“Con el paso del tiempo, sin embargo, la producción triguera en la comarca se fue reduciendo cada vez más, y el consumo de trigo por parte de la población se fue satisfaciendo con harina importada del centro del país, lo que fue una importante pérdida regional”, planteó Fidani en su trabajo.

La caída estrepitosa de la producción se registró a partir de 1950, a raíz de la falta de acompañamiento estatal y con el ingreso en tren de harina de los Molinos Río de la Plata, a muy bajos precios con los que resultaba imposible competir. La producción de harinas en la zona entonces dejó de ser rentable y los agricultores se volcaron a la ganadería extensiva o a cereales forrajeros. Según el estudio de Fidani, muchos de los molinos fueron clausurados o convertidos en aserraderos.

Especificó que en 2014 se cultivaban apenas 23 hectáreas de trigo. Unos 6 productores sembraban todos los años más de una hectárea y otros 6 productores, en menos de una hectárea. De acuerdo con las entrevistas que Fidani realizó con los productores, algunas familias conservaban la tradición de cultivar trigo; mientras que los productores más recientes buscaban un “producto propio, sano y diferenciado de la harina comercial”.

Según el estudio, las temperaturas de la región son adecuadas para sembrar trigo en agosto, aunque es más seguro hacerlo en septiembre “cuando las plántulas ya no corren tanto riesgo de ser descalzadas por la helada”.

“Hoy día en algunos sectores de la población se está desarrollando cierta conciencia sobre la responsabilidad que cada familia tiene sobre su propia alimentación y el desarrollo de una economía regional más justa. Esta tendencia busca una forma de alimentación más sana basada en una dieta de productos orgánicos e integrales preferentemente de la región”, indicó Fidani.


El barilochense Atuel Vidal demostró que en Bariloche es posible cultivar trigo. Días atrás, cosechó un kilo de esta planta gramínea en apenas un metro cuadrado.

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