Conocé a los seis perros que cuidan barreras y aeropuertos: la brigada canina de la Patagonia

Tres beagles y tres labradores forman parte de un potente escuadrón junto a los inspectores de Senasa. Con su olfato, detectan frutas y evitan el ingreso de plagas. El juego, el premio y la confianza, motor de su adiestramiento.

Brisca, Qatar, Nube, Cuti, Chicha y Dibu son un equipo. Con su olfato terriblemente afilado y una presencia que se lleva todas las miradas; impidieron el ingreso de plagas a la Patagonia Norte y preservaron así, la salud de todos y en reiteradas ocasiones. 

Son perros adiestrados, tres hembras Beagle y tres machos Labradores Retriever. Aprendieron desde cachorros a través del juego y las emociones positivas, a trabajar en duplas con sus guías humanos, codo a codo. 

Se recibieron con honores de una carrera que no se estudia en la universidad, pero para la que ellos tienen un talento innato: son expertos detectores de material orgánico de origen vegetal y animal. Juntos forman un escuadrón que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) denominó Brigada Canina.

«El poderoso olfato que tienen no se compara con la inspección de un agente ni la velocidad de una máquina. Es algo único»

Luis Gobet, médico veterinario referente de la Brigada Canina de Senasa

La brigada inició en el año 2021 en plena pandemia de covid-19, cuando el ingeniero Ricardo Sánchez, director del Centro Regional Patagonia Norte, junto con el ingeniero Oscar Astibia, coordinador de barrera, convocaron al veterinario Luis Gobet para la formación del equipo. 

Las primeras en llegar fueron las perras Beagles, que fueron adiestradas durante el 2022. Las tres fueron entrenadas en el aeropuerto de Viedma y de Bariloche. En 2022 ya pudieron entrar en funciones junto con sus guías en Neuquén.

El año pasado se sumaron tres Labradores Retriever, que tuvieron menos de un año de preparación y fueron entregados a sus guías para cumplir tareas en Catriel, Río Colorado-La Adela; y en el puesto 714 a la salida de Bahía Blanca.

Una de las perras beagle que trabaja para Senasa en el aeropuerto de Neuquén. Foto: Gentileza

La labor en territorio se desarrolla en binomios de un perro y un humano; y así se distribuyen: Claudio Nittinger está con Qatar en Catriel, Aristóbulo Segura con Cuti en Río Colorado, Diego Basterra con Dibu en Puesto 714/Pradere, Marcelo Geoffroy con Brisca y Gustavo Retamales con Nube; ambos en Aeropuerto Neuquén. Chicha está en Viedma como adulta educadora para futuros cachorros.

La tarea de cada perro apunta, junto a un inspector guía, al decomiso de frutas y verduras que sean hospederas de moscas de los frutos y carne cruda, con o sin hueso, de bovino, porcino, o lo que pueda vehiculizar el virus de la fiebre aftosa.

El can es un herramienta fantástica que te da muchísimos beneficios. No sólo para el guía como compañero de trabajo sino también para el pasajero que sufre el decomiso. Las personas sienten un mejor trato y hasta felicitan el trabajo con canes»

Luis Gobet, médico veterinario referente de la Brigada Canina de Senasa

Muchos de esos frutos detectados y decomisados tenían larvas de mosca de los frutos provenientes de las provincias del norte del país. Su ingreso a la región podría haber generado un perjuicio de magnitud al área libre de la plaga que ostenta la Patagonia, según indicó Oscar Astibia, a cargo de la Barrera Zoofitosanitaria Patagónica.

Su sola presencia en el aeropuerto de Neuquén, en ese caso, permite acelerar la salida de las personas que viajan, para mejorar el servicio de inspección sanitaria sin pasar por el scanner.

Qatar, Cuti y Dibu, en etapa de adiestramiento.

¿Cómo muestra el perro que hay alguna sustancia a detectar en alguna caja o en algún vehículo? Sentándose. El perro asocia lo que es el olor de la sustancia, por ejemplo una naranja, se sienta y así le demuestra a su guía que hay algo positivo en ese vehículo. Pero para lograrlo, hay un adiestramiento basado en el vínculo, el juego y el premio.

El referente de la Brigada Canina es el médico veterinario Luis Gobet y fue quien realizó la selección y adiestramiento de los perros, sumado a la selección y capacitación de los guías que acompañan a los animales en el trabajo. Gobet está especializado en comportamiento canino y adiestramiento. En diálogo con Diario RIO NEGRO contó como fue el proceso de entrenamiento y las funciones de la brigada. 

Brigada canina: perro trabajador, con familia y hogar


La formación de los binomios guía-can es clave y genera el apego necesario para el trabajo, la confianza. Es más, los perros no duermen en caniles para evitar el estrés sino que viven en una casa con una familia. El guía se lo lleva a su casa y convive con él.   

“Si bien no es una mascota, es un perro de trabajo, pero perfectamente convive con su familia, así ya tenga otros perros, no hay ningún problema, puede convivir perfectamente con ellos”

Luis Gobet, médico veterinario referente de la Brigada Canina de Senasa

A la hora de trabajar, se trasladan ambos, cumplen su función en el puesto y luego de terminar vuelven a casa el guía y el perro luego de seis horas. Cuando termina la jornada laboral, hay descanso y vida de familia.  Dentro de esas seis horas, el guía con el perro tienen tiempos de trabajo, tiempos de recreación, tiempos de descanso, tiempos de entrenamiento. 

Además, tienen un periodo de adaptación de tres meses al trabajo ya que los puestos son lugares hostiles para ellos, por ser rutas con ruidos, mucho tránsito y autos que paran y circulan constantemente. 

Los perros fueron evolucionando de la mejor forma, hasta llegar a mediados de diciembre, ya con trabajo real y con grandes resultados”, comentó el veterinario. 

La institución le provee al trabajador todo lo necesario para la mantención del perro ya sea alimentación, plan sanitario, y en algunos casos, vehículo. 

Brigada canina: el juego, el premio y la confianza; su motor


Sobre el adiestramiento, Gobet explicó cómo lo logran en un proceso de varias etapas. “En principio se trabaja sobre la educación, un apego a través de juegos y diferentes motivaciones, y se trabaja mucho sobre la parte emotiva de los cachorros”, explicó el veterinario. 

Chicha

El perro deberá lograr una “emoción positiva” y “bienestar natural” con su guía humano en el trabajo. La parte del adiestramiento es con esa base y través de la asociación de diferentes olores, de fruta, carne, siempre asociándolo con juego. 

Ese juego luego se pasa a la forma de la búsqueda, que tiene que ser una búsqueda en vehículos, una búsqueda en diferentes equipajes, ya sea de micros o en cinta transportadora de aeropuertos”, comentó Gobet. 

No es una búsqueda obligada, sino que es un juego que el perro hace cuando va a detectar en un trabajo real”.

Luis Gobet, médico veterinario referente de la Brigada Canina de Senasa

Para el entrenamiento se trabaja en el predio de Viedma con micros abandonados. En el aeropuerto de Viedma se trabaja sobre la cinta, mostrándole al cachorro diferentes terrenos donde va a actuar.

“Siempre hay que enseñarle todo, todos los diferentes estímulos a los perros para que después se desarrollen de la mejor forma. Así, evitamos el miedo y tenemos un perro más seguro, más predispuesto al trabajo, alegre, porque en la búsqueda siempre va a asociar el juego”, desarrolló el veterinario. 

Luego el animal se pasa a su guía humano que va a estar a diario con ellos para generar el apego, y tratando de seguir los mismos lineamientos. “El guía le da un premio al sentarse, que es la motivación que hace que el perro tenga toda esta conducta. El premio, el juego, la pelotita, depende de cada perro cuál sea su motivación”, reveló Gobet. 


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