Suspensión de fiestas populares: cúales son las consecuencias

Por falta de recursos, ya se suspendieron la Fiesta de la Manzana y la Fiesta del Lúpulo. Los especialistas aseguran que generan una promoción del destino y reafirma la identidad cultural.

La suspensión de algunas fiestas populares como la Fiesta de la Manzana, en Roca, y El Lúpulo, en El Bolsón, por la falta de recursos económicos, generó una polémica respecto a las implicancias económicas y sociales. En algunos casos, no solo traccionan turismo a las localidades donde se celebran sino que además, expresan la cultura y la identidad de la comunidad.

«Considero que es un gran error la no realización de la Fiesta del Lúpulo. Hoy más que nunca necesitamos de la celebración. Por suerte se han revertido la tendencia que teníamos para las fiestas de fin de año, cuando había mucha incertidumbre, se habían parado las consultas, no teníamos reservas y el panorama era bastante desalentador», consideró Cristal Gutiérrez, secretaria de la Cámara de Turismo de El Bolsón.

Comentó que recién a partir del 15 de enero, la localidad registró un movimiento más fluido de turistas. «Tenemos las tarifas del año pasado pero, de todas maneras ,la gente está eligiendo el destino a pesar de tener un poder adquisitivo mucho más limitado y de estar consumiendo mucho menos a lo habitual», señaló Gutiérrez.

Consideró que la Fiesta del Lúpulo es «clave para prolongar la temporada». «Hubo veces en que se cambiaba la fecha de la fiesta a enero y afectaba muchísimo la ocupación del destino, dejándonos con una buena ocupación para la primera quincena de febrero, pero una segunda quincena con muy poca gente», indicó y agregó que «por eso, peleamos muchísimo desde las distintas organizaciones para que la fiesta se mantenga la última semana de febrero, con la expectativa de poder garantizar los dos meses de verano con buena ocupación».

El sociólogo Daniel Natapof coincidió en que las fiestas populares contribuyen a la promoción de los destinos. «Además, usualmente generan trabajo tanto para los artistas locales, los técnicos y proveedores, al margen de las contrataciones de artistas nacionales. Se genera un circuito económico y muchos actores de la ciudad esperan para tener la posibilidad de brindar servicios, comercializar o promocionarse», expresó Natapof que es becario doctoral del Conicet y profesor de Derechos Humanos en la Universidad Nacional de Río Negro.

Por otro lado, planteó que las fiestas forman parte de la identidad de una comunidad, «más allá de cualquier controversia como la que se genera en torno a la Fiesta de la Nieve en Bariloche» respecto a si era mejor antes o ahora.

«La fiesta toca aspectos que hacen a la reafirmación de la identidad, son lugares de encuentro colectivos. En este momento, hay una mirada de lo cultural por parte del gobierno nacional que es extraordinariamente simpificadora y simplista como se ve el intento de cierre del Fondo Nacional de las Artes, del Instituto Nacional del Teatro, el recorte al Incaa. Es una mirada despectiva y peyorativa de la actividad cultural», planteó.

Respecto a la suspensión de las fiestas locales, Natapof consideró que algunos efectos se verán en el corto plazo con el impacto en la actividad comercial; mientras que otros serán de mediano y largo plazo aunque «en la medida en que persistan serán más profundos».

La mirada histórica

El historiador Isidro Belver Rubira resaltó que las fiestas populares «tienen un trasfondo que viene de muy lejos». «Es tradición y patrimonio a la vez porque significa la formación de una cultura propia en el norte neuquino, por ejemplo«, planteó.

Definió que una fiesta popular «expresa algún modo de vida, de comida, de personajes, hasta de historias. O de la forma de ser, como la veranada, por ejemplo«.

En relación a la decisión de suspenderlas por el contexto inflacionario, Belver Rubira opinó que «cuando la fiesta popular deja de ser administrada y llevada adelante por la propia gente y entra en el espiral de la ley de las fiestas populares se genera otro proceso. Cuando hay plata y se deja todo en manos del municipio, se acaba el aporte particular de cada uno. No hablo solo del aporte monetario. Para mi eso fue lo que hoy día ha puesto en duda si realmente son fiestas populares».

Puso como ejemplo la Fiesta de San Sebastián, en Las Ovejas, una de las más grandes y tradicionales de Neuquén. Mencionó que al estar organizada por la iglesia y los fieles «como algo particular y no oficial», la fiesta no se suspende sino que continúa.

«Soy un admirador de la Fiesta de la Manzana. Me pareció muy popular desde que se creó porque marca la vida cultural de los chacareros. Lo cierto es que al suspender una fiesta siempre se deja una expresión sin mostrar«, expresó.


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