El maravilloso momento frente a una ballena blanca: sorpresa, saltos y juegos
Un juvenil de ballena franca austral sorprendió a los visitantes en las costas de Puerto Madryn. Un fenómeno genético que suma magia a la temporada.
Hace un mes, tuve la oportunidad de visitar Puerto Madryn para realizar una nota para el diario sobre la temporada de ballenas. La experiencia fue tan emocionante que no tardamos en planificar un viaje de regreso en familia para disfrutar nuevamente de esos momentos mágicos junto a estas majestuosas criaturas del mar.
Crónica en primera persona: una sorpresa y un fenómeno poco habitual
Nuestro entusiasmo por observar a las ballenas nos llevó de inmediato al área protegida de El Doradillo, concretamente a las playas de Las Canteras, un lugar que se ha convertido en mi favorito personal.
Al llegar, la emoción invadió nuestro ser. La cercanía con estos gigantes, que nadan libremente y sin restricciones, es verdaderamente asombrosa. En este rincón especial del mundo, no hay forma de evitar quedar absolutamente cautivado ante el espectáculo que ofrecen las ballenas, quienes cada año eligen este destino para dar a luz y reproducirse.
Mientras capturaba con mi cámara la belleza de esos momentos, me llevé una grata sorpresa al ver un juvenil de color blanco, un fenómeno poco habitual entre las ballenas.
Mi curiosidad me impulsó a buscar información sobre esta rareza. Según el Instituto de Conservación de Ballenas, la mayoría de estas especies presentan un color negro con manchas blancas, algunos ejemplares nacen casi completamente blancos.
Este tipo de coloración se conoce como “morfo gris” o “albino parcial”, ya que con el tiempo su tono se transforma en gris a partir del primer año de vida. Cada año, varios morfos grises nacen en esta población, una característica heredable transmitida entre miembros de una misma familia, y su aparición está ligada a un gen X , por eso se manifiesta principalmente en ballenas machos.
Durante nuestra estadía en Puerto Madryn, no solo disfrutamos de la extraordinaria visión de la ballena blanca; también tuvimos el privilegio de observar una gran cantidad de ballenas desde la playa. Cada mañana, preparábamos nuestro mate y recorríamos los 15 kilómetros que separan la ciudad de El Doradillo.
Ansiosos y emocionados, buscábamos ser testigos de los saltos impresionantes y los juegos de estas enormes criaturas junto a sus crías. Desde cualquier punto de vista en la costa, era posible ver ballenas emergiendo y expulsando agua con fuerza, como si fueran volcanes en erupción, un espectáculo que dejaba a todos boquiabiertos.
Después de estar varios días en este paraíso regresamos a casa llenos de felicidad tras haber presenciado uno de los espectáculos más impresionantes que la naturaleza ofrece anualmente, entre marzo y octubre. Las ballenas eligen el Golfo Nuevo por sus aguas tranquilas y seguras, que les brindan un entorno propicio para dar a luz y reproducirse, un verdadero refugio natural que merece ser protegido y valorado.
Es un privilegio poder contemplar ballenas desde la costa, algo que solo se puede experimentar en dos lugares del mundo: Puerto Madryn Argentina y en Hermanus Sudáfrica. En ambos lugares se pueden disfrutar a pocos metros de la playa y ver en las mismas fechas, entre marzo y noviembre.
Disfrutar de poder fotografiar a las ballenas y ver a mi hijo emocionarse con este espectáculo me llena de alegría, esto me hace reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestro entorno natural para garantizar que futuras generaciones también tengan la oportunidad de vivir momentos tan mágicos y significativos como los que nosotros disfrutamos.
Cada visita a lugares como Puerto Madryn es una magnífica oportunidad para conectar con la naturaleza, aprender sobre ella y fomentar un respeto profundo por todo lo que nos ofrece.
Sin duda, la experiencia de observar a las ballenas en su hábitat natural es un regalo que todos deberíamos tener la oportunidad de vivir. Disfrutar de estas magnificas criaturas te llenan de recuerdos inolvidables y un deseo de regresar para seguir disfrutando una vez más.
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