Salud atendió a más 20.600 chicos en las escuelas de Río Negro: permite detectar gran cantidad de patologías
Los chequeos a chicos de primero, cuarto y séptimo grado permitieron detectar alteraciones visuales, estrabismo, sobrepeso, obesidad y pie plano.
Unos 20.615 niños pertenecientes a 424 escuelas de Río Negro fueron examinados durante 2024, a través del programa de Sanidad Escolar, articulado por el Ministerio de Educación y de Salud de la provincia. La cantidad de chicos matriculados que debía examinarse era 31.670 (de primero, cuarto y séptimo grado), pero se logró cubrir el 65% de esa población.
Esos chequeos permitieron detectar 2822 casos de alteraciones visuales, 149 casos de estrabismo, 2.879 estudiantes con sobrepeso, 2.648 con obesidad y 1.859, con pie plano. Los alumnos fueron derivados a otros profesionales para tratar cada trastorno.
El programa de Sanidad Escolar se lanzó a nivel nacional en 1984, con la intención de promover la salud integral del niño, pero Río Negro lo implementó como prueba piloto en 1994. Cinco años después, se renovó el decreto y empezó a funcionar formalmente.
“Se ve que las familias realizan los controles los primeros años del bebé. Pero llegado primer grado, la etapa escolar, se relajan y dejan de hacerlo. Solo los llevan cuando había alguna enfermedad. Y no era un control integral de la salud”, explicó Moreno y añadió: “Había patologías que, al no detectarse a temprana edad, se volvían incluso discapacidades. El estrabismo, al no detectarlo a temprana edad, puede ocasionar una dificultad que llega a ser una incapacidad”.

Este año el programa arrancó el 17 de marzo en Río Negro. María Eva Moreno, la coordinadora provincial de Sanidad Escolar del Ministerio de Educación, explicó que se acomodan los turnos de los estudiantes con el hospital o las salas de salud en cada localidad y se entregan las citaciones. El día del control hay coordinadores que acompañan a las familias y ayudan a completar los datos de la planilla con los antecedentes de salud. La otra parte corresponde a los profesionales de la salud.
Hay ciertas localidades, o parajes rurales en que un grupo médico concurre a la escuela. “Todo depende de la matrícula de chicos y la disponibilidad de los equipos médicos. Debe haber agentes sanitarios, enfermeros, médicos y odontólogos. El control oftalmológico está a cargo del médico o el agente sanitario. Solo se intenta ver si hay una dificultad y en caso de que la haya, se hace una derivación”, indicó.

Lo cierto, agregó Moreno, es que todo depende de la matrícula en cada localidad: “No es lo mismo un lugar como Bariloche con 6.000 niños matriculados que Sierra Colorada que tiene 180”.
Resaltó que, antes, al no hacerse los controles anuales no se detectaban a tiempo ciertas patologías, como un pie plano o una disminución visual. O evita caries. “Había niños que pasaban la primaria sin anteojos pese a que los necesitaban. La idea del programa es detectar estas patologías a tiempo y facilitar el tratamiento, a través de una derivación al profesional correspondiente. Se gestiona el turno y las familias deben llevarlos”, afirmó.
La población objetivo
El programa de Sanidad Escolar se lleva adelante en el nivel primario. En 17 localidades rionegrinas, se implementa en nivel inicial, cuarto y séptimo grado; en otras 12 localidades, se hace en primero, cuarto y séptimo.
“En Viedma, por ejemplo, nos hacemos cargo de El Cóndor, Guardia Mitre, San Javier y Monte Bagual“, afirmó Moreno.
El año pasado lograron efectuar el control al 65% de la población estipulada. “No sabemos qué pasó con el 35% restante. Se los citó, pero no llegaron. Lo cierto es que no se hace una sola citación: a veces, son dos o tres”, dijo.
Los coordinadores del programa también intervienen ante el pedido de las escuelas ante problemas nutricionales o de salud bucal, por ejemplo, para brindar talleres de prevención o enseñar “técnicas de cepillado de dientes”. O incluso, charlas de educación sexual integral. “En estos casos, intervenimos no solo con los niños bajo programa sino con toda la comunidad educativa”, señaló.

En qué consiste el control integral
El control integral de salud incluye un análisis de los antecedentes de la familia, mediciones antropométricas, una valoración de la capacidad visual, una evaluación de la tensión arterial, un examen médico y un control odontológico.
También se hace un análisis del calendario de vacunación y se aplican las vacunas faltantes. Luego se informa a la familia sobre los resultados y se coordinan las derivaciones correspondientes para nuevos estudios o tratamientos.
«Cada mamá o papá se va con esa derivación y queda registrado en un sistema donde también se puede llegar a hacer distintos seguimientos de estas patologías o situaciones de salud que se van detectando», indicó Fernando Orellano, coordinador general del Departamento de Salud en la Escuela del Ministerio de Educación. En el transcurso del año, agregó, se solicita una devolución ante cada situación.
Consideró como “muy importantes los controles en esas etapas de los chicos en tanto se pueden detectar patologías para intervenir de manera anticipada y trabajarlas también en la preadolescencia”.

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